Antoñito Molina y Cádiz se dan el ‘sí quiero’
El artista roteño brilla en el Nuevo Mirandilla con su gira ‘Me prometo’, comenzando el concierto una hora más tarde por las altas temperaturas, que se hicieron notar entre el público
Miles de personas arroparon al cantante, que demostró una vez más su amor por la ciudad donde es chirigotero y cofrade
Antoñito Molina en el Cádiz Music Stadium: "Éste va a ser el concierto de mi vida"
Decía Antoñito Molina en este periódico el día antes que esta su primera actuación en un estadio iba a ser el concierto de su vida. Y a tenor del ambiente y de la magia, por conexión, que se vivía entre el público y el cantante roteño, la experiencia de actuar así, a lo grande, en su tierra, no se le va a olvidar nunca. Uno de los nuestros, con su gira ‘Me prometo’, había inaugurado la edición 2025 del ciclo Cádiz Music Stadium en el Nuevo Mirandilla. Molina y La Tacita se dieron el ‘sí quiero’ definitivo -el pregón de Carnaval fue la preboda- en un enlace musical y festivo por todo lo alto y con miles de invitados.
Ni siquiera el imprevisto del retraso del inicio del concierto hizo mella en el idilio entre cantante y público. Y es que, a media tarde, la organización avisaba del comienzo una hora más tarde “por problemas técnicos ocasionados por las altas temperaturas”. El espectáculo iba a empezar a las once en vez de a las diez.
El ambientazo que se iba a vivir en el recinto deportivo ya se presagiaba en los alrededores. Varias horas antes ya había colas para coger el mejor sitio posible sobre el ‘no césped’, sobre la arena. Cientos de personas que esperaban pacientemente se enteraron allí del retraso horario. Así que la espera, adobada con una alta temperatura, fue más larga de lo esperado.
Los bares y barracas de las inmediaciones del estadio no daban abasto para atender a quienes querían, antes de entrar al concierto, tomarse algo fresquito y cenar por adelantado.
El tórrido calor no fue obstáculo para que miles de personas se juntaran en el rectángulo de juego, casi lleno como buena parte de las gradas. Cualquier cosa servía para refrescarse, siendo de ayuda los abanicos de cartón repartidos por la organización publicitando el resto de conciertos que quedan. Dos largas barras servían de oasis una vez dentro.
Un comienzo puntual
A las 23.00 en punto apareció Antoñito Molina al piano para cantarle a Cai, proyectándose un video de sus paseos por lugares emblemáticos del casco antiguo.
A partir de ahí, con el público en el bolsillo, desgranó sus grandes éxitos, empezando por ‘La aventura’, donde por equipaje lleva “lo aprendido”. No faltó tampoco ‘El club de los soñadores’, ese club “donde sobran los motivos cuando faltan las razones, donde te salva un abrazo, donde hay cura en las canciones”.
Molina no cabía de gozo ante un estadio casi lleno recordando en todos los baretos de la provincia en los que cantó antes de cumplir este sueño.
Uno de los grandes momentos de la noche llegó con el tema ‘Suéltale el pelo’, dedicado a su madre. “¿Qué has comido?, ¿cuándo vuelves? Avísame si aquí no duermes. ¿Cómo estás, cariño?, ¿dónde cantas hoy? Hoy soy yo el que te pregunta y te pide mil disculpas. Me olvidé avisarte, sabes cómo soy”.
Y ya se sabe que una madre toca la fibra sensible de cualquiera. La emotividad de la canción se reforzó con imágenes de mamás como Meli Grosso junto a Manolo Santander, las de los carnavaleros Manolo Portilla, Añoño, El Lacio, Antoñito Rodríguez y Juan Ardentía, o la del añorado Álex Cortés con ese hijo al que tanto echará de menos.
Hubo tiempo para hacer un guiño a Ketama con el estribillo de ‘No estamos locos’. A esas horas, antes de la medianoche, el concierto se había parado ya un par de veces por desvanecimientos de espectadores afectados por el calor. El propio Antoñito Molina desde el escenario abastecía con botellas de agua a las primeras filas.
Pasada la medianoche aparecía en el escenario Antonio Orozco para cantar su conocido tema ‘Devuélveme la vida’, acompañándole Molina. Orozco aludió en su saludo al estadio Carranza, la denominación anterior del recinto deportivo.
Otro artista invitado fue el argentino Abel Pintos, compartiendo con Antoñito Molina la canción ‘Me subo por las paredes’.
El éxtasis llegó cuando Molina bajó a cantar con el público, después de escucharse en ‘off’ un fragmento de su pregón del Carnaval de Cádiz 2025.
Dedicó incluso una canción a los obreros, cantando el público “¡Ni un paso atrás en la lucha del metal!”, y no se olvidó de cantarle a su padre, ‘El hombre de la carpeta’, que saludó desde un palco vistiendo la camiseta del Cádiz C.F. con el nombre de su hijo a la espalda.
También con la elástica amarilla apareció Molina al final del concierto antes de homenajear a su amigo Antonio, que le compró su primera guitarra y le enseñó muchos valores. Y cantó con un niño de cinco años llamado Tomás.
El enlace Antoñito Molina-Cádiz acabó sobre la una cuarto de la madrugada con el ‘Me han dicho que el amarillo’ de ‘La familia Pepperoni’. Habían sido más de dos horas de concierto de quien canta en el Falla con su chirigota y sale con su trompeta detrás de la Virgen de los Dolores del Nazareno de Santa María. Un roteño de Cádiz, un gaditano de Rota.
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