Cada ocupación de una vivienda saca a la luz un profundo problema de la ciudad. Las dificultades para poder acceder a un hogar se unen al alto nivel de desempleo. Una rueda de la que es complicado salir, a menos que se consiga una estabilidad laboral. La angustia ante la falta de futuro y de presente puede llevar a tomar decisiones desesperadas para intentar mejorar las condiciones de vida. En el mes de mayo, Antonio Villa y Estefanía Lozano, una pareja joven, vieron que su situación era insostenible y se lanzaron a ocupar la vivienda del conserje del CEIP Andalucía, que está separada del centro con acceso desde la calle Amiel y que llevaba vacía desde unos dos meses antes de la entrada de esta familia. La asignación de esta vivienda es potestad del Ayuntamiento de Cádiz, a través de las delegaciones de Personal y de Asuntos Sociales, destinándose a este tipo de trabajadores municipales, aunque no en exclusividad al que ocupa el cargo en este colegio.

Estefanía, que está embarazada de cuatro meses, no trabaja y tiene una hija de cuatro años, de una pareja anterior, que está escolarizada en este colegio. Antonio, por su parte, es albañil de profesión. Con el estallido de la burbuja inmobiliaria, reconoce que no tiene un trabajo estable desde 2008, por lo que solo se ha empleado durante todo este tiempo con los chapuces que le han salido. El único ingreso de esta familia es una ayuda de unos 140 euros por la niña.

La ocupación de la vivienda la realizaron tras intentar establecerse en un piso de otro edificio de García de Sola. Anteriormente, estuvieron viviendo en la casa de la madre de Estefanía, pero los problemas familiares en este hogar les obligaron a salir de él. "La asistenta social nos dijo que no reunía las condiciones para vivir y que nos iban a quitar la niña", asegura Antonio. El traslado a casa de los padres de Antonio era inviable al vivir en ella cinco personas. Por ello, se marcharon a esta casa, formada por un salón, dos dormitorios, cocina y cuarto de baño. En ella solo se encontraron los muebles de la cocina y el cuarto de baño, por lo que tuvieron que trasladar el resto de los muebles.

Tanto Antonio como Estefanía tienen bastante claro que no se van a mover de esta casa a menos que consigan acceder a otra vivienda. "O me dan ahora mismo una solución o me tendré que meter en un piso de la Junta o algo", sentencia Antonio. Aunque son conscientes de que "la casa del colegio nunca nos la van a dar", sí recalca Antonio que si no tienen un nuevo hogar "nos quedamos aquí hasta que nos desahucien". De la relación con el centro educativo, Antonio declara que "no nos han quitado la luz y el agua", por lo que "nos hemos sentido apoyados".

Una vez que ocuparon la casa, cuenta Antonio que se reunieron en una ocasión en el mes de julio con la concejala de Asuntos Sociales, Ana Fernández. De ese encuentro, Antonio señala que "nos dijo que a primeros de mes teníamos que dejar la vivienda porque tenía que entrar el conserje. Yo me he informado de que el tema no está denunciado y de que en ella no va a entrar el conserje".

De hecho, denuncia que cuando han tratado el tema con Asuntos Sociales "les hemos dicho los pisos vacíos que hay". Sin embargo, afirma que se siente "engañado" y que "nos han querido echar a la calle".

Una de las soluciones que apunta Antonio que han recibido desde el Consistorio es la del pago del 90% del alquiler, como ha sucedido en otros casos de la misma índole. Sin embargo, afirma Antonio que el Ayuntamiento paga "a los dos o tres meses", por lo que los propietarios "no se agarran a las ayudas".

Fuentes municipales señalaron que desde la Delegación de Asuntos Sociales se tiene conocimiento de este caso y que se encuentra trabajando intentando dar una solución al caso. La fecha tope marcada por el Ayuntamiento para resolver este asunto era el inicio del curso, que empieza hoy, por lo que está buscando alternativas para la familia antes de que finalice esta semana.