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Cádiz

Toty Picardo de Carranza, una mujer única

Imagen de archivo de Toti Picardo Carranza.

Imagen de archivo de Toti Picardo Carranza.

¿Quién era Toty Picardo? Ella era María Luisa Fernanda Picardo de Carranza, sobre todo una gaditana que soñaba desde la cama del hospital en volar hacia Cádiz. Ese era su consuelo y su última ilusión.

Casada con el conde de Príes, tenía 93 años y era madre de Adolfo, Carmen, María Luisa e Isabel. Tuvo su nacimiento y pasó toda su infancia y juventud aquí en su tierra.

Era hija única del matrimonio compuesto por el erudito historiador Álvaro Picardo y Carmen Carranza, y se crió en un ambiente único, como ella.

Durante su infancia pasaba los veranos en El Puerto de Santa María en la bodega familiar de sus tíos, los Moreno de Mora, hoy de Osborne, y de allí guardaba los recuerdos más bonitos y también una gran añoranza. Cuando el tren pasaba por El Puerto, siempre miraba la torre de la bodega, donde veía en ella a su infancia.

Era alegre, sencilla, divertida y ocurrente, conocedora de los árboles y enamorada de los animales, en especial de los perros, llegando a tener seis pequineses al mismo tiempo. Mujer poco encasillable en un ambiente social, tenía la gracia y el humor de aquí.

Uno de los recuerdos más bonitos que tenía y siempre recordaba era cuando pudo ayudar como voluntaria en la explosión de Cádiz de 1947. Se volcó tanto con los heridos y formó tan buen equipo con sus compañeras que cayó en el agotamiento, por lo que su madre tuvo que intervenir en contra de su voluntad para sacar a su hija, pues estaba enfermando.

Hacía mucha vida con su madre y con sus primas Micaela y María Luisa Aramburu Picardo, para ella como sus hermanas. A los 27 años se casó muy enamorada con su marido Adolfo Príes, agente de Cambio y Bolsa, trasladándose a vivir a Madrid, aunque volvía grandes temporadas a la casa familiar de la calle Ancha. Hay que reconocerle un gran mérito y éste fue su desvelo por mantener el legado familiar; su casa donde enterró su tiempo, su esfuerzo y su dinero. La Academia de Bellas Artes de Cádiz supo reconocer sus méritos, nombrándola académica de dicha institución.

Culta y refinada, hablaba cuatro idiomas y viajó mucho por el mundo, gustándole especialmente París y Méjico.

Persona de mucha fe, tenía una gran devoción por la patrona de Cádiz y por la Virgen del Carmen, a las cuales siempre veía procesionar.

Toty Picardo quería mucho a sus ocho nietos y empezaba a tratar con frecuencia a sus siete biznietos. Pasó sus últimos meses muy delicada de salud, pero nunca se quejó. Tenía la fuerza de un coloso y una entereza enorme.

Murió el pasado viernes 22 de febrero en su casa de Madrid, rodeada del mimo y cariño de toda la familia y de las personas que la cuidaban desde hacía muchos años y a los que quería con locura.

Sus restos harán un último viaje al Cádiz de su corazón, para quedarse en su último destino el panteón familiar de Carranza

Nuestra madre habría agradecido la gran cantidad de muestras de cariño que hemos recibido nosotros en su nombre, de tantos gaditanos que la querían mucho, porque ella se hizo querer.

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