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Historia

Luis Bagaría, el gran caricaturista que pasó por Cádiz

  • El célebre periodista gráfico catalán estuvo en 1926 en la ciudad, donde recibió varios homenajes

Detalle de una autocaricatura de Luis Bagaría.

Detalle de una autocaricatura de Luis Bagaría.

En 1874, en la persona de Alfonso XIII, se restauró la monarquía en España, y en 1876 se aprobó una nueva constitución. Estabilidad política que favoreció un desarrollo económico, un avance industrial y una modernización social que (con altibajos y marcadas diferencias regionales) se prolongó hasta finales de la década de 1920. Pero en 1923 el caciquismo y las elecciones amañadas, la miseria de la clase obrera que alentaba continuas luchas sociales, el nacionalismo independentista catalán y la desastrosa gestión de la guerra colonial en Marruecos, hicieron que aquel sistema sin remedio se descompusiera.

El rey, en aquella circunstancia, pudo optar por una salida electoral y democrática, pero ante la previsión del triunfo de la nueva izquierda (socialistas y comunistas) lo que hizo fue propiciar un golpe de Estado militar, liderado por el jerezano Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña. Una salida militarista, una ‘dictadura con rey’ inicialmente planteada para 90 días y que finalmente duró 6 años y 4 meses.

Durante estos años de dictadura en España la prensa evolucionó notablemente, importándose modernas linotipias con teclado, que facilitaban la composición de las páginas a imprimir, a las que se sumaban los fotograbados, la fluidez informativa del telégrafo y el teléfono, la consolidación de las agencias de prensa y unas plantillas relativamente amplias de periodistas. Con base en estas técnicas, medios y profesionales, la información pasó a ser el grueso de los contenidos de la prensa, en la que destacaban títulos como ABC, El Liberal, El Sol y La Libertad. Todos ellos periódicos burgueses para burgueses, con tiradas entre los 150.000 y los 70.000 ejemplares, ‘arrimados’ a partidos u organizaciones políticas que facilitaban su financiación y les marcaban tendencia. Siendo una excepción el periódico El Sol, más caro que los demás, pero manteniendo una independencia y libertad, como ideal y propósito, que solo la dictadura militar cercenaba con rigor y estrictos mecanismos ‘legales’ de censura previa.

Durante este periodo de dictadura la vida ideológica y cultural de El Sol vino marcada, fundamentalmente, por el filósofo José Ortega y Gasset (1883-1950) y por el periodista gráfico (caricaturista) Luis Bagaría i Bou (Barcelona, 1882-La Habana, 1940).

Luis Bagaría se inició en el arte, la bohemia y la progresía en su Barcelona natal, donde empezó a compatibilizar diversas actividades laborales con la esporádica publicación de caricaturas. Viajó a Méjico y Cuba, obteniendo en Barcelona, en 1905, 1910 y 1915, un marcado éxito de crítica y público con unas exposiciones de retratos caricaturescos (ingeniosos, críticos, burlescos, lineales y sintéticos) de personajes de la vida cultural, social y política de la ciudad. Tras lo cual, con 30 años, marchó a Madrid buscando nuevos horizontes personales y laborales.

En Madrid Bagaría empezó a publicar sus viñetas en el diario La Tribuna y en el semanario España, donde sus caricaturas, manteniendo la sencillez formal, fueron mejorando sus contenidos, mensajes y propuestas, labrando para su autor reconocimiento intelectual, prestigio social y fama popular. Sus caricaturas empezaron a ser en muchas ocasiones, como si de textos editoriales se tratasen, el asunto central de la publicación. Papel que siguieron jugando cuando Bagaría, a partir de 1917, empezó a publicar sus viñetas en el prestigioso periódico El Sol.

No obstante, dado que las ideas políticas de Bagaría (que bien reflejaban sus viñetas) estaban a la izquierda del reformismo político que Ortega y Gasset marcaba desde la dirección del periódico, y la censura que la dictadura ejercía constantemente sobre aquellas viñetas (impidiendo muchos días su publicación, aunque no la denuncia burlesca que contra ella mantenía el dibujante), El Sol se vio forzado a suspender temporalmente su relación laboral con Bagaría. El 30 de abril de 1926 el dibujo de despedida del periódico representaba a un mono, frecuente en sus dibujos, muerto, coronado de espinas, colgado por el cuello y atravesado… por un lápiz.

Unas semanas después, el 3 de junio, ya apareció en Diario de Cádiz la información de que “el genial dibujante” llegaría a Cádiz para embarcar hacía Argentina y que un grupo de amigos y admiradores le estaban organizando un agasajo.

