Cádiz

Problemas muy de Cádiz en el comercio de aquí

  • La crisis del sector no se limita a la capital. Es un problema que se extiende a toda la provincia y a buena parte del país. Aquí le unimos también la pérdida de población

Comercios cerrados durante el estado de alarma y el confinamiento por la pandemia.

Comercios cerrados durante el estado de alarma y el confinamiento por la pandemia. / Jesús Marín

La crisis del comercio tradicional no es una cosa de la ciudad de Cádiz. Los efectos perversos de nuestra economía desde la caída bancaria de 2008, la pandemia y el nuevo modelo de compras con la relevancia de internet han tocado de lleno a las viejas formas de venta de Cádiz y de medio mundo. Jerez o Algeciras, con más habitantes que la capital, tienen un centro histórico ahogado y con una mínima oferta. Pero las grandes ciudades de la región también han visto cerrar buena parte de sus referentes en el sector, aunque sí han podido mantener, por su poder económico, a las grandes marcas nacionales.

El problema particular de Cádiz es que siempre ha tenido en el comercio a uno de sus pilares económicos más relevantes, el que le ha dado riqueza y ha creado empleo. Y más desde el adiós al sector industrial que ha ido desapareciendo casi en su totalidad desde hace cuatro décadas. El turismo, al alza, aún no tiene el potencial de otras capitales y más si lo que necesitamos es un visitante de alto nivel de gasto. Y para ello es importante contar con una oferta comercial de referencia.

A la vez, la pérdida de habitantes también toca de lleno a estos negocios. Cuando Cádiz superaba los 150.000 habitantes había una bolsa de población que permitía mantener las ventas de muchas tiendas a lo largo de todo el año. Ahora, con 40.000 vecinos menos y un porcentaje de mayores de 65 años superior al 25% del total este colchón no existe, con todas sus consecuencias. Y junto a ello, los precios de alquiler desorbitados desaniman a nuevos emprendedores. Es incomprensible ver locales cerrados desde hace meses, imposibles de alquilar o vender por su coste, y sin ninguna rebaja.

Asumiendo la relevancia que vuelven a tener determinadas grandes superficies, que han acogido las marcas que se han marchado del centro urbano (por una estrategia empresarial, que no por no ser rentables), y que cada día que pasa son más los que compran vía internet, el comercio de Cádiz necesita una profunda reorganización. Por lo pronto, no debe esperar a que venga de fuera la locomotora que tire del mismo. Cádiz debería de promover tiendas propias, extensas en sus ofertas, que marquen diferencia con los centros miméticos. Y, esencial, promover campañas efectivas para atraer clientes de todo el país para lo que es necesario afrontar la digitalización de todo el sector local.

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