En la rehabilitación de un edificio del casco histórico de Cádiz no todo vale. El uso inadecuado de materiales para devolver a su esplendor original sus señoriales fachadas puede salir caro y, por este motivo, el arquitecto Alberto Jiménez Ruiz introduce en sus proyectos lo que denomina "materiales amables con el patrimonio arquitectónico".

"En el estudio siempre tenemos presente la sensibilidad y utilización de materiales naturales a la hora de rehabilitar el patrimonio histórico, y no sólo con un edificio complejo como puede ser la Catedral de Cádiz, sino con cualquier otro". Por este motivo, cuando cae en sus manos este tipo de proyectos lo tiene claro, apuesta por materiales naturales para el revestimiento como pueden ser la arcilla y la cal hidráulica natural.

En la cal lleva años trabajando y estudiando, interviniendo incluso en colaboración con su padre, el arquitecto Juan Jiménez Mata, en las cubiertas y fachadas de la Catedral en las obras de restauración que tuvo lugar en 2014.

Fachada de la capilla de la Catedral, intervenida con mortero de cal natural.

"Usar cemento en el casco histórico sobre muros muy heterogéneos y antiguos que tienen problemas de transpirabilidad es nefasto, pues se produce el efecto contrario y al final la pintura termina craquelando", explica el arquitecto. Hay que tener en cuenta que "muchos de estos muros antiguos están construidos con agua salobre y si aplicas cemento al final provoca reacciones químicas y patologías no deseadas", añade.

Por citar un ejemplo, "en la cubierta de la Catedral el uso de la cal en pasta fue la opción que estudiamos más compatible sobre un soporte cerámico antiguo". Un caso de otros tantos que ha puesto en práctica en la provincia. Como el edificio de estética barroca de la calle La Fuente de Chiclana, que "sufrió daños por la construcción de un parking y al que aplicamos un mortero de cal que aunque no es cien por cien natural, ha funcionado muy bien". También intervino en Cristóbal Colón, 2 en un programa de rehabilitación de la Junta de esta construcción, "y diez años después también se mantiene bien".

Recientemente ha elaborado un informe técnico para analizar qué mortero de cal usar para la fachada de un edificio anexo al faro de Tarifa, el punto donde más combate el viento de toda España prácticamente y en un ambiente marino extremo. "En una prioridad para mí estudiar cada tipo de edificio porque las soluciones nunca son iguales".

En todos estos casos ha trabajado con Saint Astier -que le distribuye cal hidráulica- y con Ecoclay para la arcilla, tanto en revestimientos tipo morteros, como en pinturas y placas compactadas. En la arcilla lleva menos tiempo trabajando, pero los resultados le parecen realmente prometedores por sus cualidades biocidas, ecológicas y de aislamiento térmico y acústico. "En el caso de los morteros de arcilla natural es para interiores, un gran regulador térmico capaz de bajar la humedad relativa de la vivienda de 72 a 54, con uso de morteros y pinturas".

De estas técnicas y con Cádiz como punto de referencia hablará en el Ciclo de Conferencias telemático con la Facultad de Arquitectura de América en Bogotá DC, que tiene lugar este mismo viernes, 20 de noviembre bajo el título Una mirada de la arquitectura autóctona desde la construcción actual. Su ponencia se titula Estrategias constructivas para su valoración e intervención. Hace unos días también ofreció una conferencia de esta temática en la Universidad Federal de Pelotas de Brasil.