La Habana es Cádiz con más toreros
Del tiempo viejo
Los toreros del rincón gaditano, especialmente de la capital, tuvieron gran protagonismo en la implantación del toreo a pie en América. En Cuba data su presencia al menos desde la década de 1830. 1854 fue un año con extraordinario número de espadas de Cádiz en La Habana
En 1853 estrenaba plaza de toros La Habana en la calzada de Belascoáin. Había otro coso en Regla, al otro lado de la bahía, donde toreaban los toreros de Cádiz, pero ese primer año de 1853 la empresa de la nueva plaza eligió al picador portuense Erasmo Olvera para montar una cuadrilla para el estreno.
Olvera montó la tropa de toreros con los matadores Juan Pastor, ya en declive, y Gonzalo Mora, en el inicio de su carrera. Como picadores llevó a su hijo Erasmo, de 13 años y a los portuenses Juan Gallardo Monge y sus dos hijos, Sebastián y Juan Gallardo Gutiérrez.
Pastor no respondió del todo a las expectativas y entraron más tarde en cartel el espada gaditano PabloCamino, recién llegado de Lima y José Ortega Díaz “Negrito”, que tenía cartel en la plaza de Regla, sobrino de Manuel Lavi y tío abuelo de Joselito el Gallo.
El año de los gaditanos
1854 comenzó con otros dos torero gaditanos en Belascoaín, José Sánchez “El Niño” y Vicente Tirado “Tirabeque”, también sobrino del Lavi. Olvera cambió la cuadrilla y se trajo de la península de primer espada a ManuelDíaz Cantoral “Lavi”, con sus discípulos de la familia:José Ponce, que se casaría un par de años después con la sobrina de Lavi Cristina Ortega Díaz; su sobrino Enrique Ortega Díaz, que sería abuelo de Joselito el Gallo y que ya había toreado en La Habana y fue testigo nueve años antes de la mortal cogida de su tío, José Díaz Cantoral “Mosquita”; el picador portuense Juan Lanceta y el jerezano Juan Trujillo. Además trajo a su hijo José Díaz y llegó de nuevo el hijo del picador Olvera. Más tarde vino de Cádiz otro banderillero debutante, de apenas 16 años, sobrino de Lavi: Gabriel Ortega Díaz “Barrambin”.
Las vicisitudes de esta cuadrilla y las anécdotas de Lavi en La Habana dan para un libro que publicaré algún día si tengo dinero o salte algún editor público que no pida carnets. Entretanto cabe en este espeacio decir que esta cuadrilla actuó bajo el primer reglamento taurino de la historia de América, el de La Habana de 1854 y que el problema era encontrar toros. Olvera, que contrataba los jacos, se llevó muchos palos por no encontrar caballos aptos, y su hijo Olverita otros tantos por su impericia con la vara.
La fiebre amarilla
Otro enemigo era el vómito prieto. José Ponce y los picadores Juan Lanceta y Juan Trujillo de Jerez sufrieron la fiebre amarilla, y el joven Olvera murió de esa dolencia. Precisamente el vómito hizo que, para sustituir a Ponce, ElLavi acudiera a su sobrino José Ortega Díaz “Negrito”, que hacía temporada en la plaza de toros de la vecina Regla. En la sexta corrida, el 28 de mayo, se incorporó el Negrito con un desconocido torero peninsular de media espada, Joaquín López, que en 1853 se unió en La Habana a la cuadrilla de Pastor, y que terminó esa temporada de 1854 de banderillero.
Del tío abuelo de Joselito el Gallo hay para otro libro. Cortó oreja varias tardes y fue certero matador. En la prensa habanera se hacía hincapié de que le daban la oreja simbolizando que le concedían el toro.
Toros americanos
El Negrito siguió sustituyendo a Ponce y el problema del ganado se quiso solucionar con toros del sur de los Estados Unidos, de Attakapas. Los atacapeños fueron un fiasco. Se lidiaron tres entre los del 11 de junio, pero el triunvirato cornudo yanki fue un fracaso para Lavi, Negrito y López. En esa corrida se indultó al toro “Indio”, de una de las haciendas de la isla. El 13 de junio la cuadrilla actuó en Regla.
