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Enfoque del domingo: Desarrollo urbano

Tantos planes para nadas

  • Desde los años sesenta se plantearon actuaciones con visión de Bahía

  • Las primeras, en pleno franquismo, tuvieron un carácter especulativo

La llegada de las administraciones democráticas en los ayuntamientos y en las nuevas autonomías, llevó pareja la redacción de multitud de planes centrados en el desarrollo urbanístico de las grandes áreas de población. Cádiz no se quedó atrás. En los archivos públicos se guardan numerosos documentos centrados en la movilidad, la vivienda, la industria... con los que se pretendían poner las bases de un desarrollo armonizado de la zona. La gran mayoría, sin embargo, quedó en papel mojado.

Lo cierto es que en el tramo final del franquismo ya se pusieron en marcha algunos documentos con un claro perfil expansionista, algunos con el modelo de desarrollo turístico de la Costa del Sol como modelo, lo que afortunadamente no se llevó a cabo.

Ya José León de Carranza, que murió en 1969 siendo alcalde de Cádiz, tenía una visión de la Bahía como "unidad orgánica indisoluble", saltando la capital más allá del Bajo de la Cabezuela, como soñó. En 1964, el Gobierno central inició los primeros estudios "que satisficieran las previsiones del crecimiento general de la región gaditana".

La idea se acabó transformando en la ACTUR Río san Pedro, actuación urbanística urgente que proyectaba la construcción de una nueva ciudad de 150.000 habitantes y cuya finalidad esencial era solventar el problema de la vivienda de la capital.

Frente a esta propuesta, a principios de la década de los setenta se inició la ejecución del Plan Comarcal de la Bahía de Cádiz, que planteaba una ciudad lineal uniendo Sanlúcar con el límite de la propia capital, que curiosamente quedaba fuera al igual que San Fernando, a pesar de ser las dos ciudades más pobladas de toda la zona.

En la misma capital, tanto desde la iniciativa privada como desde el Ayuntamiento se diseñó la urbanización del istmo desde Cortadura hasta Río Arillo, con rellenos en el saco de la Bahía y una proyección de población para el conjunto de la capital de 600.000 habitantes.

El ACTUR de Río San Pedro es el que más avanzó en su desarrollo. El plano ocupaba una extensión de 1.593 hectáreas (Cádiz capital tiene 1.330 hectáreas incluyendo las playas, el parque natural y la zona industrial), con un elevado porcentaje, el 12%, destinado a usos turísticos con 23.526 plazas, y otro 22% a usos industriales.

Aunque se crea un consorcio para el desarrollo de esta operación, todos incumplieron desde el primer momento los compromisos adquiridos, especialmente el Ministerio de Vivienda. Finalmente el suelo se integrará en el nuevo Plan de Ordenación de Puerto Real, ya con el primer ayuntamiento democrático. Se levantan 200 viviendas de una cooperativa de Correos y otras 429 pisos de protección oficial. El barrio irá creciendo poco a poco integrado en su mayor parte por familias procedentes de la capital. La apertura del puente de la Constitución de 1812 situará a esta barriada a cinco minutos del centro del casco histórico de Cádiz.

Florencio Zoido será el encargado, en 1982, de redactar junto a un extenso equipo de técnicos, las 'Bases para la coordinación del planeamiento urbanístico de la Bahía de Cádiz', en el que se hace un pormenorizado análisis de la realidad de la Bahía en todos los aspectos posibles.

Al contrario de otros estudios, este plan rechaza de plano la creación de una nueva ciudad, manteniendo "la identidad propia de cada ciudad". Cada núcleo urbano, decía, "debe ser una ciudad completa, plural en sus funciones productivas y de servicio, evitando la formación de un tejido urbano continuo y homogeneizante que con su presencia anule los mejores valores de la situación tradicional y aún actual".

El documento reparte dotaciones y equipamientos del conjunto del área por toda ella a la vez que da un paso adelante, esencial, a la hora de preservar "los valores naturales y culturales de la Bahía de Cádiz".Sin embargo, los nuevos planes de ordenación que cada ciudad fue elaborando en los años siguientes no respetaron buena parte de las líneas generales de este documento.

Los arquitectos participantes en el debate organizado por este diario coinciden en el error de apostar por una gran ciudad. Sí se considera que lo lógico era "poner de acuerdo los planes (de ordenación urbana) entre si, con criterios coordinados especialmente en los asuntos metropolitanos". Sin embargo, el localismo de los partidos políticos impidió una actuación en este sentido. Ejemplo de ello fue el fracaso de la Mancomunidad de la Bahía. Ahí quedó el complicado proceso para construir el cementerio mancomunado (considerado como uno de los mejores camposantos del país), la propia planta de pretratamiento de basuras o el desarrollo del parque de la Bahía, que mientras triunfó en Los Toruños fue un fracaso en el tramo de Cádiz capital. Hoy es el tranvía metropolitano, de incierto éxito, el último capítulo del difícil proceso de trabajo en común.

"La Bahía tiene más de 400.000 habitantes que no están concentrados en una misma ciudad y eso es un valor urbanístico, social y cultural extraordinario. Lo que necesita es una organización adecuada", decía este plan. Otro sueño que no se hizo realidad.

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