Kichi devuelve a una avenida a Manuel de la Pinta, el último alcalde republicano de Cádiz
Memoria Democrática
"Atrapado a los 31 años cuando volvía de Madrid para dar la cara por su ciudad y asesinado por los golpistas, fue un héroe a la altura de Fermín Salvochea", dijo el alcalde
En 1980 se denominó con su nombre una calle cercana al estadio, pero "el PP lo relegó a una calle industrial, fuera de ordenación", recordó el concejal de Memoria Democrática, Martín Vila
El último alcalde republicano de Cádiz, el médico forense Manuel de La Pinta, asesinado a los 31 años en los fosos de las Puertas de Tierra en septiembre de 1936, tras el golpe de estado del 18 de julio de ese mismo año que desencadenó la Guerra Civil, vuelve a tener a su nombre una avenida principal en Cádiz. Después de veinte años relegado a una calle de cuarta categoría, en un polígono industrial, en el lateral de una gasolinera. La avenida que desde hoy lleva su nombre se llamaba hasta ahora Fernández Ladreda en memoria de un militar que fue ministro de Obras Públicas durante el régimen franquista.
El actual alcalde de Cádiz, José María González, Kichi, y el concejal de Memoria Democrática, Martín Vila, descubrieron esta tarde el letrero con la nueva denominación de la avenida, que enlaza con Amílcar Barca y el Paseo Marítimo a lo largo de un balcón privilegiado de la ciudad al Atlántico, en una esquina del baluarte de San Roque, muy cerca del lugar donde fue fusilado. El acto se celebró ante familiares de Manuel de la Pinta, a quienes representó como portavoz su sobrina, Catalina Alba, hija del mítico autor de comparsas; de Antonio Chico, en nombre de la Asociación de Recuperación de la Memoria Histórica y de concejales de todo el arco plenario, salvo del PP.
"Manuel de la Pinta, alcalde de Cádiz, tenía 31 años cuando lo mataron, cuando lo asesinaron. Venía de Madrid de presentarse a unas oposiciones de médico forense. Porque él al igual que yo, que nosotros, tenía una idea de la política como un servicio temporal", dijo el alcalde. "Lo cogen, lo atrapan en Córdoba, camino de Cádiz. Evidentemente podía haber huido a Francia, a México o a la Argentina, pero el deber que tenía con la ciudad de Cádiz se lo impidió. Y volvió y lo fusilaron, y lo asesinaron, como hicieron con hijos de transportistas, sindicalistas, trabajadores municipales, portuarios, maestros... Por eso el apellido De La Pinta simboliza muchísimo más y trasciende a la propia persona del alcalde: simboliza a toda esa gente a la que atrapan y que aun temiendo lo que iba a pasar, dan la cara. Y se posicionan, y se ponen de frente y dicen: aquí estoy yo", añadió.
"Manuel de la Pinta fue un alcalde electo democráticamente y por eso, exclusivamente por eso, fue asesinado. A los 31 años. Al borde de empezar una vida, de fundar una familia, de fundar un proyecto. Con esa triste edad, los asesinos, golpistas fascistas le arrancaron la vida. A él y a tantísimas personas que como él se vieron casi obligadas a dar la cara porque sus principios democráticos le impedían tomar otra decisión", enfatizó José María González.
"Es más afrenta una calle junto a una gasolinera que ninguna"
"Con el descubrimiento del nuevo nombre de esta avenida no solo hacemos un acto de justicia y reparación. Porque es más afrenta tener a tu nombre una calle en el lateral de una gasolinera que no tener nada", subrayó González. "Al alcalde Manuel de La Pinta había que ponerle una avenida porque es un héroe a la altura de Fermín Salvochea o de nuestros mártires locales. O se le ponía una avenida o mejor no ponerle nada", sostuvo el alcalde.
"El manto que está aguantando nuestro compañero es el manto del silencio que durante 90 años se ha vertido sobre la figura Manuel de la Pinta, pero también sobre las de tantos profesores, de tantas profesoras, de tantos sindicalistas, transportistas y trabajadores municipales que en esta ciudad defendieron la libertad, la democracia", insistió el alcalde. "Fueron lo suficientemente valientes como para plantarle cara a un régimen golpista que te asesinaba por el mero hecho de pensar diferente. Por eso, para este Ayuntamiento, este acto de verdad, justicia y reparación, no solamente nos repercute a nosotros, sino que nos reconcilia con unas cuantas generaciones por detrás de la nuestra", agregó.
El alcalde dio las gracias a Antonio Chico, "por estar ahí siempre. Y a la asociación por ser una guía, por ser unos maestros, por acompañarnos a lo largo de estos siete años. Y gracias a Cati, a las familias de los represaliados, de los asesinados en esta ciudad, que son unos cuantos, que no es anecdótico. En esta ciudad murieron cientos de personas a escasos metros de aquí, a las espaldas de las Puertas de Tierra, en sus fosos; en el cementerio; en la antigua plaza de toros; por el mero hecho de defender la libertad, los derechos humanos y la democracia", agregó.
"Hoy, más que nunca, cuando el fascismo resurge desde el rincón más oscuro donde pensábamos que había quedado depositado. Es un acto que le debemos a las generaciones futuras de gaditanos, de personas libres y democráticas que están por venir", dijo el acalde. "Fernández Ladreda, no fue un asesino, ni muchísimo menos; fue un militar, ministro de Obras Públicas con el régimen de Franco, pero ¿qué necesidad hay de rendirle honores cuando no se le rinde al señor don Manuel de la Pinta", se preguntó el alcalde.
