Iglesia Festividad de la Patrona de Cádiz

Rosario del Amor Hermoso

  • La ciudad acude en masa a su cita anual con la Patrona en Santo Domingo, con una mañana marcada por la función del voto y la ofrenda floral y una tarde en la que la Virgen pudo completar su salida procesional

La ciudad volvió ayer a repetir su rito ante la Virgen del Rosario. Mañana de función, mediodía de ofrendas y tarde de procesión para redondear una jornada festivo que congregó a una enorme cantidad de público en el entorno de Santo Domingo. El Rosario es Patrona de la ciudad, y tal distinción es reconocida por los gaditanos cada 7 de octubre con su presencia y participación en cuantos actos se desarrollan en honor de la Virgen.

Los primeros en cumplir con la Patrona de Cádiz fueron el obispo, el clero y la Corporación Municipal, que a las once de la mañana participaron en la solemne función del voto. En ella, la alcaldesa de la ciudad, Teófila Martínez, volvió a "reconocer tu condición de Alcaldesa Perpetua y Protectora de nuestra ciudad", además de elevar a la Virgen del Rosario las habituales peticiones, especialmente por los parados -"bien sabes, Madre, que hacemos desde el Gobierno municipal todo lo que podemos y más"-.

El obispo de Cádiz, Antonio Ceballos, por su parte, resaltó en su homilía la figura de la Virgen María y más concretamente de la advocación del Rosario. "Salve Virgen del Rosario, Madre del Amor Hermoso", fueron las primeras palabras de Ceballos, que a lo largo de su intervención. Y precisamente, ese Amor Hermoso con el que ensalzó a la Patrona pretendía ayer Ceballos trasladado a la sociedad actual, donde "la vida se ha convertido en algo excesivamente complicado para las personas". Por eso, concluyó Ceballos pidiendo la intercesión del Rosario "a fin de que jóvenes y mayores seamos verdaderos portadores del Amor Hermoso, de fraternidad, de unidad de corazón y reconciliación, de justicia, de amor y de paz".

La celebración eucarística en el interior de Santo Domingo fue continuada en la calle con una ofrenda floral que se repite cada año pese a que el acto parece que no termina de encajar en el marco de la celebración de la fiesta de la Patrona. Así, diversos grupos de la ciudad, en su mayoría mujeres y ataviadas con trajes de gitana, avanzaban por San Francisco, Nueva y Plocia portando ramos de flores para depositarlos a las plantas de la Virgen. Estos grupos además de los miles de gaditanos que se acercaron a ver la Patrona colapsaron después de la eucaristía el templo dominico.

Muchos de ellos comentaban en el exterior de Santo Domingo que habían acudido ante la inestabilidad del tiempo y el temor de que pudiera suspenderse la procesión de la Virgen. Efectivamente, a primera hora de la tarde el cielo apenas dejaba ver el sol y de hecho en torno a las tres de la tarde la lluvia hizo acto de presencia.

Pero afortunadamente el chaparrón apenas duró unos minutos y el sol se apoderó del Compás de Santo Domingo para que la procesión de alabanza pusiera el broche final a la jornada festiva a partir de las seis y media de la tarde.

Las hermandades y cofradías -cuya representación en la función matutina fue más que escasa- sí estuvieron presentes en el cortejo con una nutrida representación, tanto de las de gloria como de las de penitencia, en algunos casos acompañadas por sus respectivos directores espirituales, el marianista Ignacio Sánchez Galán con la de las Aguas y el también marianista Luis Castro con la de Jesús Caído, que cerraba la Orden Tercera de los Siervos de María.

Le seguía el Simpecado de la Archicofradía del Rosario, tras el que se situaron las personas que quisieron acompañar a la Patrona en su itinerario procesional. Luego los miembros del Consejo Local de Hermandades, encabezados por su presidente, Martín José García, todos de chaqué, y a continuación los concejales Vicente Sánchez y Jesús Tey, así como el subdelegado de Defensa, capitán de navío Vicente Pablo Ortells.

Asimismo, junto con el obispo diocesano, Antonio Ceballos, se sumaban al cortejo el vicario Guillermo Domínguez; el predicador de la novena, el salesiano Juan Carlos Pérez Godoy, y los párrocos de Santa Cruz y San José, Balbino Reguera y Oscar González, respectivamente.

A las siete menos diez minutos, en presencia del dominico Pascual Saturio y del pregonero Luis García Gil, el capataz de la cuadrilla de cargadores, Juan Pidré, dirigió la maniobra para bajar el paso con la imagen de la Virgen del Rosario del altar mayor, donde ha presidido la novena en su honor, y conducirlo a ruedas hasta la puerta principal del santuario, adornado con profusión de nardos, como es tradicional cada 7 de octubre.

La imagen, tallada por José R. Fernández Andes en 1943, llevaba la corona de su coronación canónica, el 4 de mayo de 1947, una pieza de oro y pedrería, ensamblada en los Talleres de Félix Granda de Madrid, al igual que la del Niño Jesús, compuesta partir de piezas ya existentes.

Iba revestida con el terno del cincuentenario, que estrenó en 1997, realizado por Miguel Ángel Franco, y portaba el pectoral de fray Félix María de Arriete, así como el fajín del capitán general José Enrique Varela, y los atributos de Alcaldesa Perpetua, título que ostenta desde el 27 de mayo de 1967.

También portaba el anillo de la familia Quintero Igueravide y el denominado de la esmeralda, una medalla del sacerdote Antonio Ternero Pérez, la de Alfonso X El Sabio del dominico Ramón González Mesa, las de oro del Carmelo Seglar y la Sagrada Cena, la de la Beneficencia, la Rosa del Descendimiento, los escapularios de la archicofradía del Carmen y María Auxiliadora, y la insignia de oro de la asociación de vecinos La Tres Torres, del barrio de Santa María.

A las siete de la tarde a los sones de la marcha Virgen del Rosario, interpretada por la banda de música Maestro Dueñas, que dirige Javier Alonso y que ya acumula varios años acompañando a la Virgen del Rosario, el paso de la Patrona, escoltado por infantes de Marina pertenecientes a la Reserva Voluntaria, iniciaba su recorrido en presencia de numerosas personas, que llenaban los alrededores del convento y la calle Plocia. Se cumplía así una vez más una jornada redonda en torno a la Patrona de Cádiz, el Rosario del Amor Hermoso.

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