El isleño Juan Van Halen, un liberal conspirador

Crónicas del Trienio en Cádiz

Un personaje histórico fascinante, capaz de cambiar de bando al socaire de los acontecimientos y a quien el escritor Pío Baroja dedicó en 1933 una biografía novelada

Retrato del isleño, de origen belga, Juan Van Halen.
Retrato del isleño, de origen belga, Juan Van Halen.
José María García León
- Historiador

19 de febrero 2023 - 06:00

Cádiz y su entorno inmediato proporcionaron una serie de nombres que tuvieron una especial significación en la primera mitad del siglo XIX. En esta larga nómina destacamos, entre otros, a Alcalá Galiano, Mendizábal, los hermanos Istúriz, Domingo Antonio de la Vega, Lozano de Torres, Martín de Garay... Todos ellos, desde sus distintas posiciones ideológicas, fueron acreedores de un protagonismo complejo, donde las acciones notables se mezclan con otras más opacas, sin menoscabo de la manifiesta genialidad de algunos.

A esta ilustre nómina hemos de añadir otra figura relevante, la de Juan Van Halen y Sarti, personaje algo enrevesado, aventurero, conspirador e idealista, que bien participa ya de las constantes del naciente Romanticismo europeo. De origen belga, nació en la entonces Isla de León el 16 de febrero de 1788 y, siguiendo una tradición familiar, ingresó como guardiamarina en 1803, destacando por su habilidades para con las matemáticas. Se hallaba en Madrid cuando la revuelta del 2 de mayo de 1808 contra las tropas napoleónicas, en la que participó activamente, siendo prisionero de los franceses en 1809. Entonces optó por la causa de José I, a quien juró fidelidad como miembro de su guardia personal, aunque su sinuosa conducta a partir de aquí nos sitúa siempre en el juego del agente doble, sobre el que nunca se acierta a qué bando pertenece realmente. En 1813, sacando partido de sus buenas relaciones con el general Suchet, logró agenciarse de sus códigos cifrados, entregándoselos a los mandos españoles. De vuelta a España tras la amnistía de 1814, fue detenido en Jaén, donde figuraba como capitán de granaderos, acusado de masón y de conspiración contra Fernando VII. Fue puesto en libertad gracias a la supuesta mediación del conde de Montijo, capitán general de Granada, del que siempre se sospechó también su pertenencia a la masonería.

La Revolución de 1820

En 1817 detenido de nuevo por conspirador, aunque se desconocen realmente los motivos, fue conducido a Madrid, siendo recibido en audiencia por Fernando VII tras la correspondiente petición que casi nunca denegaba el monarca a quien la solicitase. Esta entrevista, sobre la que se ha fantaseado, tanto en el campo de la narrativa como en el histórico, presenta puntos dudosos habida cuenta de que no se sabe muy bien el contenido de la misma. Lo más probable es que el monarca intentara sonsacarle, bajo promesas de redención, la mayor información posible sobre sus actividades subversivas contra la Corona. Tengamos en cuenta que en esta etapa absolutista los liberales conspiraban ya contra Fernando VII para reinstaurar la Constitución de 1812 y Juan Van Halen era uno de sus principales agentes.

Confinado otra vez, de lo que se deduce su negativa a cualquier delación, logró escapar de una forma tan rocambolesca de su lúgubre prisión, que todo induce a sospechar de que debió haber alguna ayuda interna, tal vez del propio Fernando VII. En carta muy posterior a estos hechos y a propósito de dicha fuga, el general Torrijos, que sería fusilado en 1831, le reconocería que “desde entonces tú, y solo tú, fuiste el conspirador”.

A partir de aquí huyó a Francia y luego a Londres en permanente contacto con la mayoría de los conjurados que preparaban el golpe contra el Gobierno. Por si no fuera suficiente con esto y siguiendo con su sinuosa actividad, pasó a Rusia al servicio del zar Alejandro I, sin que, de nuevo, encontremos una explicación lógica, salvo que obedeciera órdenes secretas de incierta procedencia. Una vez triunfante la revolución, se instaló en Madrid y de ahí a Galicia para acabar combatiendo en Cataluña contra los elementos desafectos al liberalismo. Tras la caída del Trienio, viajó por América (Cuba, Méjico y los Estados Unidos).

