Después de un tiempo de recuperación comercial, la calle Ancha ha sufrido un nuevo revés con el cierre de la panadería-cafetería Panaria (Café&Té), en una de las esquinas con Sagasta. El establecimiento, que abrió sus puertas en 2013, ha echado la baraja. Había sido la avanzadilla de las nuevas cafeterías en la reinvención de esta vía principal del casco antiguo, que había girado hacia la hostelería cuando siempre fue el centro neurálgico del comercio. El negocio pertenecía a la Compañía del Trópico, una firma nacida en 2010 con franquicias en toda España. 

Aun así, en Ancha se mantienen cafeterías como La Lectora, Granier o La Tertulia, además de todo un clásico como el bar Liba y el propio Salón Italiano, la célebre heladería.

En esta vía ha cerrado también hace escasos meses la tienda de frutos secos La Barraca, también en la confluencia con Sagasta en lo que durante décadas fue Óptica Malet. Anteriormente esaron su actividad la tienda de artículos de casa y jardín Full House, Sandro Ferrone, Almacenes El Siglo,  Milenium y La Casita de Dali.

Unos van y otros vienen. En breve abrirá en Ancha, donde estuvo 50 años Confecciones Lluch, establecimiento de la franquicia Martonela, una cremería-slow que es una combinación de heladería y crepería totalmente artesanal. También vende batidos frescos elaborados con leche fresca de granja, zumos y granizados naturales, cafés artesanales de tueste natural y tés variados. Esta será la tercera heladería de la calle Ancha, uniéndose al tradicional Salón Italiano (Los Italianos) y a Verde Pistacchio.

También abrió hace poco un centro de estética en el local que antes ocupaba la tienda de juguetes Imaginarium, que había cerrado en febrero de 2021. Y a finales del año pasado inauguraba tienda en Ancha la firma dulcera de Sanlúcar de Barrameda La Rondeña.