El día 6 de junio de 1926 llegó Bagaría a Cádiz en el ferrocarril de Madrid, siendo esperado en la estación por periodistas y admiradores, manifestando, “con el ingenio y el humor que le caracterizan”, que su intención era, después de Argentina, visitar Uruguay, México y Cuba, haciendo exposiciones de sus obras.En la Venta de Guerrero, en Puerta de Tierra, se le ofreció el primer homenaje al “genial caricaturista emigrante”: un vino español, acompañado de selectos manjares de la tierra, al que asistieron los más representativos personajes del cuerpo consular latinoamericano, de la cultura, el periodismo, la arquitectura y las bellas artes de la ciudad, entre los que podemos citar a los notables pintores Felipe Abarzuza, Francisco Prieto, Enrique Varela, Enrique Vasaldés, Eladio Marmiña, Federico Godoy y Eduardo Ruiz de Somavía, además de Ramón Zubiaurre y Ángel Cabanas, de paso por la ciudad también camino de Argentina. Que se sepa, no asistió ningún político, cargo público o representante institucional, alineados todos con la dictadura.En aquel acto, Bagaría, después de los agradecimientos y declarar que dejaba España con lágrimas, contó y expuso los asuntos de muchos de sus dibujos, “con ese humor aparentemente ingenuo que lo caracteriza”, y como a los allí congregados les pareció escasa la entidad del homenaje, sobre la marcha se organizó una cena complementaria en el restaurante Los Gallos, donde también sonaron los cantes flamencos de Pericón, antes y después de que los presentes manifestaran públicos votos “por el éxito de Bagaría en la libre América”.

En ciertos momentos de aquel acto y al finalizar el mismo, el “genial humorista” tuvo la amabilidad de realizar algunas caricaturas, “en las que, con pasmosa facilidad, plasmó los rasgos de sus modelos; a pesar de estimar el artista que, como obras realizadas sin suficiente conocimiento de estas personas y en un momento de cordial efusión carecían de valor”. Momento que aprovechó el corresponsal del Diario de Cádiz para solicitar darlas a conocer en el periódico, algo para lo fue autorizado amablemente. Para la despedida final, numerosos amigos acompañaron a los viajeros al trasatlántico Infanta Isabel de Borbón. No obstante, a la mañana siguiente y antes de zarpar el barco, según El Noticiero gaditano, “el notable artista estuvo visitando la Casa Capitular”, sin que de dicha visita transcendiera información alguna.

Los mencionados retratos caricaturescos tardaron en ir publicándose en el Diario de Cádiz porque en la ciudad (hasta mediados de diciembre de aquel mismo año) no existía ningún taller de fotograbado. Por lo cual dichos dibujos tuvieron que mandarse a Madrid para ser transformados en ‘clichés’ metálicos que, tras ser remitidos a los talleres gaditanos, el cajista fue situando entre las galeradas de texto para su entintado e impresión.

Estos retratos caricaturescos de personajes gaditanos realizados por Bagaría se estuvieron publicando en Diario de Cádiz entre el 9 y el 30 de junio de 1926, y fueron 10: Rafael García (‘Erregé’), redactor del Diario de Cádiz y corresponsal de El Sol, Curro Villaescusa, el cónsul de Uruguay Carlos Ma de Vallejo, el doctor Joaquín Gámez de las Cuevas, el pintor Francisco Prieto, el periodista y consultor financiero José Joaquín de Torres, el artista Felipe Abarzuza, el cónsul de Méjico Manuel Alcaraz, el cónsul de Venezuela Edmundo Van-der-Biest y el pintor Eduardo Ruiz de Somavía.

La siguiente información sobre “el artista del lápiz” en la prensa local fue con ocasión de su regreso a España el 22 de diciembre de 1926. En Cádiz Bagaría declaró que sus exposiciones en Argentina y Uruguay habían tenido mucho éxito, que allí no había hablado de España más que glorias y alegrías, y que ahora, con un buen contrato firmado para mandar sus dibujos, él cambiaba el lema de Monroe: “América para los caricaturistas”.

Tras regresar a Madrid, Bagaría se reincorporó a la redacción del El Sol. Su primer dibujo, publicado el 1 de diciembre de 1927, se acompañaba con los versos de Echegaray: “¡Tras larga ausencia con que placer te miro!, ¡en tus orillas tan solo yo respiro!”. Posteriormente, el antológico dibujante y agitador cultural, tras vivir con intensidad los avatares de la República, los crueles espantos de la guerra civil y los padecimientos del exilio en Francia, terminó falleciendo en Cuba a los pocos días de llegar. Aunque verdaderamente ya lo suponemos, desde que salió de España, con la respiración perdida.

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