Cádiz

El Castillo hace aguas antes de su apertura

  • Los últimos temporales han provocado daños en las casamatas. La humedad de las paredes, con muros al descubierto, dificulta que se cuelguen cuadros o piezas

El castillo de San Sebastián de Cádiz, que iba a ser junto al Oratorio de San Felipe Neri uno de lo espacios emblemáticos para la conmemoración del bicentenario de la Constitución de 1812, no para de dar disgustos. No se ha abierto el equipamiento al público, salvo ocasiones muy puntuales a lo largo del año, cuando ya se han localizado los primeros desperfectos en los trabajos de rehabilitación que desde hace tres años viene ejecutando en la fortificación la empresa pública Tragsa. Y no son desperfectos mínimos pues afectan de lleno a varias de las casamatas existentes en la zona de la Avanzada, lo único que se había restaurado de todo el conjunto arquitectónico.

Los trabajos de recuperación de estas casamatas, que ocupan uno de los extremos de la fortificación y que son de gran tamaño, superiores a las existentes en el baluarte de la Candelaria concluyeron a mediados de este año. La empresa dependiente del Ministerio de Medio Ambiente invirtió en estos trabajos unos 11 millones de euros, casi el total de lo que se ha podido gastar en el Castillo, que en conjunto no ha superado los 13 millones de euros. Entonces se indicó que, pendiente de la instalación de los servicios eléctricos y de abastecimiento de agua, estos habitáculos ya estaban preparados para su nueva función: convertirse en un gran espacio expositivo donde ofrecer distintos tipos de muestras. Igualmente, varias de las casamatas se adaptaron para la instalación en las mismas de una zona de restauración, con cafetería y restaurante.

Todo ello se presentó el pasado verano. Pero, aunque tarde, llegaron las lluvias y el temporal de viento, siempre especialmente virulento en la zona de la costa gaditana donde se levanta el castillo de San Sebastián, totalmente rodeado por el mar. Y el agua de la lluvia y el impulsado por el oleaje comenzó a colarse en muchas de estas casamatas ya terminadas y, se decía en su momento, aisladas para evitar la entrada de la humedad tanto a través de sus muros como por el techo, sobre el que se había habilitado un paseo peatonal con espectaculares vistas de la ciudad.

Según confirmaron a Diario de Cádiz fuentes del Consorcio del Bicentenario, varias de estas casamatas, en un número que ayer no se pudo determinar, se han visto especialmente dañadas por el agua que ha entrado a través de las piedras de los muros creando desde charcos hasta grandes manchas de humedad. Hay que tener en cuenta que el diseño seguido por Tragsa recuperaba la piedra original, sin que ésta fuese cubierta por otros materiales en varias de las salas.

"Se ha visto que las paredes no estaban bien impermeabilizadas (como pasó en su momento con la primera rehabilitación que sufrió el baluarte de la Candelaria), ya que en cuanto han llegado las lluvias algunas casamatas han quedado muy dañadas hasta el punto de no poder utilizarse como espacio expositivo", se lamenta desde el Consorcio.

Que se dejasen en algunos casos las piedras vistas, sin ningún tipo de paneles y por lo visto con escasa impermeabilización, y que éstas expulsen ahora el agua de la lluvia ha provocado también que "no se puedan colgar cuadros o piezas sobre estas paredes, porque ésta se viene abajo. En algunos de los muros son visibles grandes manchas de humedad".

Esta situación deja en el aire una pronta inauguración de la exposición 'Interiores Robados. Hispanoamérica', obra de José Manuel Vera Borja y Juan Carlos González Santiago, que iba a instalarse en las casamatas hace unos meses. Aunque desde el Consorcio se tiene pendiente una visita a la fortificación para comprobar si hay un número suficientes de casamatas correlativas que no estén dañadas, para garantizar la instalación de esta muestra, los autores han traslado al Ayuntamiento su deseo de que 'Interiores Robados' se pueda ver a partir del próximo mes de febrero de 2013.

En todo caso, el Consorcio, que todavía no ha recibido las llaves del Castillo, en poder del Ministerio de Medio Ambiente, pretende redactar un informe de los daños existentes y trasladarlo a la Dirección General de Costas. Tragsa sigue en la fortificación aunque ahora no se ejecutan obras en ella. "Realizan labores administrativas así como de seguridad y mantenimiento de las instalaciones", entre lo que se incluye una operación de limpieza de los rastrojos que han ido creciendo en determinadas zonas ante el abandono que sufren. El Ministerio aún tiene que decidir quién asumirá el control del Castillo. El Ayuntamiento sí tiene claro que hay que evitar un parón en las obras de restauración y que éstas, aunque sea mediante fases, deben de continuar.

Por lo pronto, el Consorcio ya ha cerrado todos los contratos para el suministro de agua y electricidad para el conjunto incluyendo también el de gas, que fue exigido a última hora para garantizar el mantenimiento del aire acondicionado en las salas de las exposiciones.

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