Para darnos cuenta de los contrastes del mundo en que vivimos usaremos en el ejemplo de dos Cádiz. En la que lleva acento, el 2012 no se concibe sin grandes fastos, sin uno de los puentes más grandes de Europa sobre una bahía y sin la llegada de trenes que rocen los trescientos kilómetros por hora. En la segunda, la que no lleva acento y se apellida City, como el equipo del 'Kun' y de Silva, la supervivencia pasa por un puerto pesquero que aspira a ser puerto de mercancías y pasajeros, por que se construya una central térmica que acabe con el monocultivo de la caña de azúcar en la cercana Victorias, y por que se haga un centro comercial que comparado con 'Luz Shopping' sería la caseta del guarda. Entre ambos Cádiz hay 13.000 kilómetros de distancia. Un mundo. 

Pero el Cadiz de Patrick G. Escalante, sucesor de una familia acostumbrada a la vida política, es un Cadiz que sonríe, como al menos dice el eslogan del nuestro. Allá, una hora en avión al norte de Manila, en la península de Negros Occidental, la vida tiene otro tempo. Hay mucho espacio, mucha superficie en la que construir y la paradoja es la pobreza en una tierra tan fértil y rica. 

El Bicentenario de Cadiz City queda aún lejos, si todo va bien será en 2061. Tal vez para entonces su recién estrenado puerto, de momento sólo un espigón, reciba además de pescado a muchos pasajeros de líneas regulares, como aspiramos en el otro Cádiz. Es parte del sueño de una ciudad de 170.000 habitantes muy repartidos en diseminados rurales en los que apenas existen construcciones estables y que sufre la dureza de los fenómenos naturales. 

Pero en Cadiz City cuentan y contarán, a buen seguro, con una herramienta muy válida para celebrar grandes acontecimientos: la hospitalidad. La gente es feliz y se conforma con poco. Ya se sabe; no es más rico quien más tiene sino quien menos necesita. En ese sentido, podemos encontrar otro paralelismo con Cádiz, la del Sur del Sur de Europa. El alcalde y su equipo de gobierno, que tiene entre sus concejales a muchas mujeres, se mueven a ritmo de las nuevas tecnologías y tienen un aeropuerto a apenas sesenta kilómetros, el de Bacolod-Silay. No están desconectados ni desinformados. Los 'cadizeños' saben de los gaditanos más que nosotros de ellos. Cerrado el hermanamiento con Manila y confirmada la visita de su alcalde para el 19 de marzo, no estaría de más invitar al de Cadiz City y cerrar un acuerdo de cooperación con una ciudad lejana sólo en la distancia.