IX Congreso Internacional de la Lengua Española

García Montero: "Desearía que Cádiz, como en un viaje de ida y vuelta, tuviera presencia en el Congreso de Arequipa"

Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, este jueves en el Palacio de Congresos de Cádiz.

Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, este jueves en el Palacio de Congresos de Cádiz. / Lourdes de Vicente

Para todos una sonrisa, para todos una palabra, para hablar con Luis García Montero, director del Instituto Cervantes y uno de los responsables del IX Congreso Internacional de la Lengua que se ha celebrado en Cádiz hasta este 30 de marzo, hay que buscar un rincón apartado y cerrar la puerta. No es tarea fácil en el Palacio (el de Congresos) donde cada despacho ha estado ocupado estos días por instituciones, periodistas y congresistas que han dado buena cuenta de que en la pequeña ciudad del sur, de vez en cuando, ocurren cosas... Damos con la puerta correcta, una sala vacía. Ahora sí, Luis García Montero se acomoda, y sólo entonces, en la manera de abordar el asiento, notamos por un segundo el cansancio que encierra el pasado de una cita aplazada y desplazada en tiempo y espacio. Trabajada y peleada. Y conseguida. El poeta sonríe, aplazando y desplazando en tiempo y espacio los desvelos. Hoy es el último día... 

–El IX Congreso Internacional de la Lengua no ha estado exento de obstáculos para llegar a su celebración pero, ¿se han cumplido los objetivos que tenían para la cita en Cádiz?

–Podemos estar muy contentos. Era muy difícil mantener el Congreso en las fechas previstas y se ha conseguido, y creo que un factor fundamental ha sido el compromiso de Cádiz. La candidatura de Cádiz 2025 se había ya implicado en la ciudad y hay que hablar no sólo de la cooperación y la colaboración del Ayuntamiento de Cádiz, la Diputación, la Junta, de la Universidad de Cádiz sino también de la Asociación de la Prensa, de periódicos tan referentes en la ciudad como Diario de Cádiz, del Cádiz C. F... Creo que ha habido una dinámica que ha convertido a Cádiz en protagonista del Congreso.

–¿Y eso es habitual?

–A mí es que me parece muy bien porque cuando se pusieron en marcha los congresos en 1997, se decidió no llevarlos a las grandes capitales de los Estados. Y para recordarle a la gente que estamos hablando de su lengua, y que son los hablantes los dueños de la lengua, los protagonistas de la lengua, es muy importante que las ciudades donde se celebran se conviertan en las protagonistas de los congresos y yo creo que Cádiz se ha portado maravillosamente y eso a mí me alegra porque la confianza que yo tenía en Cádiz no permitía dudas, yo sabía que esto iba a salir bien por la manera de ser de Cádiz. El balance es muy positivo.

–Venían a hablar de ‘Mestizaje e interculturalidad’, ¿ha dado frutos el debate?

–Es que ya era interesante en sí poder debatir sobre un asunto tan actual como es el del mestizaje y la interculturalidad en un momento de tendencias supremacistas, autoritarias e identidades cerradas. Invitar a la meditación de la historia y del presente de la lengua con identidades abiertas, diálogo, mezcla y convivencias que se enriquecen creo que ha sido muy importante. Importante y estupendo en un idioma como el nuestro, que se extiende en tantos millones de hablantes y kilómetros, que está acostumbrado a convivir con las lenguas peninsulares, con las lenguas indígenas, y que su historia es una historia de mestizaje. Y sobre la interculturalidad, una de las conclusiones que saco, es que el concepto de interculturalidad es mucho más real ahora que el concepto de internacionalidad.

–¿Cuál es el matiz?

–Que el concepto de nación tiende a cerrar fronteras y habla de relaciones exteriores entre naciones distintas; y, ahora, la cultura se mueve más allá de las fronteras y hay un diálogo en la globalización donde a nosotros nos llega lo que se hace en los Estados Unidos, a los Estados Unidos le llega lo que hace la comunidad hispánica, está todo en diálogo. Uno se pone a pensar, qué puedo yo encontrar que llame la atención sobre España en Japón, y lo que ha hecho el Real Instituto Elcano pues nos habla de la Liga de Fútbol. La casa de papel, el éxito de las series en la India... O, cuando estudias la situación del español en Portugal, pues resulta que hay mucha gente que se ha interesado por la cultura española porque se emocionó viendo Verano azul. Así que las fronteras no están cerradas, hay una interculturalidad que me parece importante para tomar conciencia de las identidades abiertas y que todos nos hacemos en mestizaje y que somos un diálogo abierto, y esa es la mejor manera de evitar caricaturas del otro y de que existan las tendencias supremacistas.

