Ángeles Toledano (presencia en Cádiz de Verso Libre): "Quiero contar lo que pasa ahora, pero desde el flamenco"
La cantaora, que hace unos meses publicaba su celebrado ‘Sangre sucia’, es una de las presencias destacadas del festival que comienza este 28 de mayo y al que la artista llegará con la escritora Sara Torres el próximo viernes
Programación completa del festival Verso Libre en Cádiz
Ángeles Toledano (Villanueva de la Reina, Jaén, 1995), una de las voces de más impacto del flamenco actual, es una de las presencias que dan vida a la primera edición del festival Verso Libre, que comienza este miércoles 28 de mayo. No participa en la jornada inaugural, no, sino que habrá que esperar al viernes para tener en la ciudad, junto a la escritora Sara Torres, a esta mujer sorprendente en sus formas y fondos que ama profundamente al flamenco como se debe amar a todas las cosas: con conocimiento, con compromiso y con libertad.
Pregunta.–No sé si sus ganas se corresponden a la expectación levantada. La reserva de entradas para su cita con Cádiz está agotada.
Respuesta.–Y tanto. La espero con muchísima emoción porque, aparte de que estamos muy agradecidas por la respuesta, es que para Sara Torres y para mí va a ser una experiencia que no sé si vamos a volver a vivir otra vez. Nosotras nos juntamos para hacer La palabra en la boca, pero ese tema nunca se ha hecho en directo. Creo que puede ser la primera y la única vez que lo hagamos sea aquí en Cádiz. Así que, imagínate, estamos súper agradecidas con que las chicas de Verso Libre hayan tenido esta idea. Va a ser algo muy especial.
P.–¿Cuándo se conocieron?
R.–Yo conocí a Sara leyendo a Sara. De hecho, fue en Zahara de los Atunes, que me fui allí un fin de semana y me llevé Lo que hay. Cuando lo terminé me fui directamente a Instagram a seguirla para ver si tenía más contenido, quería saber más de ella, me dejó súper impactada su obra. A partir de ahí empezamos a charlar por redes, luego quedamos en Madrid, nos fuimos conociendo y cuando estaba preparando Sangre sucia pues le ofrecí si quería hacer esto conmigo, ella, además, que no veas la ilusión, también me comentó que había escrito unos versos sobre mí que quería incluir en su nueva novela. Fue como ¡guau!, de repente estar dentro de La seducción me parecía no sé como..., venga, ya me puedo retirar (ríe).
P.–Conectaron
R.–Sí, aunque te digo, a mí me impacta mucho ver a Sara porque es una persona que admiro como a un nivel tan grande que, incluso, me pongo a veces un poco nerviosa cuando estoy con ella. Así que fue muy importante que aceptara colaborar conmigo. Además, es que fue una cosa muy natural, para nada súper repensada. Nos vinimos aquí a mi casa, compré merienda, Harto (Javier Rodríguez, el productor del disco) puso unos micros y echamos un ratito bueno.
P.–“Intenta pronunciar las cosas, no las palabras”, le dice la escritora en ‘La palabra en la boca’. ¿Pero eso no es ya así en el flamenco?
R.–Sí pero, fíjate, cuando empiezas a estudiar flamenco te generan como una responsabilidad muy grande de conocer bien la norma. La norma atendiendo a melodía y ritmo de cada estilo, pero, la parte lírica se queda como a un lado e, incluso, acabas cantando letras que no te das cuenta de lo que estás cantando. Pero Sara, cuando dijo eso, me dio una frase a la que recurro un montón, y ya no sólo en ese poema. Te diría que esa frase sostiene una clave en el disco: hay que pensar en lo que se está diciendo y, a partir de ahí, que nazca realmente como genuino ese sentimiento, ese carácter flamenco, desde dentro de ti.
P.–Usted empezó a cantar muy pequeña con el cancionero tradicional del flamenco, claro. ¿Hoy lo siente como limitante? ¿Sigue teniendo actualidad?
R.–Depende. Creo que hay letras que son maravillosas, que guardan la belleza con el carácter lírico del flamenco y eso siempre va a estar ahí. Pero hay otras letras de las que hay que conocer el contexto y, quizás, a día de hoy no nos deberíamos poner tanto en la boca. Aceptarlas como parte de la historia, claro, y que nos haga también ubicarnos en un momento, por supuesto; pero creo que ahora hay que renovar un poco la lírica y seguir contando la historia. Contar qué es lo que pasa ahora, cómo vivimos ahora, desde dónde vivimos las cosas y nuestras propias situaciones.
P.–A usted contar las suyas le ha llevado su tiempo. ¿Qué estaba esperando??
