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Coronavirus | Cádiz

Decálogo para que el ¿cuánto queda? de los niños no se convierta en pesadilla

  • La Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Puerta del Mar difunde una guía con recomendaciones para que la reclusión sea lo más llevadera para los más pequeños

Darío y África, con unos panes hechos por ellos, recién salidos del horno de casa.

Darío y África, con unos panes hechos por ellos, recién salidos del horno de casa. / Nieves Cano/ Darío Marqués

Más allá de su efecto preventivo sobre la pandemia, que por supuesto es lo fundamental, una de las grandes ventajas del confinamiento decretado frente al Covid-19 es que las familias se han reencontrado, se han tomado una tregua del fragor de la batalla diaria. Pero, ¿cómo llevan el confinamiento los más pequeños?

“Esto es un poco aburrido”, dice África, de 9 años. Aunque en realidad es imposible que se aburra. Después de la tarea del colegio se graba por videoconferencia la lección de danza, practica con el violín, comparte con su hermano Darío y con sus padres unos juegos de mesa, lee alguno de los libros que le trajeron los Reyes Magos (es una gran lectora) y todavía le da tiempo de aprender a hacer pan casero... Pero echa de menos a sus compañeros de clase y ha asumido que su Primera Comunión se ha aplazado hasta noviembre.

Su hermano Darío, de 11 años, tampoco para. Aparte de sus compromisos escolares, toca el saxofón una hora todos los días. Lo que más le falta es el balonmano y la esgrima... aunque en casa hacen gimnasia, yoga e incluso tai-chi.

Darío y Africa compartieron los primeros diez días de confinamiento con su primo Rubén, que dice tener ya nada menos que “una década, dos lustros o cinco bienios, como prefieras”. También tendrá que esperar a octubre para hacer la Comunión. “Teníamos previsto un viaje a Disneyland y otro a Londres, pero iremos en julio”, asegura conforme. Mientras tanto, disfruta de sus juegos, de sus libros (Rubén también es un gran lector de literatura fantástica y se inventa sus propias historias) y de la Play, por la que habla con sus amigos. Sobre todo de videojuegos, que le apasionan. Su madre trabaja en un hospital. “Viene cansada de curar a los enfermos –algunos de covid– y se relaja tejiendo y haciendo mascarillas”, comenta muy orgulloso de ella.

Aunque no es el caso de Darío, África y Rubén, “estrés, ansiedad, miedo, incertidumbre, irritabilidad son reacciones naturales ante el escenario actual”, explican desde la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz, a la que pertenece la psicóloga clínica Carmen de Manuel Vicente. Han elaborado un decálogo de recomendaciones para hacer frente al confinamiento de niños, niñas y adolescentes. “Cabe esperar que se muestren en casa más inquietos, se peleen más con sus hermanos, presenten rabietas, se muestren desafiantes frente a las peticiones de los adultos, no paren de decir que se aburren o tener hambre a todas horas, exigirán acostarse más tarde o pasar más horas frente a la consola. La situación que vivimos puede hacer saltar horarios y rutinas y desorganizar un entorno previamente estructurado”. ¿Qué recomiendan, entonces?:

  1. Ante todo, los padres y madres deben entender que el bienestar de sus hijos pasa por el bienestar de sus progenitores. Cuanto mejor estén, de mayor calidad serán los cuidados que les dispensen y, por tanto, mayor será su bienestar. Los adultos les dan seguridad y les ayudan a regularse emocionalmente en situaciones de amenaza, peligro, miedo, ansiedad. Debemos prepararnos y cuidarnos bien porque los niños se agotarán y nos preguntarán muchas veces ¿cuánto queda? Paciencia y calma. Si nos concienciamos nosotros, se concienciarán ellos.
  2. Los primeros que tienen que sentir calma y serenidad son los padres para poder transmitirlo a sus hijos e hijas después. En nada ayudará a los niños unos padres asustados y angustiados. El papel de los padres será filtrar todas sus emociones para que puedan regularse emocionalmente a su vez y sentir calma y serenidad. Incluidos los más pequeños.
  3. Los adultos se apoyarán entre sí, en la proximidad o en la distancia. Afortunadamente contamos con redes sociales que lo facilitan. No se pueden añadir más agentes traumáticos como los conflictos intrafamiliares. Es recomendable ampliar nuestras redes afectivas y saber pedir ayuda para cualquier cosa que necesitemos. Lo peor que pueden hacer los padres es aislarse y aislar a sus hijos e hijas psicológicamente.
  4. Hay que decirles siempre la verdad, pero con un lenguaje adaptado a la edad del niño y a sus características particulares. ¿Hay que contárselo todo? No, sólo aquello que puedan entender y que les sea útil y dejar después pregunten, y siempre responderles. Pero evitemos explicaciones largas y farragosas. ¿Y si nos hacen la pregunta que más temen los padres? Si sus abuelitos o sus padres se van a morir, si se van a morir ellos... Nunca debemos privarles de la esperanza, pero tampoco de la verdad. Y la verdad es que no lo sabemos con certeza pero que confiamos plenamente en que eso no va a ocurrir. Y para cuidarnos bien tenemos que permanecer en casa, lavarnos tantas veces las manos, no jugar con los primos…
  5. Escuchar lo que los niños tienen que decir y ayudarles a expresar sus sentimientos, dudas o temores. No ignorarles jamás. Les será muy útil el uso de cuentos. Se les debe animar a que pregunten todo lo quieran saber y a expresar sus preocupaciones pero también estaremos atentos a sus propuestas y sugerencias.
  6. Estar atentos a las distorsiones cognitivas, como por ejemplo, que vamos a morir todos, que si se portan mal el coronavirus se llevará a su mamá...
  7. Mantener rutinas, horarios y hábitos o crear otros nuevos. No debe faltar el ejercicio físico. Podemos improvisar una pequeña tabla de gimnasia. Y la lectura compartida. Y sacar esos viejos juegos de mesa. Y ver fotos antiguas. Y dar rienda suelta a la imaginación.
  8. No inundar el ambiente de la casa con noticias de actualidad sobre el coronavirus. Completamente desaconsejado tener la televisión puesta todo el día. Evite la sobreinformación. Por cierto, los padres deben prestar atención a lo que hablan con otros adultos en presencia de sus hijos: los niños se enteran siempre.
  9. Darles a entender que siempre pueden contar con nosotros para todo lo que necesiten como resolver dudas, temores, ideas…
  10. Seguir las recomendaciones generales en el cuidado de los adultos.

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