–La presencia del español en los Estados Unidos, por ejemplo, es uno de los temas que se han tratado en el Congreso

–Por supuesto se ha hablado de que a mitad de siglo vamos a tener unos 60 millones de hablantes en español en Estados Unidos, y eso es estupendo, pero no podemos decir que el español está invadiendo los Estados Unidos porque la autocomplacencia evita comprender la realidad. Los filólogos dicen que hay una tendencia que va en la dirección de tener como único idioma el inglés, que hay gente que quiere caricaturizar el español como una lengua de pobres, que hay discursos que avergüenzan a los hablantes de español para evitar que entre primera y segunda generación permanezca el idioma, que hay bronca si una clienta supremacista oye hablar en otro idioma que no sea el inglés a una cajera de un supermercado... Frente a eso a nosotros lo que nos interesa es el respeto entre las lenguas, que hablar español sea posible en una situación de bilingüismo como aquí en Cataluña o en el País Vasco, donde es perfecto. Y además nos interesa recordar, y lo hemos hecho, que ya los hispanos forman la séptima economía del mundo en los Estados Unidos, y que en California, donde hay 12 millones de hispanos, están las mayores tecnológicas del mundo y que el español puede ser una lengua de tecnología y de ciencia.

–Ese ha sido uno de los titulares llamativos de este Congreso. La inteligencia artificial debe pensar en español.

–Yo creo que es fundamental. Cuando estudiamos filosofía y explicamos su relación con la literatura en el siglo XIX, nos encontramos ya que frente a las teorías románticas que hacían de la lengua la identidad de un pueblo, había otra gente que utilizaba eso para decir, filosofía sólo se puede hacer en alemán. Y desde Kant, Hegel, hasta Heidegger decían que otra lengua no servía para hacer filosofía. Y a mí me parece que ahora, cuando nos planteamos la realidad, me parece una tontería intentar hacer competencia al inglés pero, lo que sería más torpe todavía, sería asumir que la ciencia, la tecnología y las máquinas sólo se pueden programar en inglés. Nuestra lengua que necesita desarrollarse en la tecnología, en la ciencia y en la inteligencia artificial. Trabajar en ese sentido me parece una realidad que debe exigírsele a los responsables de la comunidad hispanoamericana. A partir de ahí, lo que sí creo, porque nos lo ha enseñado la Historia también, es que debemos ser prudentes a la hora de pensar en la transformación digital.

–¿Prudentes en qué medida?

–Primero, en darle la importancia que tiene. Sería una imprudencia no apostar por toda la transformación tecnológica, pero después ser precavido porque sabemos que en todas las transformaciones históricas la sociedad ha evolucionado manipulada hacia un punto o hacia otro y, a lo mejor, una transformación ha servido para crear desempleo, pobreza, marginación, brecha entre élites y mayoría... Y a mí eso me preocupa y con un añadido más, porque la revolución industrial pudo aumentar la brecha entre la mayoría y las élites que se llevaban el dinero, pero en la transformación digital está en juego nuestra conciencia, porque es un poderosísimo medio de control de nuestra conciencia. Se ha abierto un debate, y me ha alegrado mucho, con 1.000 firmas muy significativas diciendo que cuidado con la agresión a los valores democráticos que puede haber detrás de la Inteligencia Artificial y de la creación de realidades virtuales. Esto ha tenido que ver con las fotos que hemos visto todo el mundo de la detención de Donald Trump, cuando no ocurrió ninguna detención, y él mismo había falsificado esa realidad y había hecho que los suyos extendieran un bulo más para conseguir el apoyo de su pandilla y fueran a boicotear la legalidad de un proceso jurídico. Y también me parece interesante, como ya apuntamos en el anuario del año pasado del Instituto Cervantes, las repercusiones éticas de todo esto. Por ejemplo, que el lenguaje de las máquinas y de la IA respete la diversidad lingüística, que una vez más, cuando un andaluz hable con una máquina no se sienta avergonzado; además de tener cuidado porque en el lenguaje de las máquinas pueden crearse sesgos machistas, clasistas, militaristas..., de todo tipo. En ese sentido, reivindicar la autoridad de los Estados en su defensa de los derechos democráticos y de los derechos humanos es fundamental porque lo que no podemos dejar es el desarrollo de algo tan importante como la transformación digital en manos de las multinacionales.

Luis García Montero, durante el último día del Congreso de la Lengua en Cádiz. Luis García Montero, durante el último día del Congreso de la Lengua en Cádiz.

Luis García Montero, durante el último día del Congreso de la Lengua en Cádiz. / Lourdes de Vicente

–En su discurso de apertura de este Congreso mencionó la relación entre palabras y derechos humanos. ¿Se ha hablado de ese asunto estos días?