"Rendimos honores a gente que dio la cara cuando eso significaba perder la vida"
"Seguiremos desacralizando espacios, y a quien no le guste, que se empadrone en otra ciudad... Rendimos honores a la gente que dio la cara cuando había que darla y cuando, darla, suponía perder la vida. Por eso, descubramos este manto de silencio, descubramos la verdad y la justicia y reparemos la memoria para que estas cosas que ocurrieron en este país no vuelvan a ocurrir nunca más.", concluyó.
"Hoy es un día importante para la ciudad por lo que significa recuperar la verdad, la justicia y la reparación de la memoria", dijo Martín Vila. "Unas tareas, unas normas memorialistas que vienen a cerrar heridas en un momento tan importante como el que estamos viviendo a nivel político y social: evidenciar cuáles fueron los horrores del fascismo en este país y cómo efectivamente hay que hacer todo lo posible para que nunca perdamos la democracia. Y cómo estas tareas de memoria democrática vienen a reparar y a construir una sociedad democrática y en valores", añadió el concejal.
"Estamos en un día muy importante porque Fernández Ladreda no se merecía un honor ni en esta ciudad ni en ninguna localidad en este país", dijo Vila. "Venimos a reparar como se merece la memoria del alcalde Manuel de la Pinta", añadió. "La Corporación del Partido Popular lo que hizo prácticamente fue mandarlo a una trasera, a una calle fuera de ordenación. Nosotros, desde el equipo de Gobierno, después de haberlo aprobado en el Pleno por unanimidad, estamos devolviéndole la dignidad que se merecía, dedicando en su honor una avenida de la ciudad, en un lugar preferente", recalcó.
Después de agradecer al Ayuntamiento el reconocimiento, Antonio Chico se refirió precisamente a ese cambio de emplazamiento: "En el año 1980 se le puso a su nombre un tramo de avenida a la altura del estadio, pero con las obras del soterramiento de la vía del tren, aquello quedó solamente en una calle industrial. Hoy, con esta gran avenida, se le reconoce como se merece al último alcalde democrático, que fue asesinado en los fosos de las Puertas de Tierra", concluyó.
Emocionada, Catalina Alba expresó su más profundo agradecimiento al Ayuntamiento. "Me siento muy orgullosa de que se hayan acordado de él y que le hayan quitado esa calle en la que estaba y lo hayan puesto aquí, en una avenida buena de la ciudad, aunque yo lo tengo y lo tendré siempre presente en mi casa", dijo.
"De él recuerdo lo que me contaba mi padre, mi prima; pero más que nada mi prima, que vivía con él, que era una niña", relató Catalina Alba a Diario de Cádiz tras el acto. "Mi tía, Isabel Alba Medina [hermana del mítico autor de comparsas Paco Alba] y Manuel vivían juntos en San Fernando... Eran dos críos, muy jóvenes; no sé si se llegaron a casar, porque ya entonces eran muy modernos...".
"Manuel de la Pinta pertenecía a Izquierda Republicana", apunta José Gómez, hijo de Catalina y de Paco Gómez. "Pero ni a mi padre ni mucho menos a mi madre le gustaba hablar de política, porque ella lo pasó muy mal en la dictadura; le daba miedo a hablar, decía que se escuchaba por las paredes...", apunta. "Tengo de él lo que mi padre pudo conservar de su madre, que a ella no le gustaba guardar nada... Pero yo voy a a ver a mis padres al cementerio y también le pongo flores a él...".
"Hay historiadores que han escrito sobre él, sobre todo, Santiago Moreno", recuerda Pepe Gómez. "Esto para nosotros es un orgullo... Nosotros viendo estos actos nos emocionamos y lo sentimos mucho... No hubo derecho a todo aquello...", comenta. "Aquello fue un chivatazo... se nos ponen los vellos de punta de pensarlo", dice Catalina. "Pero no se hablaba en la familia de aquello...", insiste Pepe. "Paco Alba lo mantuvo todo en secreto, y en las coplas, más todavía... siempre dijo que tenía una pluma de oro guardada para la democracia..." Franco muere el 25 de noviembre y Paco Alba, el 15 de enero de 1976, a los 58 años.
Apresado por unos requetés gaditanos en Córdoba
Manuel de la Pinta tenía 31 años de edad cuando lo mataron. El golpe de Estado del 18 de julio del 36, que desencadenó la Guerra Civil, lo sorprendió en Madrid, en los exámenes de unas oposiciones a médico forense. Desoyó los consejos de su familia y trató de regresar a Cádiz. Pero el tren fue detenido en El Carpio, en la provincia de Córdoba, y los viajeros fueron trasladados a la capital cordobesa, que ya estaba en manos de los golpistas. Así acabó el alcalde de Cádiz en el hotel Cervantes, donde se alojó con su nombre, sin ser consciente del peligro que se cernía sobre él. Aunque no tardó mucho. Día tras día fue enterándose por la prensa de la suerte que corrían sus compañeros en Cádiz y de que otro tanto le esperaba a él.
Permaneció 57 días encerrado en un hotel de Córdoba. Llegó allí el 19 de julio. Como no tenía suficiente dinero, vendió su reloj de oro por 125 pesetas que usó para anticipar el pago del hospedaje. El 13 de septiembre ya adeudaba 380 pesetas. En esa misma jornada, “unos muchachos requetés” gaditanos entraron en el hotel y lo detuvieron. De nada le había servido no haber salido a la calle ni un solo día, no haber recibido visitas y tampoco correspondencia. De la Pinta fue trasladado a Cádiz el 26 de septiembre y encarcelado en el castillo de Santa Catalina. Cuatro días después, los sublevados contra la República lo fusilaron en los fosos de las Puertas de Tierra. / T. R.
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