La octava corrida de Belascoáin fue un homenaje a los cronistas taurinos locales, entre ellos uno de Cádiz, Juan Corrales Mateos, vendedor de Sanguijuelas. Ese año organizó una corrida en su propio homenaje, escribió una biografía del torero Bernardo Gaviño y volvió a España. Llegó un picador mexicano que daría mucho que hablar en La Habana, Cenobio Morado.
Ponce, curado, volvió a la cuadrilla y siguió Ortega “Negrito”, en terna con Lavi. Los picadores eran Juan Lanceta de El Puerto, Juan Trujillo de Jerez, AntonioFernández de Cádiz y Cenobio.
Como eran pocos gaditanos, se esperaba desde México al puertorrealeñoBernardo Gaviño, allí afincado, donde monopolizaba el máximo cartel y dictaba los cánones de la lidia mexicana.
En la corrida del 16 de julio en Belascoaín aparece otro futuro torero gaditano con larga carrera en México y Cuba:Lázaro Sánchez. Hubo corridas de beneficencia con el capitán general De la Concha y luego una a beneficio del Lavi con Ponce, Ortega y su sobrino Tirabeque.
En agosto llegó Gaviño para hacer temporada con su cuadrilla mexicana en La Habana.Mexicana de boquilla por que formó una terna muy de por aquí:Gaviño de Puerto Real, el gaditano Ortega “Negrito” y Tirabeque. Gaviño también hizo en esta temporada unas cuantas excentricidades como para otro libro, entre ellas dos: cambiarse de ropa, ponerse un gabán y lancear con él y el lance de la navarra al revés ¿Precursor de la chicuelina?
La cuadrilla de Belascoáin seguía actuando con Lavi y Ponce, que también tendría su corrida de beneficio. La cuadrilla mexicana torearía a fin de agosto en Belascoaín con toros de las mejores haciendas de la isla, La Paloma, Las Cabreras y la de Hilario González. Hay más toreros de Cádiz en las cuadrillas como los banderilleros Francisco Jiménez y CayetanoCerdi.
¿Eran pocos gaditanos? Pues en septiembre llega la cuadrilla del gaditanoIgnacio Espeleta de paso. Había toreado en Santiago de Cuba e iba para México. Torea en Regla con Lavi y Ponce el 8 de septiembre en su beneficio. Los toros se los regaló Bernardo Gaviño. Traía Espeleta a otro picador gaditano, Juan Muñoz “Troni” y los banderilleros Francisco Espeleta, su hermano, y otro gaditano, Joaquín del Valle. Al día siguiente toreaban enBelascoaín Gaviño, Negrito y Tirabeque.
Y aún hay más. La empresa buscaba en otoño toros por toda la isla y hasta se trajeron desde México. Quedaba temporada para más toreros de este rincón. Hasta se creó por vez primera en la isla una ganadería para criar toros de lidia ex profeso, la de Fábregas. La despedida de Gaviño, a finales de septiembre, se malogró por la lluvia. Hubo otra corrida en homenaje al capitán general De la Concha y un festejo a beneficio del Lavi que fue un fracaso.
En octubre llegó otro torero de Cádiz, un novel que luego tendría larga carrera también, Juan Jiménez Reina, que se emparejó artísticamente con otro gaditano, PabloCamino. Jiménez se hizo empresa en Regla para su presentación el 1 de noviembre con el resultado que hace decir ese lugar común de que los gitanos no quieren buenos principios.
La temporada siguió con una corrida a beneficio del maestro de la banda, Brindisi, padre del célebre concertista. Terminó con una corrida a beneficio del portuense Juan Lanceta en Regla, otra a beneficio de Olvera en Belascoáin, festejos menores y luchas de fieras, en esa temporada en que la Habana fue Cádiz con más toreros.
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