Congreso de la Lengua de Cádiz: Las palabras que se llevó el viento
Oportunidades perdidas
Hace un año, organizadores, sociedad civil y autoridades gaditanas se congratulaban por "el mejor congreso de toda la historia" de los Congresos Internacionales de la Lengua, un evento del que hoy no queda nada
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Cádiz/Resulta irónico, casi aleccionador, que lo único que el viento no se llevó cuando cambió de dirección fue la palabra. La palabra del pueblo. Porque ha transcurrido un año justo desde que organizadores, próceres de la sociedad civil y autoridades gaditanas se felicitaran por "el mejor Congreso de toda la historia de los congresos" internacionales de la lengua española y, sin embargo, nada de él -ni relaciones más fuertes con la Academia de la Lengua o el Cervantes, ni un observatorio, ni un estudio...- queda en la ciudad que se arrojó la heroicidad de montar un evento internacional en apenas 3 meses con un éxito arrollador. Nada. No queda nada. Excepto la palabra, las palabras, del pueblo, que algunos gaditanos se resisten a quitar todavía de sus balcones, de las ventanas de los colegios, de las puertas de sus negocios... Como la medalla de un triunfo lejano en la solapa de un abrigo viejo.
Pon una palabra en tu balcón (y no la quites, que no parezca que fue un sueño) rezaba la campaña con la que se escribían las primeras líneas del IX Congreso Internacional de la Lengua que, no tras pocas dificultades y hasta un poco con la suerte de cara, se celebró en Cádiz entre el 27 y el 30 de marzo de 2023. Ya saben, Arequipa (Perú) era su destino natural, y el lugar donde Cádiz esperaba proclamarse en la ciudad receptora de la X edición, pero las revueltas políticas y sociales que sufrió el país desde comienzos de ese año imposibilitó que la ciudad natal del Nobel Mario Vargas Llosa pudiera acoger el evento internacional.
Entonces Cádiz se antojó como el salvavidas perfecto. Una ciudad con una candidatura muy hecha, muy trabajada; con un historia innegable de relaciones con Latinoamérica; y una agradable configuración urbanística y paisajística, a la que se sumó el viento a favor tanto del Instituto Cervantes, dirigido por el poeta Luis García Montero, buen amigo de la tierra; como del propio Ministerio de Asuntos Exteriores, que pocas semanas antes de decantarse por Cádiz había comprobado la fiabilidad de la ciudad para menesteres de calado con la celebración del Proceso de Rabat en el Palacio de Congresos, el mismo lugar que se convertiría en sede central de la programación académica del Congreso Internacional de la Lengua Española.
Con un Ayuntamiento volcado, instituciones como Zona Franca, Universidad de Cádiz y Diputación entregadas y una sociedad civil a la que ya le sonaba de qué iba eso del Congreso de la Lengua gracias al trabajo de las personas e instituciones que encendieron la mecha, la Asociación de la Prensa de Cádiz y el colaborador de Diario de Cádiz, Fernando Santiago, Cádiz estaba preparada para escribir su propio capítulo en la historia de los congresos de la lengua. Uno, quizás rubricado a medias con Arequipa -la programación académica del congreso fue la misma que la prevista para la cita peruana- pero con un innegable estilo gaditano que se hizo patente en las actividades paralelas y en la propia acogida que la ciudad brindó a los congresistas.
Todo el mundo estaba encantado. Hasta el rey Felipe VI contribuyó a la fiesta con una estampa inaugural que daría la vuelta al globo. Si algún despistado no sabía lo que estaba a punto de ocurrir en Cádiz, Su Majestad tocando el cajón flamenco (el cajón peruano) en una cajoneada popular ante las puertas del Gran Teatro Falla ante el asombro de la reina Letizia puso al Congreso Internacional de la Lengua de Cádiz en el mapa.
A partir de ahí, la escritura fluía. Discusiones provechosas en el interior de la Antigua Fábrica de Tabacos, un orgullo creciente por nuestra habla fuera de las paredes del Palacio de Congresos, ambiente festivo, actividades culturales, profundización del estudio de nuestros modos de hablar en el corazón de la universidad...
Cuatro días duró aquello. Literal. Cuatro días hermosos, exitosos, nutritivos, y agradecidos por ellos estamos los que lo vivimos, pero aspirábamos a más porque la reflexión es más profunda. Y es que ni siquiera se trata del asunto particular del Congreso de la Lengua sino de la necesidad de, al menos, poner en cuestión la validez de la celebración de un gran evento en una ciudad si no deja eco, resonancias, semillas. O, aun mayor irresponsabilidad, si las huellas que el hito deja -porque, ¡por Cervantes!, que el Congreso de la Lengua las dejó en Cádiz, a la que nunca vimos tan orgullosa de su acento y sus expresiones- no se cuidan, no se preservan...
Doce meses han transcurrido y las palabras del pueblo, curiosamente, son las únicas que quedan en puertas y balcones. El viento sopló, cambió de dirección, y el Congreso Internacional de la Lengua Española se olvidó. Ni un programa de fomento a la lectura, ni una línea de estudio, ni unas pequeñas actividades estables, ni siquiera por este primer aniversario de su celebración, un guiño a aquello días, se ha realizado en la ciudad, ni una respuesta a aquel guante que a última hora lanzaría Luis García Montero deseando presencia Cádiz en el próximo congreso de Arequipa. Nada. Ni interés, ni intención, se ha demostrado por mantener vivo el espíritu del Congreso de Cádiz. Las palabras, qué fácilmente, se las lleva el viento.
El lamento en las redes de Lola Cazalilla
La celebración del Congreso Internacional de la Lengua Española en Cádiz se fraguó con el equipo de Adelante Izquierda Gaditana en la alcaldía que, por aquellos días, comandaba José María González Kichi con Lola Cazalilla como concejala de Cultura y Fiestas y el concejal Paco Cano como otro de los grandes apoyos destinados a la organización del evento.
Este equipo preparó la candidatura que luchaba por acoger la X edición de la cita, que se celebrará el próximo 2025, pero que finalmente aceptó el reto de preparar apenas con 3 meses de margen el IX Congreso Internacional de la Lengua. Un hito inolvidable para Cazalilla que ha lamentado estos días en sus redes sociales el olvido de la gesta.
"Hoy, las redes sociales me recuerdan que se cumple un año de la celebración del Congreso de la Lengua en Cádiz. Y son las redes sociales las que me lo recuerdan porque ni desde el Ayuntamiento, ni desde Onda Cádiz ni desde la delegación de Cultura se ha hecho absolutamente nada", critica la actual concejala de la oposición al Ayuntamiento ahora dirigido por el Partido Popular con Bruno García al frente.
"Es una pena. Es una pena para la ciudad y para tanta gente que hizo un esfuerzo enorme para conseguir la celebración en solo tres meses. Y, sin embargo, el Equipo de Gobierno ha olvidado por completo este hito del que actualmente no queda nada y podría haber sido el comienzo de todo", se ha despachado con una imagen de la exitosa exposición de las palabras gaditanas basadas en el trabajo de Pedro Payán en el Mercado de Cádiz.
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