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Cádiz

Compañía, una calle aliviada de la venta ambulante ilegal

  • Las protestas de un grupo de comerciantes sobre los manteros y los puestos callejeros han surtido efecto con una mayor presión policial

La calle Compañía es una de las vías que soporta un mayor tránsito de personas en toda la ciudad. Un lugar de paso crucial para marchar a prácticamente cualquier lugar del centro de Cádiz. Nexo de unión entre las plazas de la Catedral y de las Flores, su estrechez hace que en los momentos de gran afluencia, como una jornada de cruceros o cualquier sábado por la mañana, el caminar sea lento. Con un carácter eminentemente comercial, las grandes franquicias no han conseguido poner sus manos sobre ella. Locales pequeños que hacen que el comerciante local perviva.

Sus características la han hecho ser un lugar atractivo para la venta ambulante ilegal, que va desde las falsificaciones de camisetas, zapatillas deportivas o bolsos hasta los puestos de artesanía o bisutería. Desde hace unas semanas existe la queja por parte de los vendedores sin licencia que se colocaban en la confluencia de Compañía con Catedral por la presión de la Policía Local a su actividad, reclamándole al Ayuntamiento de Cádiz que puedan seguir ofreciendo sus productos, a pesar de no estar amparados por la legislación.

En la otra cara de la moneda están los comerciantes, que deben cumplir con toda la normativa para poder poner en pie sus negocios, con los gastos que esto supone para que su actividad sea legal.

Desde hace ya varios años se han repetido las protestas entre los empresarios de una calle en la que no regía la ley para la venta ambulante. Un problema que era muy complicado de atajar. El inicio del verano fue insoportable por el aumento desmedido de las mantas y los puestos. Hasta que algunos comerciantes se hartaron y comenzaron a moverse.

María del Mar Cobo, propietaria de la tienda Algo de Cádiz, empezó a tratar el asunto con los compañeros de la calle Compañía y los puestos de artesanía con licencia de la plaza de las Flores. Recogió firmas en estos negocios y las entregó en el Ayuntamiento de Cádiz. Además, comenzó a hacer presión a la Policía Local. Una acción que, como reconoce la propia María del Mar, parece que ha surtido efecto. "De 20 días para acá es increíble cómo está la calle. Solo he visto aparecer un día a los manteros y estaban desquiciados con las bolsas de un lado para otro porque no eran capaces de ponerse en la calle", comenta la comerciante.

Cuenta que decidió dar el paso porque la situación en Compañía era insostenible, con el perjuicio que suponía para los negocios tanto en ventas como en imagen. "Ha llegado a haber hasta 60 puestos desde la plaza de las Flores, con mantas en las dos partes de la calle. Por eso, recogí firmas y las entregué en el Ayuntamiento. Estoy a la espera de que me llamen", manifiesta María del Mar.

A partir de ahí, comenzó a ponerse en contacto con la Policía Local para intentar buscar una solución a lo que sucedía en Compañía. Para María del Mar, la actuación ha sido "supereficaz". "El problema era que no sabían qué hacer y la gente se les echaba encima", apunta.

Una calma, la de la venta ambulante, que espera que se mantenga en esta vía con la llegada del otoño y del invierno. "Ahora tenemos dos meses que pueden venir bastantes cruceros y podemos sacar algo de provecho. Además, espero que en la campaña de Navidad no haya problemas porque es que nos hace polvo a todo el mundo", asegura.

Asimismo, sobre el problema de los vendedores de artesanía sin licencia, María del Mar fue muy clara al asegurar que "mientras que paguen su autónomo, sus impuestos y sus cosas, yo los respeto. Pero que paguen lo mismo que nosotros porque yo tengo que tener todas mis facturas con IVA y todo en regla, y ellos nada".

Uno de los comerciantes que mostró su apoyo a María del Mar en esta pelea es Jesús Payán, dueño de la tienda de artículos de marroquinería Azul. Jesús, que también cree que ha habido un aumento de vendedores ambulantes al comienzo del verano, apunta que "si no se hace presión, se hace un efecto llamada. Sobre todo en verano y en navidades, que es cuando más se vende y eso se nota en la calle".

En cuanto a la convivencia con la venta ambulante, se queja de que, en ocasiones, "te tapan la puerta y taponan la calle", con los efectos negativos que eso conlleva para los negocios.

Este comerciante vive de lleno el problema de los artesanos sin licencia que están reclamando que les dejen realizar su actividad en Compañía, ya que en su tienda vende el mismo tipo de productos que ellos. Incluso cuenta que llegaron a pedirle su apoyo, pero se negó a ello. "Cada uno defiende su plato y yo no voy a tirar tierra en el mío. Estoy en contra de que les den un permiso en mi calle", manifiesta. De hecho, Jesús también comenzó vendiendo en la calle con licencia y a partir de ese trabajo pudo abrir su propio negocio. "Hay que tener un poco de ganas. Lo fácil es llegar, vender y llevarte el dinero para casa sin rendir cuentas", cierra.

Pablo, otro comerciante de una tienda de artesanía de la calle Compañía, también corrobora las opiniones de sus dos compañeros. "Se ha notado más presencia policial. Se ve en la calle y lo importante es que siga así", declara.

Entre las vicisitudes que la venta ambulante ilegal provoca, señala que los puestos "hacen un pasillo en medio y la gente va mirando para delante. No va tranquilamente paseando y eso se nota mucho". Junto a esto, suma el gasto de los consumidores. "El que lleva 40 euros en el bolsillo y se gasta 20 euros en unas zapatillas, ya no gasta más", sentencia.

Una día cualquiera de esta semana, la calle Compañía aparece despejada de puestos y mantas. Tras meses complicados, las protestas han tenido un efecto positivo para los comerciantes. Una tregua a la espera de que se confirme con la llegada del momento culmen del consumidor: la Navidad.

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