Independencia de Bélgica

Entramos en un nuevo capítulo de su azarosa vida como es su relación con Bélgica guiado por sus ancestros, con continuas idas y venidas, sentimientos compartidos y un claro reconocimiento de aquel país a su figura, hasta el punto de otorgarle el generalato.

Ya desde el exilio y hallándose en Londres, en un rasgo con ribetes altruistas, pensó en unirse a sus antepasados belgas en su lucha por la independencia frente a los Países Bajos, expresando en una nota que dirigió a su cuñado Antonio Quiroga, también emigrado, que “es mi deseo salir de la oscuridad en que estoy acostumbrado a vivir, me siento llamado a ponerme al favor de ellos”. Muy implicado en la lucha, en 1830 logra un papel desatacado que incluso le lleva, junto a Mendizábal, a recabar apoyos y medios para la formación de voluntarios provenientes de distintos puntos de Europa, incluyendo su apuesta por la causa liberal en Portugal.

Testamento de Van Halen que se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz.
Testamento de Van Halen que se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz.

En 1833, tras la muerte de Fernando VII vuelve a España, donde lo vemos dos años después combatiendo contra los carlistas. Después, dos estancias breves en Bélgica, una en 1836 y otra en 1838, comisionado por el Gobierno con motivo de una contrata de armas. Tras el bombardeo de Barcelona por parte de Espartero y las revueltas en su contra de 1843, que no quiso apoyar, fue detenido nuevo. Viajó largas estancias por el extranjero y con la llegada al poder de O’Donnell, al frente de un gobierno moderado, fue apartándose poco a poco de su intensa actividad pública. Gran Cruz de Carlos III y Gentilhombre de Cámara, publicó ‘Les quatre journées de Bruxelles’, obra considerada como una de las mejores aportaciones para entender con rigor la revolución belga.

Su testamento

En al Archivo Histórico Provincial de Cádiz se conserva su testamento del que se pueden extraer una serie de interesantes datos personales. Lo dispuso en la acreditada notaría de Ramón María Pardillo el 6 de junio de 1864, “en plenas facultades y bien de salud”, aunque moriría el 8 de noviembre de dicho año. Figura como teniente general por Bélgica y mariscal de campo por España, casando con Carmen Quiroga Hermida, hermana del coronel Antonio Quiroga, que, junto con el comandante Rafael del Riego, jugó un papel fundamental en el pronunciamiento de 1820. Viudo, contrajo segundas nupcias con Clotilde Buttler Abrines de la que no tuvo descendencia, dejando todos sus bienes como único heredero a su hijo Juan, teniente de navío. Consistían en una salina en el término de Puerto Real, Nuestra Señora de los Desamparados, junto a varias edificaciones anexas, valorada en 200.000 reales, 5.000 pesos fuertes depositados en la Banca Laffitte y otras cantidades invertidas en Deuda Pública. Curiosamente, figura una cláusula fechada en 30 octubre de 1830 por parte del Gobierno de Bélgica en la que éste se compromete a abonar, caso de fallecimiento, una pensión de 5000 francos a su viuda “como medio de hacer honrar en su persona mi memoria”.

En 1933, el siempre genial Pío Baroja publicó una biografía novelada de Van Halen, describiéndolo como “el oficial aventurero” y en la que se narran sabrosos episodios, muchos de ellos propios de la pluma de un novelista. Sencillamente espléndido es su cara a cara con el Rey, donde nos ofrece un fresco retrato del monarca pleno de ingenio y agudeza. También, su fuga de la lúgubre prisión en la que se encontraba y la descripción de los tétricos personajes que lo vigilaban. Una gran novela histórica, que muestra por parte de su autor un gran conocimiento de aquella España de Fernando VII y que, a modo de capítulo previo, nos ofrece un pormenorizado estudio sobre el origen de los apellidos extranjeros, preferentemente irlandeses, en el Ejército español.

Antonio Alcalá Galiano lo describiría como “de gallarda presencia y de extrema inquietud, propio para representar papeles en lance en que luce la travesura acompañada de arrojo”.

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