El coronavirus y el día a día

Crónica de un lunes en Cádiz con el coronavirus como vecino

  • Un recorrido por la Avenida a las nueve de la mañana: autobuses vacíos, cafeterías cerradas, gente y coches como un fin de semana

El jardín del chalé de Varela, cerrado a cal y canto

El jardín del chalé de Varela, cerrado a cal y canto / J. A.H.

Salgo a las nueve de la mañana. De San José a la redacción del Diario andando. Como siempre. Un poco menos de dos kilómetros de recorrido.

Lo primero es que parece que me he equivocado de día, que estamos en fin de semana. Por el tráfico, como si fuera un sábado; por los paseantes, como si fuera un domingo. Aún así, en el primer día laborable del estado de alarma, me parecen demasiados coches. Eso sí, y se agradece, me cruzo con varios patrulleros y policías en moto.

En mi recorrido habitual pasó por varias cafeterías que, a esa hora de la mañana, siempre están llenas de clientes. Café, molletes y, algunos, churros (vaya) sustituidos hoy por la acera libre de mesas. 

Otra imagen nada habitual es la de los colegios cerrados, cuando pasadas las nueve hay algún rezagado (porque su padre le levantó tarde, seguro).

Gente paseando a sus perros. Salvo dos personas (una soy yo) nadie lleva guantes de protección y mucho menos de mascarillas. El bajón de las temperaturas se nota por lo que se agradece llevar la boca protegida.

Un autobús por la Avenida, esta mañana Un autobús por la Avenida, esta mañana

Un autobús por la Avenida, esta mañana / J. A. H.

Me fijo en los autobuses. Vacíos. Como mucho tres o cuatro pasajeros a bordo. Un día laborables utilizan los autobuses urbanos entre 31.000 y 35.000 personas, la mitad los domingos. A partir de hoy está claro que las cifras se van a hundir. Los conductores llevan guantes y mascarillas. Recomendación: que se pague con bonobús. Gracias.

Gracias, también, a los quiosqueros que siguen abiertos, como nosotros trabajando para llevar a los lectores todo lo que pasa en estos días de zozobra.

Una de las cafeterías de la Avenida, cerrada Una de las cafeterías de la Avenida, cerrada

Una de las cafeterías de la Avenida, cerrada / J. A.H.

Panaderías abiertas, ultramarinos, supermercados, farmacias. No se ve a esta primera hora mucha gente. Incluso en la afamada carnicería de mi barrio, siempre llena, apenas hay dos clientes. En algunos comercios han tomado medidas de protección para todos, como situar elementos delante del mostrador para mantener una determinada distancia de seguridad.

Hay un equipo de telefonía trabajando en la esquina de la Avenida con Ciudad de Santander. Y también operarios del mantenimiento de parques en los jardines de Varela. Están bien protegidos y, además, el jardín está cerrado incluso con un potente candado.

El sin techo que ocupa su lugar a la altura de Santa Cruz de Tenerife sigue allí, tranquilo, tomando los primeros rayos de sol. Mientras una empleada de la limpieza adecenta uno de los accesos a la delegación de Hacienda y un operario de la limpieza urbana hace su trabajo junto al foso del Pelícano, que está vacío.

Tranquilidad en la Cuesta de las Calesas. Todo cerrado. Llegó al diario. Buen día de un nuevo tiempo.

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