La plaza de San José, junto a la parroquia del mismo nombre, se transformó hace cerca de dos décadas en un espacio ajardinado, con áreas para el descanso, una pequeña fuente y juegos destinados a los pequeños.

Hasta ese momento la plaza era un aparcamiento en superficie, puro y duro, con la estatua ecuestre del general San Martín como único elemento urbano de una cierta relevancia. El Ayuntamiento, entonces gobernado por el PP de Teófila Martínez, promovió la construcción de un aparcamiento subterráneo y sobre el mismo habilitó una plaza pública, como hizo también por esa época en la Telegrafía sin Hilos y en el antiguo acuartelamiento de Varela.

La apertura este espacio público aliviaba en parte la falta de suelo verde en esta zona de la ciudad, pendiente entonces y aún ahora de la construcción del Parque del Descanso, en el solar del cementerio de San José.

Lo que en un primer momento era una evidente apuesta ciudadana, creando una pequeña isla peatonal en una zona con una alta densidad de población, chocó desde un principio con problemas constructivos que nunca se solventaron de la forma adecuada y que se han ido repitiendo de forma constante.

Apenas hay un metro cuadrado en buenas condiciones si nos referimos al suelo de todo el recinto. Losas rotas o levantadas, muchas de ellas desde hace meses. Un pavimento que se retoca pero que vuelve a presentar los mismos defectos al poco tiempo, lo que hace arriesgado el uso de la plaza especialmente para los numerosos niños que juegan en el mismo, aprovechando el pequeño parque infantil allí existente, y los mayores que aprovechan para descansar en sus bancos.

Estos problemas se repiten de forma constante desde que se abrió la nueva plaza hace cerca de dos décadas.

La plaza se cerró para evitar actos de vandalismo.

En su momento se optó por cerrar la plaza con una verja. Se justificó, como con otros recintos de la ciudad, como una forma de evitar daños por actos vandálicos. Curiosamente, y salvo unas pintas que hace unos años sufrió el monumento a San Martín, los destrozos sufridos por la plaza se deben únicamente a su mala terminación y a una falta de mantenimiento más eficiente.

Contrasta todo ello con el buen estado de las zonas ajardinadas.

Con todo, San José, como es más conocida de forma popular, es la plaza de extramuros que se encuentra en peor estado de conservación.

De mayor tamaño, tanto Asdrúbal como Telegrafía sin Hilos tienen una parte del acerado levantado por las raíces de los árboles, problemas especialmente grave en la primera de estas plazas en la zona más cercana al acueducto romano, aunque el resto de estos recintos no sufren un desgates tan notable

Loreto, Puntales, Ingeniero la Cierva, San Severiano..., todas ellas en Puerta Tierra, son plazas públicas que sí están en buen estado de conservación.