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Sucesos

Moi ‘El Piraña’ la vuelve a liar y rompe dos dedos a un policía durante su arresto

Un policía en la Punta de San Felipe, donde Moi 'El Piraña', casi mata a un agente en 2002.

Un policía en la Punta de San Felipe, donde Moi 'El Piraña', casi mata a un agente en 2002.

Moisés F.G., más conocido en los bajos fondos gaditanos como Moi El Piraña, ha vuelto a montar un buen pollo en Cádiz. El niño de la Regli, una de las mayores traficantes de heroína de aquel barrio de Santa María de los años 80 que la droga llenó de muertos vivientes, creció con la delincuencia en los genes. Integrante de la conocida banda de Los Pirañas, lleva media vida entrando y saliendo de la cárcel. A sus 39 años sigue sin conseguir domar ese potro salvaje que lleva dentro y que resulta peligroso no sólo para él sino para quienes tienen la desgracia de cruzarse en su camino.

Su última hazaña tuvo lugar este pasado lunes en una finca ocupada cercana a San José sobre las tres de la tarde. Allí se inició una reyerta entre varias personas que obligó a intervenir a la Policía Nacional. Una pareja aterrada explicaba que El Piraña les había amenazado de muerte armado con unos palos. Los agentes comenzaron a llamar a la casa donde el Moi se había atrincherado pero este, sin mediar palabra, empezó a agredirlos con una violencia inusitada. Uno de los agentes, en su afán por protegerse, recibió un fuerte golpe con una especie de bate de béisbol en la mano, sufriendo la fractura de varios dedos de su mano de la que este martes era intervenido quirúrgicamente.

Según fuentes policiales consultadas por este periódico, el siguió atacándolos con puñetazos, golpes, rodillazos y hasta cabezazos, mientras profería amenazas contra ellos y todo bicho viviente que se le plantara por delante.

Tan complicada estaba siendo la detención del Moi que tuvieron que llevar más agentes, hasta cuatro fueron necesarios para neutralizarlo e inmovilizarlo, consiguiendo esposarlo y llevarlo hasta el coche patrulla. Pero ahí no acabó la cosa, porque en el Puerta del Mar, donde lo llevaron para atenderlo de las heridas sufridas durante su ataque y mientras era reducido, amenazó también a los sanitarios que trataban de curarle de las heridas.

Tras salir del hospital y ser trasladado a la Comisaría rompía a golpes una de las puertas traseras del coche policial en otro ejemplo más del nulo respeto por la autoridad de un delincuente que ya casi se lleva la vida de un policía en la Punta de San Felipe. Aquellos hechos tuvieron lugar el 9 de abril de 2002, cuando, tras ser arrestado por diferentes robos y ser puesto en libertad, protagonizó una reyerta en un bar de la Punta de San Felipe esa misma noche. Al ser detenido por la Policía Nacional, consiguió zafarse cuando intentaban engrilletarlo y huir, pero al ser retenido por otro agente sacó un cuchillo y le asestó un tajo en la cabeza –de la coronilla a la frente– por el que tuvieron que aplicarle 40 puntos de sutura.

Con 39 años y medio centenar de detenciones a sus espaldas, agentes y ciudadanos respiran mucho más tranquilos cuando un juez lo devuelve a su habitual lugar de residencia, la cárcel.

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