¿Viva o 'muera' la Pepa?

La popular expresión se utilizó por primera vez en 1814, dos años después de la proclamación de la Constitución y en un ámbito absolutista Se buscaba desprestigiarla

14 de mayo 2014 - 01:00

La expresión 'Viva la Pepa' viene siendo utilizada desde el siglo XVIII, al menos en el sentido de alegría, despreocupación, desbarajuste o deseos de divertirse. Así la incorpora Ramón de la Cruz a su sainete La compañía obsequiosa, compuesto en 1779. En una escena con guitarras, bandurrias y castañuelas, dos personajes entonan seguidillas, y a dúo cantan:

Anda morena

Y que rabie quien rabie

¡Viva la Pepa!

Otra muestra se encuentra en las estampas de los trajes de España que dibujó Antonio Rodríguez y grabó José Vázquez. La número 31, que es del año 1801, lleva por título: 'Que viva la Pepa. Ciego que toca la chinfonía y su lazarillo'. Con este significado, la locución ha continuado en uso hasta el presente.

Cuestión diferente es la identificación de 'La Pepa' con la Constitución política de la Monarquía Española -que es su verdadero nombre-, decretada y sancionada el miércoles 18 de marzo de 1812 por las Cortes Generales y Extraordinarias, y promulgada al día siguiente en la ciudad de Cádiz como Corte o residencia del Gobierno.

Se ha difundido profusamente que el pueblo gaditano acogió lleno de júbilo a nuestra primera Carta Magna con el grito de "Viva la Pepa", por haber sido publicada en la festividad de San José. Pero, hasta ahora, nadie lo ha probado documentalmente y todo apunta a que pueda tratarse de una patraña. El historiador García León ya lo advirtió en las páginas del Diario de Cádiz el 3 de enero de 2009, en su artículo '¿Viva La Pepa?', citando un buen número de nombres y datos.

Dicha interjección, con la relación señalada, no ha sido encontrada en los periódicos, folletos, opúsculos y demás impresos coetáneos. Tampoco ha aparecido en ninguno de los miles de documentos que atestiguan los preceptivos juramentos de observar la Ley fundamental que efectuaron las ciudades y villas españolas, de un lado y otro del Océano, así como los Cuerpos civiles y militares del Estado; en los que se hallan continuadas aclamaciones a la misma, las Cortes Generales, la Nación, el Rey, y la Regencia del Reino.

Entonces, ¿por qué se vinculó La Pepa con la Constitución de Cádiz? Lo explico.

El 11 de diciembre de 1813 y por el Tratado de Valençay, Fernando 'el Deseado' recuperó de manos de Napoleón el trono de España. Al entrar el monarca en territorio español por la frontera pirenaica el 22 de marzo de 1814, los partidarios del absolutismo cobraron bríos y cifraron todas sus esperanzas en regresar a la situación anterior al 24 de septiembre de 1810, cuando en la Real Isla de León se instalaron las Cortes generales y extraordinarias que decretaron la soberanía popular y la división de poderes.

El golpe de Estado liberticida fue preparado muy prudentemente y ejecutado con una precisión que resultó impecable. El astuto Fernando VII, apoyado en sus más directos colaboradores, movió los hilos de la conspiración contra el poder legítimamente constituido con una habilidad extrema.

La prensa reaccionaria coadyuvó al intento. Así, el periódico madrileño El Fiscal Patriótico de España, del lunes 25 de abril de 1814, incluyó unas 'Letrillas que cantaba un Liberal', donde la asociación entre la Constitución y la Pepa están suficientemente claras. Ésta es la más antigua fuente impresa que conozco al respecto:

Cierta tecla meneando

Un liberal Señorón,

A sus compases cantaba:

que perezca la Nación.

Con tal que mi Pepa diga

Mucho te quiero Simón,

Maldita la cosa importa

que perezca la Nación.

Como tenga yo pesetas

Para saciar tu ambición,

Con tal que viva la Pepa

Que perezca la Nación.

[…]

Que la Santa Iglesia venga

Á triste desolación,

Si la Pepa triunfa y gasta,

Que perezca la Nación.

En consecuencia y mientras no se presenten sólidas argumentaciones en contrario, ha de considerarse que la correspondencia Pepa-Constitución de 1812 surgió dos años después y en un ámbito absolutista, tras la arribada del Rey Felón desde el exilio y como parte de los preparativos llevados a cabo para demoler la obra legislativa de las Cortes; muy en particular del Código fundamental -"infame", en palabras de sus enemigos-, al que se tenía que desprestigiar antes de abolir.

Con este sentido anticonstitucional, la exclamación 'Viva la Pepa' habría sido acuñada fuera de Cádiz y en abril de 1814, cumpliéndose ahora dos siglos de su aparición.

Más, a pesar de su enorme connotación despectiva original, fue adoptada como logotipo por el Consorcio encargado de la conmemoración del II Centenario de la Constitución.

Algunos, muy pocos, quedamos atónitos con la elección y consideramos que el desacierto era mayúsculo: ¿Cómo podía celebrarse, en 2012, el nacimiento de la primera Constitución Española con el lema que acuñaron sus antagonistas para denigrarla? ¿Cabía una ofensa mayor?

En la literatura oficial del Bicentenario, la Pepa fue el factor preponderante. Incluso el Centro de Interpretación ubicado en un local de la calle Ancha, llevó la denominación 'La Pepa 2012'.

La prensa y demás medios de comunicación de cuando el Bicentenario también cooperaron sobremanera a vincular la Constitución de Cádiz con la malhadada expresión, además de afianzar errores históricos en la opinión pública. Algunos llegaron a ser disparatados; como el de aseverar que la lectura solemne de la Carta Magna se efectuó el 19 de marzo por coincidir con la onomástica de José I Napoleón.

A la sazón, se propagó la idea de que 'La Pepa' fue escogida por el referido Consorcio con la intención de eliminar el nombre de Cádiz o de minimizarlo durante la conmemoración, por aquello de la permanente lucha existente entre los dos grandes partidos políticos españoles; dado que el Ayuntamiento de la ciudad estaba en manos de uno y el Gobierno de España en las del otro.

En septiembre de 2011 y en un rasgo de sinceridad, el Presidente del Consorcio reconoció lo desacertado de la elección, admitiendo que "Lo de la Pepa no se sabe qué es fuera de Cádiz".

No está de más recordar que, cuando nació la vigente Constitución Española, alguien tuvo la desafortunada ocurrencia de querer bautizarla como 'La Nicolasa', por celebrarse el 6 de diciembre la fiesta de San Nicolás, día de su ratificación en referéndum. Por fortuna, se impuso el buen sentido y no se consintió en insultar tan groseramente a la norma suprema de nuestro actual ordenamiento jurídico.

Por desgracia, la Constitución de 1812 no gozó de igual fortuna en su Bicentenario. La campaña institucional pública a favor de 'La Pepa' tuvo una repercusión extraordinaria, a fuerza de machacona, y el nombre de la ciudad donde aquélla se gestó, discutió, aprobó y promulgó pasó a muy segundo plano.

Nunca hubieran podido imaginar los serviles que, de tal suerte, su mano negra se alargaría hasta la liberal Cádiz doscientos años más tarde.

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