En el comienzo del recién estrenado año no queremos ser pesimistas y decir que 'todo lo vemos oscuro', que en los próximos meses nos aguarda un incierto panorama económico, político y cultural. Somos conscientes de la problemática social que padecemos, pero creemos que "lo cortés no quita lo valiente". El titulo de Cádiz oscurecida se refiere a la pobreza lumínica en que se encuentran diversos edificios públicos y monumentos en la noche gaditana. Cualquier pueblo o ciudad de nuestro entorno, y no digamos de España y otros países, iluminan su patrimonio arquitectónico y monumental, de forma que dan un atractivo especial a los mismos. Solo a modo de ejemplo podemos citar a Cáceres, Salamanca o Málaga donde cuidan con mimo este aspecto. Castillos, murallas, casas palacio, templos o estatuas aparecen perfectamente iluminados realzando, si cabe, aún más estas bellas ciudades.
¿Qué pasa en Cádiz con la iluminación monumental? ¿Cuál es el motivo de esta palpable cicatería en su mantenimiento o reposición? Veamos cuatro casos de esta dejadez: La Catedral de Cádiz, primer templo de la diócesis, cuya cúpula fue diseñada para ser vista desde altamar cuando se aproximasen los barcos que venían de América, apenas se le ve iluminada solo por uno de los seis proyectores que tenía hace más de veinte años. La fachada del Oratorio de San Felipe Neri, emblema de las celebraciones de 2012, permanece con su iluminación (que la tiene) apagada, al parecer por cuestiones técnicas fácilmente subsanables. Y otro ejemplo –oscuro ejemplo– es el balcón principal de nuestro Ayuntamiento, que solo se percibe por un solitario foco en uno de sus extremos quedando el resto a 'media luz' como decía el famoso tango de Carlos Gardel. Y para no seguir con esta relación de 'oscuridades' baste decir que las imágenes de los patronos San Servando y San Germán, delante de las Puertas de Tierra, permanecen con sus proyectores apagados.
Desde Cádiz Ilustrada nos preguntamos por esta falta de sensibilidad hacia el patrimonio de la ciudad por parte de sus responsables públicos (tanto civiles como eclesiásticos). ¿Tanto cuesta arreglar estas iluminaciones, cuando hoy existe la tecnología LED que con un bajísimo consumo y una duración de varios miles de horas puede solventar estas deficiencias? Ni que decir tiene lo que supondría un proyecto integral de iluminación de todo el perímetro del casco histórico. Podemos imaginar edificios como el de la Diputación provincial, iglesia del Carmen, castillos de Santa Catalina y San Sebastián iluminados por la noche. Se crearía una visión inolvidable de Cádiz desde el mar, ya que pocas ciudades del mundo poseen esta característica de insularidad amurallada. Por cierto la pérgola de cristal que encorseta el parque Genovés, de dudosa estética, estaba proyectada con una retro–iluminación de diversos colores (según decía el propio arquitecto) y que al parecer solo estuvo activa un corto espacio de tiempo (hoy permanece apagada). Todo esto haría que el futuro de Cádiz se percibiese mejor iluminado y con menos oscuridad. A ver si se anima Eléctrica de Cádiz a regalar unos cuantos vatios a su ciudad.
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