Don Tomás y el obispo Añoveros
Historias de Cádiz
Palabras del prelado a su coadjutor : “Para que nos ayudéis en lo que podamos, nos supláis en lo que no podamos y después nos sucedáis cuando no seamos”
Antonio Añoveros y el dinero para la restauración de la Catedral
Añoveros sacó los colores a la dictadura
La Diócesis de Cádiz ha contado con numerosos obispos desde aquel Juan Martínez designado en 1266. En la segunda mitad del siglo XX fue muy relevante la presencia de dos prelados al mismo tiempo, Tomás Gutiérrez y Antonio Añoveros. El primero era el obispo titular y el segundo, obispo coadjutor con derecho a sucesión. Aunque ambos estaban absolutamente de acuerdo en lo fundamental, el primero representaba la línea conservadora y tradicional de la Iglesia, mientras que Añoveros era más aperturista, en la línea que poco después señalaría el Concilio Vaticano II.
Tomás Gutiérrez, don Tomás para la inmensa mayoría de los gaditanos, tomó posesión de la diócesis gaditana, que se encontraba vacante desde 1937, en noviembre de 1943. Fue un prelado muy querido, abrió varias parroquias y autorizó la creación de varias cofradías de Semana Santa. El Ayuntamiento de Cádiz le concedería en 1963 el título de hijo adoptivo de Cádiz reconociendo su labor pastoral de muchos años y su entrega a los problemas de nuestra ciudad.
Enorme sorpresa causó el nombramiento, en 1955, de Antonio Añoveros Ataún como obispo coadjutor de Cádiz con derecho a sucesión. Sorpresa ya que don Tomás estaba en plenas facultades y, al contrario de lo que hoy ocurre, los prelados no presentaban su dimisión al llegar a los 75 años. El nombramiento de Añoveros fue interpretado como un ‘contrapeso’ renovador a las ideas tradicionales del obispo titular.
Antonio Añoveros había nacido en Pamplona en 1909 y ejercía como obispo auxiliar de Málaga. Durante la guerra civil fue capellán de un regimiento de Ametralladoras y director espiritual del Frente de Juventudes. Posteriormente, fue párroco en Pamplona y rector del Seminario de Málaga. Su nombramiento fue realizado con la conformidad del Jefe del Estado, Francisco Franco, como establecía el Concordato firmado por España con la Santa Sede.
La llegada de Añoveros a Cádiz estuvo rodeada de cierta expectación, ya que era de suponer que el recio carácter de don Tomás no aceptaría con agrado la presencia en su misma diócesis de otro obispo, aunque fuera coadjutor.
Cuarenta automóviles y todas las autoridades civiles y militares formaron la comitiva para acompañar al nuevo obispo desde Tres Caminos hasta el Palacio Episcopal, donde aguardaba Tomás Gutiérrez. Tras los saludos protocolarios, en el despacho del obispo tuvo lugar la entrega de las correspondientes Bulas, en presencia únicamente del vicario general Álvarez Moya y del secretario-canciller de la diócesis Hermenegildo Pacheco.
A continuación todos marcharon a la Catedral, que estaba completamente llena de público. El canciller dio lectura la Bula firmada en Castellgandolfo por Pío XII el 27 de octubre de 1954.
Añoveros subió al púlpito para saludar al obispo titular y señalar que viene a ayudarlo a llevar la “pesada carga del pastor de la grey gaditana, ya que viene a servir y no a ser servido”. Por último el coadjutor pidió la protección de la Patrona de Cádiz y aludió a la ayuda que debe dispensarse a los más pobres.
El obispo titular, Tomás Gutiérrez, subió a continuación al púlpito para saludar a coadjutor, “Dios Nuestro Señor, y Su Santidad el Papa Pío XII os envían, venerable hermano y muy querido amigo, para que seáis coadjutor y sucesor nuestro; para que ahora nos ayudéis en lo que podamos y nos supláis en lo que no podamos; y después nos sucedáis cuando ya no seamos”.
Añadió el obispo titular que todos deben tener en cuenta que la actuación será “una, unicísima; no dispar, ni distinta ni diversa, sino una y la misma. Porque ni uno ni otro hemos olvidado las palabras que brotaron de los labios del Divino Maestro, ‘Omne regnum in eipsum divisum desolabitur’, todo reino en si, dividido, será desolado”.
Finalmente, Tomás Gutiérrez impartió la bendición y abrazó al nuevo obispo coadjutor de la diócesis gaditana.
El obispo Gutiérrez falleció el 2 de abril de 1964, pasando Añoveros a ser el Titular de la diócesis. Su labor fue muy fecunda, ocupándose de manera muy especial de los más desfavorecidos. También le correspondió la aplicación en la diócesis de las doctrinas del Concilio Vaticano II en el que había tomado parte de manera destacada. Añoveros celebró en la Catedral la primera misa de cara a los fieles.
En 1967 tuvo que ordenar el cierre al culto de la Catedral por el mal estado de la piedra. Coincidió este cierre con un estudio que el Obispado había encargado sobre la infravivienda en nuestra ciudad, que arrojó unos datos verdaderamente alarmantes.
En este estado de cosas, la Dirección General de Bellas Artes mostró su disposición a enviar el dinero necesario para comenzar las obras de arreglo de la Catedral, unos cuarenta millones de pesetas. Añoveros señaló entonces que no le parecía correcto emplear dinero en arreglar la Catedral mientras persistiera el vergonzoso problema de la infravivienda.
Años más tarde y siendo ya obispo de Bilbao, Antonio Añoveros quiso aclara esta cuestión en unas declaraciones efectuadas a Diario de Cádiz. El prelado precisó que nunca dijo, como aseguraban algunos gaditanos, que el dinero de la Catedral fuera destinado a viviendas. Que cuando se le propuso el envío de cuarenta millones de pesetas para el inicio de las obras simplemente manifestó que le creaba un problema pastoral muy agudo, habida cuenta todas las necesidades que había en la diócesis.
Antonio Añoveros fue nombrado obispo de la diócesis de Bilbao en 1971 y falleció en 1987.
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