–Yo creo que sí, en muchas actividades culturales, en muchas mesas redondas y en algunos paneles. Mis intervenciones han querido ir por ahí, porque hablar de mestizaje es poner en duda las identidades cerradas y porque la manipulación del lenguaje es muy útil cuando hay alguien que quiere crear dinámicas de odio. La filología ha estudiado mucho de qué manera manipuló el lenguaje el nazismo, por ejemplo.

–Martín Caparrós también ha dejado otro curioso titular en este Congreso. La propuesta de llamar ‘ñamericano’ al idioma que se habla en Hispanoamérica.

–Martín Caparrós tiene un libro muy interesante que se llama Ñamérica que es un conjunto de crónicas donde analiza la situación de las realidades hispánicas. Pero, bueno, yo creo que más allá de las ideas o las ocurrencias que podamos tener los escritores, son los hablantes los que son dueños del idioma y a lo largo de América Latina y a lo largo de España pues hay mucha gente que se siente más cómoda utilizando español y gente que se siente más cómoda utilizando castellano. A mí cuando alguna gente me dice, “pues yo utilizo castellano porque el español es como imperialista”, y yo digo, bueno, pues si es abusiva la presencia de una nación, pues imagínate la presencia de una comunidad autónoma... En fin, las ocurrencias son una moda, duran una conferencia, y después, se asientan. A mí me parece muy difícil que se invente otra palabra diferente a español o castellano que asuman los hablantes para llamar a su idioma. Yo confieso que prefiero español porque desde sus orígenes, desde los primeros documentos que tenemos de San Millán de la Cogolla, se deja ver una realidad que es la de la convivencia de las lenguas peninsulares y no la del predominio de una región concreta como Castilla. Pero, bueno, elucubraciones históricas aparte, si estoy en un sitio donde la gente prefiere hablar de castellano, pues yo hablo de castellano, porque el contexto en la comunicación es muy importante.

–¿Cómo cree que se recordará el Congreso de Cádiz?

–Pues esta mañana he sentido alegría cuando en una entrevista he oído al director de la Real Academia de la Lengua decir que cree que ha sido el mejor congreso realizado de toda la historia de los congresos. A mí me parece muy bien, y cuando me han preguntado a mí yo he dicho que Santiago Muñoz Machado es andaluz, yo soy andaluz, además estamos en Cádiz, yo me dejo llevar por el espíritu gaditano, la Bahía es bonita, Cádiz es bonito y todo es muy bonito, ¡y estoy dispuesto a repetir que es el mejor congreso de la historia de los congresos! (ríe). Lo que creo es que se va a recordar como un gran momento en el que se salió de una situación difícil gracias a la generosidad de una ciudad y al orgullo con el que Cádiz crea cosas que la definen como una gran ciudad.

–Muchos gaditanos tenemos la sensación de que este Congreso nos ha valido para ensanchar el orgullo por nuestra habla. Usted que conoce bien la ciudad, ¿comparte la sensación?

–La comparto y me parece que cuando se mezclan perspectivas clasistas es muy fácil hacer caricaturas y los andaluces, no sólo gaditanos, hemos tenido que soportar la caricatura del habla andaluza. Y, bueno, como filólogo pues quiero recordar que buena parte del vocabulario y de la pronunciación del español en el mundo pues se debe a la presencia de Canarias y Andalucía en América. A partir de ahí, me parece muy bien que reivindiquemos, primero, la manera de ser de Andalucía, el derecho de la gente a su idioma, a sentirse dueña de la relación materna con un idioma con el que nos criamos y nos conformamos con la realidad, y también que reflexionemos sobre que respetando la diversidad podemos mantener la unidad, porque por muchas palabras raras que oiga alguien de fuera, tarda un segundo en comprender qué significa jartible o bastinazo. Y, después, también reflexionar que no es sólo la pronunciación de las palabras o del vocabulario sino el papel histórico que ha jugado Cádiz en la Constitución de 1812 y como punto de conexión con América.

–¿Y en 2025, Arequipa? (esta entrevista se realizó antes de conocer la decisión final de Asale)

–Yo he hablado con el director de la Real Academia y le he pedido, y estamos de acuerdo, en que las academias de la lengua (Asale) propongan a Arequipa como sede de la celebración del próximo Congreso, siempre que la situación lo permita. Y, además, estaría muy bien que, ya que Arequipa ha tenido tanta presencia en Cádiz, ahora Cádiz, como en un viaje de ida y vuelta, tenga presencia en Arequipa. Ese sería mi deseo. Y, bueno, el director de la Academia me ha dicho que hoy (30 de marzo) tiene reunión con las academias y me parece que es ilusión de todos poder anunciar a Arequipa como lugar de celebración del próximo congreso.

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