Historias de Cádiz

Cádiz y la fragata blindada Numancia

  • Primer buque acorazado que dio la vuelta al mundo l  Participación en la Exposición Marítima Internacional de Cádiz de 1887 l  Intentos para convertirlo en Museo Naval

Postal antigua de los últimos años de la Numancia

Postal antigua de los últimos años de la Numancia

Benito Pérez Galdós  relató en uno de sus Episodios Nacionales  ‘La vuelta al mundo de la fragata Numancia’, una increíble aventura que hoy apenas si es conocida por unos pocos españoles. Cádiz fue el punto de partida y regreso de esa aventura y la fragata, con numerosos gaditanos en su tripulación,  sería  el primer buque blindado en dar la vuelta al mundo.

La Numancia  era una fragata blindada construida en los astilleros franceses de Tolón en 1864 y destinada a reforzar la escuadra española que se encontraba en el Pacífico. Por su pesado blindaje nadie creía que  pudiera cruzar el Atlántico, atravesar el estrecho de Magallanes y llegar al Pacífico, donde se encontraba el resto de la escuadra española. Ingleses y franceses ya había fracasados con sus buques blindados en navegaciones  mucho más cortas y dudaban que el buque español pudiera navegar hasta aguas tan lejanas.

Para el mando de la Numancia fue designado el capitán de navío Casto Méndez Núñez, cuyo prestigio era reconocido por todos. En Cádiz, Méndez Nuñez también era muy conocido y apreciado. Unos años antes, siendo teniente de navío, había estado al mando de la goleta Cruz, destinada a la vigilancia de la bahía de Cádiz. Según el escritor Gómez Hemas,  cuando  Méndez Núñez salía de paseo  era habitual encontrarlo en la tertulia de la famosa  peluquería de Cortés, en la calle Ancha, y más tarde en los salones de las familias principales de la ciudad. 

La Numancia partió de Cádiz en febrero de 1865 y llegó a Valparaiso  el 28 de abril, después de una durísima navegación.  Méndez Núñez fue ascendido por el Gobierno y tomó el mando de la escuadra, mientras la Numancia quedaba a las órdenes de Juan Bautista Antequera.

Tras los combates de Valparaíso y El Callao, la escuadra española recibió la orden de regresar a la península. Méndez Nuñez formó dos grupos, ordenando que el formado por la Numancia y la Berenguela regresara por Filipinas y el Cabo de  Buena Esperanza, completando así la vuelta al mundo.

. El 20 de septiembre de 1967, dos años, siete meses y seis días después de su partida, la Numancia llegaba a la Bahía de Cádiz. Aún así tuvo que soportar dos semanas de aislamiento y cuarentena hasta que el 3 de octubre el Gobierno ordenó que se le admitiera a libre plática y que sus tripulantes pudieran bajar a tierra. La hazaña asombró todos; el buque no solamente había dado la vuelta al mundo, sino que había soportado una dura campaña en aguas del Pacífico y sufrido numerosas bajas y enfermedades.

El recibimiento de la población gaditana fue espléndido. Los primeros héroes del Callao habían regresado a Cádiz el año anterior  a bordo de la fragata Villa de Madrid, y con la Numancia se repitieron los homenajes.  Hubo fiestas, banquetes y reparto de comida para los  más pobres de la ciudad. Los tripulantes de la Numancia pudieron comprobar que en el salón de sesiones de la Diputación Provincial figuraba un artístico cuadro con los nombres de todos los marinos que había participado en la campaña del Pacífico, realizado por el archivero y pendolista de la Diputación. Manuel Beltrán.

La dotación también acudió a la antigua plaza del Mentidero pera ver la lápida en honor de Méndez Núñez y de los héroes del Callao, y que aún figura en uno de sus laterales. Por último algunos tripulantes fueron agasajados en el restaurante ‘Villa de Madrid” cuyo nombre había sido colocado recientemente en honor de uno de los barcos que había tomado parte en la campaña.

La Numancia prestó servicios durante muchos años, participando en todas las vicisitudes de la Marina. En 1887 fondeó frente a la Exposición Marítima Internacional de Cádiz, iluminando su silueta de noche con luces eléctricas. Al final de su vida útil tomó parte en las operaciones de la guerra de Melilla. Finalmente  el Gobierno decidió darla de baja en la lista oficial de buques de la Armada. 

Por su destacado historial hubo mucha resistencia a que el barco fuera desguazado. Incluso llegó a servir durante algún tiempo como asilo de los huérfanos de la Armada. Desde Cádiz se enviaron numerosas cartas al Gobierno uniéndose a la petición de que la Numancia fuera declarada monumento nacional y que se conservara en algún puerto  como museo naval.

Pero  ni la iniciativa privada ni el Gobierno estaban dispuestos a aportar el dinero suficiente para conservar la Numancia y el histórico barco fue vendido a la casa Sota y Aznar, de Bilbao, por  300.000 pesetas para que procediera a su desguace.

El 2 de noviembre de 1916 partió de Cádiz  la Numancia a remolque para su triste final. El muelle estaba atestado de público y los antiguos marineros que había embarcado en el histórico buque subieron a la azotea de la Capitanía del Puerto para despedir a la Numancia. 

Tres días más tarde regresaba a Cádiz ya que el remolcador carecía de potencia para la labor. El 17 de noviembre partía de nuevo la Numancia con dos remolcadores que tampoco pudieron pasar el cabo de San Vicente. En Cádiz los viejos marineros decían que la Numancia no quería ser desguazada y quería mejor destino.

La tercera y definitiva marcha a Bilbao también fracasó. Al llegar a la altura de Sesimbra, cerca de Setúbal, faltó el remolque y el histórico barco quedó  definitivamente embarrancado en las rocas cercanas a la costa. 

Una lástima que España, como hacen otras naciones, no conservara la Numancia, un barco que lucía la siguiente  inscripción :

“In loricata navis  queae primo terram circuivit”.

La nave acorazada que circundó la tierra por vez primera.

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