Ojos que no ven

Crónicas ciudadanas

Memoria. El cuidado de la ciudad ha ido en caída libre en los últimos meses, algo que está aprovechando el PP para denunciarlo. Se olvida, sin embargo, de sus errores cuando gobernaba

Ojos que no ven
Ojos que no ven
José Antonio Hidalgo

26 de agosto 2018 - 01:37

En apenas unas semanas los partidos políticos estarán inmersos en la elaboración de las listas que presentarán a las próximas elecciones municipales de mayo de 2019. Tal y como están las cosas uno de los aspectos que mirarán de los candidatos y candidatas será la existencia de los títulos académicos que estos afirmen poseer, para evitar sonrojos de última hora.

Lo que seguro que no se pedirá es el título de gaditanismo, que debería de ser esencial para todo aquel que pretenda defender los intereses de la ciudad desde San Juan de Dios.

Entiéndanme cuando hablo de gaditanismo. No me refiero a que sean miembros de una cofradía, participen en un coro de Carnaval ni que tengan carné de socio del Cádiz. Ni tampoco que pasen todo el verano en La Caleta, todo ello evidentemente loable y importante para nuestra propia idiosincrasia como ciudad.

Hablo de gaditanismo desde la perspectiva de un vecino preocupado siempre, más allá de su papel político o no, por su ciudad. Hablo del vecino atento a los problemas de Cádiz, que se fije y se preocupe cuando pasea por un jardín mal cuidado o por una calle con la acera en mal estado; cuando se indigne por el patrimonio destrozado o mal preservado. Que se moleste por el mobiliario urbano destrozado, las paredes cubiertas de pintadas o los solares de propiedad pública abandonados desde hace años. Y las aceras sucias.

Del gaditanismo que implica conocimiento de los proyectos urbanos en marcha o ya previstos. Que sepan qué se pretende hacer en la plaza de Sevilla, en la relación entre el puerto y la ciudad o en el chalé de San Luis. Teniendo siempre una opinión sobre todo ello, como ciudadanos o ciudadanas con parecer propio.

Desgraciadamente, buena parte de los concejales que han formado parte de los ayuntamientos de Cádiz en las últimas décadas han adolecido de este título, para desgracia de la ciudad sobre todo si, además, han acabado por formar parte del equipo de gobierno.

La última etapa de los gobiernos de Carlos Díaz, un amplio elenco de los ediles de Teófila Martínez y buena parte del grupo que acompaña a José María González han llegado al poder con este déficit que se ha reflejado, así, en una gestión negativa para los intereses de Cádiz.

Este déficit, por si fuera poco, ha ido acompañado en la mayor parte de las ocasiones por una ausencia casi total de autocrítica y, a la vez, por un nivel de suficiencia personal que ha llevado a muchos a rechazar con desprecio comentarios adversos a su gestión.

Ejemplo de ello ya lo estamos viendo ahora, cuando la oposición, y en especial el PP, afila sus cuchillos como preámbulo de la que se anuncia como una más que dura campaña electoral para ver quién gobernará la ciudad a partir de 2019.

El político que le toca estar en la oposición debe tener claro que una de sus misiones es la de mirar con lupa la ciudad. Verá poco si adolece de la teoría de gaditanismo que aquí se expone, pero las ganas de descabalgar del poder a quien hoy lo ostenta sin duda acabará por abrirle los ojos.

En eso están ahora los populares. Un día sí y otro también buscan una valla rota y denuncian el estado deplorable de la ciudad, empezando por su patrimonio.

Aunque desde el gobierno municipal se les ha contestado como se contesta a las críticas desde el poder, lo cierto es que en esta ocasión el PP no deja de tener buen parte de razón.

Basta con pasear por la ciudad, y este cronista, créanme, lo hace todos los días, para constatar que en los últimos meses al gobierno de Podemos-Ganar Cádiz se le ha ido la mano en todo lo relacionado con el cuidado de la imagen de la ciudad.

Ya lo escribí el pasado julio, con el paseo marítimo y el Campo del Sur totalmente descuidado al inicio de la temporada estival (cuando la ciudad debe lucir con sus mejores galas, por aquello de la presencia masiva de turistas, que hoy dan de comer a muchos gaditanos). Algo se arregló. Hasta que se acabó el bote de pintura. Y si mal queda algo dañado, peor es un arreglo a medias.

Basta con pasear por la ciudad. Asusta entrar en el parque arqueológico de Varela. No solo porque está literalmente tomado por los perros sueltos y sin control, sino porque se ha llevado todo el verano, y más a medida que éste ha ido avanzando, ofreciendo una imagen de total abandono. Suficiente para que el alcalde ponga firme al edil o ediles encargados de este equipamiento. Y como éste, buena parte de nuestros jardines y el mobiliario urbano de calles y paseo.

Ahora, a final del estío, el PP comienza a quejarse. Está bien. Es su trabajo. Lo peor sería que no se diesen cuenta de ello.

Lo que ofende de estas quejas del PP es que ahora se escandalicen por el estado de la ciudad y se olviden de cuando ellos gobernaban.

Porque el Paseo Marítimo desgastado en su pintura, con el suelo dañado y los azulejos destrozados, ya lo estaba con ellos en el poder; porque las farolas del Campo del Sur, de Canalejas o de la Alameda estaban igual de oxidadas en mucho tiempo, así como las balaustradas sucias y abandonadas. ¿Y las zonas verdes? Perdón, pero incluso ahora están mejor en comparación con la imagen habitual del largo mandato popular.

Porque el acerado de la Avenida, dañado por las raíces de los árboles, ya estaba mal con el PP. Y muchos monumentos igualmente sin cuidado alguno. Y había desperfectos en los monumentos, como los hay hoy.

Podíamos seguir. ¿Dónde estaban los concejales del PP que ahora critican el estado de la ciudad? ¿Acaso no salían de sus despachos? Me consta que Teófila Martínez sí lo hacía y los acribillaba a llamadas telefónicas cuando veía cosas en mal estado. Doy fe de ello.

Aquí volvemos a la cuestión del gaditanismo. Hoy interesa sacar el mal estado del mantenimiento urbano porque se pretende sacar un rédito político de ello. Pero esa misma postura de denuncia les deja en evidencia, en todo caso ante aquellos vecinos que sí, ahora y antes, se han preocupado por la ciudad.

En nada vamos a celebrar los 40 años de democracia municipal. ¡Cuánto se echa de menos a aquellos concejales de los primeros mandatos que sabían de su ciudad!, en el gobierno o en la oposición. Muchos de los ediles del viejo PSOE, del PCE, andalucistas, UCD o AP. Teófila Martínez, además de ella misma, también los tuvo. Menciono solo a dos aunque fueron unos cuantos más; al fin y al cabo pasaron 20 años en el poder: Francisco Vivas, que tenía la ciudad casi sin ningún desperfecto, y Julio Braña, que con él al frente de Medio Ambiente Cádiz nunca estuvo más limpia.

Ahora que los partidos se preparan para confeccionar las listas electorales, vendría bien un cambio de planteamiento más gaditanos a la hora de buscar candidatos. Y al gobierno actual, un buen paseo por la ciudad, una libreta para apuntar. Y los ojos de la autocrítica bien abiertos. Por favor.

stats