industria alimentaria

Mercadona refuerza aún más su planta de Caladero en Cádiz

  • El grupo logra un aumento de la producción del 9%, amplía un 8% la plantilla e invierte 120.000 euros en mejorar sus instalaciones gaditanas

Desde que en el año 2009 la firma Caladero -interproveedor de Mercadona- inició su actividad en la Zona Franca de Cádiz su crecimiento sostenido ha sido constante. La compañía, que nació en Zaragoza, donde tiene su principal planta y se concentra el 80% de su producción anual, se ha marcado un objetivo claro: poner a disposición del consumidor la mejor bandeja de pescado posible a un buen precio.

Caladero da servicio a las 1.614 tiendas que posee Mercadona en todo el territorio nacional y llega a 4,5 millones de hogares. La planta de Cádiz tiene una producción diaria de 23.000 bandejas, aunque, según sus responsables, tiene capacidad para hacer 50.000. En la planta gaditana se trabajan tres productos: langostino, mejillón y sardina.

La calidad del envasado es tal que se radiografían todas y cada una de las bandejas de langostinos

La constante progresión que ha tenido Caladero en su planta gaditana viene avalada por unas cifras muy significativas de empleo, actividad e inversión realizada en sus intalaciones. Gracias a ello, en 2016, nuevamente, la planta gaditana contribuyó a impulsar el crecimiento del grupo, puesto que desde las instalaciones ubicadas en el recinto interior de la Zona Franca se incrementó la actividad en un 9% en peso, llegando hasta las 4.400 toneladas de productos.

Para esto, la compañía no sólo ha reforzado la productividad, sino también el esfuerzo inversor con 120.000 euros en 2016, que se han destinado concretamente a mejorar las instalaciones y líneas de producción, así como a la ampliación de su laboratorio propio. Además, Caladero ha seguido apostando por la creación de empleo, al incrementar su plantilla en un 8% a lo largo del año, lo que le ha permitido cerrar el ejercicio con un total de 86 personas en su planta gaditana. En total, el grupo cuenta con 510 trabajadores, de los que la mayoría se concentran en Zaragoza.

Entrar en la planta de Caladero es hacerlo en un mundo dominado por el blanco, la limpieza y un cuidado proceso de manejo de los productos. Estos llegan en camiones frigoríficos desde sus lugares de origen. En el caso de los langostinos, por ejemplo, tras haber sido capturados en Ecuador y Nicaragua, cruzan el Atlántico ultracongelados para que no pierdan ni un ápice de sus propiedades ni sabor. Los mejillones se cogen en Galicia y Andalucía. El proceso del mejillón es complejo porque sufre una completa depuración, pasando por diferentes cubas que los van limpiando. Ernesto Chalela, director de la planta de Caladero de Cádiz, nos explica que esto se hace "para mantener el mejillón vivo siempre, en un proceso que dura un mínimo de 15 horas y un máximo de 72 en esas cubas". Después de pasar de las cubas a una cinta transportadora, los mejillones son seleccionados uno a uno, pasan a los canales de envasado y se les insufla a las bandejas oxígeno para mantenerlos vivos. Tras esto se le coloca a la bandeja una etiqueta en la que figura toda la información que requieren los consumidores.

En cuanto a los langostinos, llegan en contenedores y tras repartirlos en grandes cubas van pasando por cuatro tanques. Primero se los descongela y también se los hierve durante dos minutos y medio, antes de bajarle la temperatura enfriándolos en salmuera. En la planta de envasado, a la bandeja de langostinos se le otorga una atmósfera protectora. Cada una de estas bandejas es sometida a una radiografía, para ver si hay algún contaminante oculto, y en caso de que se detecte, se desecha inmediatamente.

En Caladero se trabaja a doble turno, ya que desde el pasado 16 de enero hay un grupo de operarios que realiza su labor por la noche, con el propósito de incrementar la calidad y la frescura, a la vez de intentar llegar a tiempo a todos los bloques de distribución que Mercadona tiene en España.

La planta de Caladero de Cádiz es pionera en el fileteado de sardina, en cuya tarea los operarios gaditanos están demostrando ser unos expertos.

La visita a las instalaciones de Caladero acabó con una degustación de sus productos, en los que pudimos comprobar cómo en todo el proceso no se ha perdido un ápice de su frescura y sabor, consiguiendo la máxima de Caladero y Mercadona de llevar al jefe, como ellos llaman al cliente, lo mejor del mar a un muy buen precio.

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