Cádiz

Un FIT demasiado morado

  • El PP señala a una de las obras teatrales de mayor coste contratadas en la edición de 2020: a un militante de Podemos, sin escenografía ni actores

Lola Cazalilla durante la presentación de los nuevos directores del FIT en junio del pasado año.

Lola Cazalilla durante la presentación de los nuevos directores del FIT en junio del pasado año. / Julio González

El Ayuntamiento mira ya al Festival Iberoamericano de este año 2021, con sus correspondientes polémicas y dudas respecto a la búsqueda de una nueva dirección; pero desde la oposición se mira con recelo estos días lo que ha ocurrido en la edición de 2020. O, más en concreto, lo que chirría una de las obras de uno de los participantes en la misma.

El Partido Popular ha puesto el acento en la obra La pandemia en germinal, que se proyectó (porque no tiene representación escénica) en la Central Lechera. En primer lugar, ha llamado la atención que inicialmente fuera el tercer proyecto de mayor presupuesto de toda la edición.

En concreto, esta Pandemia en germinal tuvo un coste para el Ayuntamiento de 7.058,52 euros. Sólo superado por los 10.164 euros de Días felices y los 7.260 euros que supuso la contratación del espectáculo Cádiz en José Martí.

Cádiz con José Martí es una obra en la que participaron trece actores además de diversos músicos, entre otro personal técnico y artístico; y una obra que se representó todos los días del festival (17 actuaciones) en distintos enclaves de la ciudad abiertos al público en general. La pandemia en germinal, por su parte, es una obra sonora “concebida para ser reproducida en una sala de cine o de teatro a oscuras” y que sólo tuvo una representación (el día 31 de octubre en la Central Lechera).

La obra consiste en “conversaciones con intelectuales, artistas o activistas residentes en varias ciudades del mundo que forman parte de las redes de relaciones personales del autor”, explica la propia ficha técnica, dirigidas “a pensar conjuntamente la crisis en curso como un punto de inflexión, atendiendo a las dimensiones afectivas y políticas de las fragilidades presentes, señalando las consecuencias de cuatro décadas de neoliberalismo, relatando las resistencias y alternativas tanto pasadas como actuales y abonando la esperanza de reconstruir el mundo situando la vida en el centro”. Una obra sonora, en definitiva, que la propia información explicita que está concebida “como si fuera una película sin imágenes o una obra escénica sin presencia actoral”.

Por su parte, Días felices es una producción desarrollada por un dramaturgo argentino que suma más de diez creaciones teatrales en la última década y que versiona la obra de Samuel Beckett con el aval del Centro Dramático Nacional.

¿Y La pandemia en germinal? ¿De quién es obra? Es aquí donde pone especial acento el grupo popular. Resulta que el alma mater de esta obra, la tercera de mayor caché del FIT, es Marcelo Expósito. Y aquí se llega a la política: Expósito es miembro de Podemos, y fue secretario del Congreso de los Diputados entre 2016 y 2019. Además, en estos últimos años han sido comunes sus muestras públicas de apoyo al alcalde de Cádiz, José María González, y a su equipo, a los que ha defendido en algunas de las polémicas que han acontecido respecto a la gestión del Ayuntamiento gaditano. “Nuestro gran resultado en Cádiz, gobernando Kichi (¡grande!): cuadruplica a Vox, distanciado del segundo, Cs y muy por delante del PSOE”, publicaba por ejemplo en diciembre de 2018 haciendo balance de las elecciones andaluzas. Con Kichi comparte también una clara animadversión a la Monarquía española, a la que dedica duros ataques en las redes sociales (como el alcalde de Cádiz). “Que se vaya a la mierda el Borbón ya, por favor. Inútil, tóxico, cómplice de corruptos. Vete a la mismísima mierda a ver si te enteras de lo jodido que es vivir en la vida real, chaval. Real de realidad y no de tu bazofia de realeza corrupta. Déjanos en paz que bastante tenemos”, publicaba Expósito el pasado diciembre.

Justo ese mes ingresó en su cuenta los más de 7.000 euros de la obra “sin imágenes” y “sin presencia actoral” que representó en la Central Lechera y que ha provocado los recelos del PP respecto a la programación del FIT y los criterios de selección y contratación de los artistas y compañías participantes.

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