R.–A ver yo lo he hecho siempre, pero no las cantaba. Ahora he tenido como la altura también para la industria musical, también antes he estado en proyectos de otras personas, compañías y tal, que te dan como el repertorio cerrado. Y ya cuando me dieron la oportunidad de poder hacer mi propio proyecto, aunque tenía muchas cosas escritas, también me he tomado mi tiempo en hacer otras nuevas. Yo no quería hacer algo rápido o banal, que oye hay cosas que se producen rápido y están increíbles, pero no es el caso de Sangre sucia, que se ha cocinado a fuego lento
P.–¿Para ser lo que quería ser? Que no siempre pasa...
R.–Verdad, pero Sangre sucia es lo que teníamos en la cabeza. Cierto es que al principio de salir le cogí un poco de distancia porque como que habíamos estado demasiado inmersas en el proceso, le habíamos dado muchas vueltas, y necesitaba salir ya de él y pasar a otra cosa, pero ahora, con el tiempo, estoy abrazando el proyecto muchísimo. Es como que cada vez lo amo más.
P.–En ‘Sangre sucia’ está usted, están las escritoras contemporáneas, está la Generación del 27, está hasta J. K. Rowling en el título, pero, ¿de dónde viene Ángeles Toledano literariamente hablando?
R.–Pues de muchísimos lugares. Me ha gustado, obviamente, Lorca, creo que en el flamenco, además, ha marcado muchísimo; vengo también del refranero popular, creo que ahí hay una poesía maravillosa; me ha inspirado mucho esa nostalgia de Rosalía de Castro que, quizá, yo también he sentido cuando me vine a Madrid; vengo de Alberti, algunos de sus versos, de hecho, están en Sangre sucia; he leído mucho cancionero tradicional; los haikus también me encantan, porque como en la poesía flamenca, tienen una capacidad de condensar y de decir mucho en pocas líneas; y me ha influido mucho también la narrativa y el ensayo. Por ejemplo, han salido muchas cosas de este disco de Canto yo y la montaña baila, de Irene Solà, y de Conjuros y canciones de Sara Torres; pero también hay mucho concepto influenciado por la obra de Judith Butler.
P.–Concepto que en ‘Sangre sucia’ pasa, se queda y pone el foco en la mujer. ¿Era una de sus preocupaciones, que nos reconociéramos y nos viéramos?
R.–Totalmente, sí, sí. Y, sobre todo, reconocerme en la gente que me rodea, como en mis amigas. Mira, hubo una reflexión que cuando yo era pequeña una amiga me hizo y no se me olvida. Como yo desde pequeña cantaba y actuaba, una vez le pregunté a mis amigas que por qué nunca venían a verme y una de ellas me dijo, “Ángeles, es que no me entero de lo que cantas y después dices cosas de que si se te ha muerto tu madre, ¡si tu madre está viva!”. Pues, oye, eso se me quedó ahí resonando mucho en la cabeza, así que sabía que en el momento en el que yo me decidiera a hacer un proyecto mío, lo primero era conocerme a mí misma y conocer también lo que me rodea para poder contar cómo somos realmente, cómo lo vivimos, pero siempre sin dejar atrás el carácter flamenco. Esa es una cosa que tengo muy presente, escribir lo que pasa ahora, pero desde el flamenco. El camino no es el escribir de una manera alejada del flamenco por escribir lo moderno, sino con el carácter flamenco, que suene flamenco, porque sin su identidad, sería otra cosa.
P.–Pero ese equilibrio de hablar y sonar a contemporaneidad y seguir siendo flamenco, no nos engañemos, no es fácil de conseguir.
R.–Es que creo que hay que ser muy fiel a una, también dependiendo de lo que lleves dentro. En mi caso, es que no sé ir a otro lado sin partir del flamenco. Es lo que soy, cantaora flamenca, es mi profesión, es lo que he aprendido y es lo que sé hacer. ¿Que luego se le añaden otras cosas?, genial, pero la base creo que siempre va a ser flamenca.
P.–Su imagen, a veces, nos lleva a la de una artista urbana. ¿También es una declaración de intenciones, en su imagen hay un relato?
R.–Yo siempre he vestido como he querido, como me ha ido apeteciendo. Es verdad que puedo dar una imagen moderna pero en Sangre Sucia estamos volviendo en escena al vestido de flamenca y a los lunares, pero, lo dicho, porque me apetece. Lo que sí te digo es que lo cuido un montón sobre el escenario justo porque soy consciente de que uno puede contar muchas cosas con lo que se está poniendo. Sí me da coraje la gente que piensa que nosotras nos vestimos así moderno, actual, para intentar vender más o para ser más modernas que nadie. Me da coraje, sí, porque la modernidad no tiene que estar en lo que se ve desde fuera, sino que la modernidad tiene que estar en el discurso, en lo que piensas, en tus letras, en tu concepto, en el criterio social y político. La modernidad tiene que estar en todo eso, más dentro que fuera.
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