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Medio ambiente

El Ayuntamiento de Cádiz reducirá la población de palomas urbanas a 1.850 aves

  • Sólo deberán quedar 3.690 en el término municipal, según el nuevo pliego de adjudicación del servicio de control

  • Se capturarán con jaulas/trampa, se trasladarán a  no más de 50 kilómetros de la ciudad y se sacrificarán mediante eutanasia con dióxido de carbono

  • ‘Mediadores ambientales’ redirigirán a los alimentadores a los palomares municipales

Palomas en una plaza de la ciudad alrededor de una señora sentada en un banco.

Palomas en una plaza de la ciudad alrededor de una señora sentada en un banco. / Joaquín Hernández KIki

La población de palomas de Cádiz quedará drásticamente reducida a 1.850 ejemplares en el medio urbano y a 3.690 en todo el término municipal, según consta en el nuevo pliego para la adjudicación del servicio del control sanitario y poblacional de Columba livia variedad doméstica “a efectos de minimizar la incidencia de la especie en la ciudad”.

Con este fin se capturarán sistemáticamente ejemplares con el uso de una decena de jaulas/trampa, se trasladarán en jaulas de transporte a menos de 50 kilómetros en unas determinadas y muy detalladas condiciones “con el objeto de que se proceda de forma segura y respetuosa con los animales” y “se sacrificarán mediante eutanasia a través de dióxido de carbono, para su posterior incineración”.

Previamente, a la empresa adjudicataria del servicio se le exige que elabore un estudio de la población de las palomas urbanas, que deberá presentar ante el Área de Medio Ambiente en el plazo de 12 días desde la formalización del contrato. Ese estudio deberá recoger la identificación de la o las especies, el censo poblacional y la distribución de las aves. Sin embargo, sobre este plan prevalecerán los diagnósticos previos de los que ya dispone este departamento municipal.

En un plazo no superior a 40 días después de la formalización del contrato, la adjudicataria también deberá presentar “un estudio sanitario de la población de palomas, siendo éste certificado por veterinario/a colegiado/a, donde se ha de reflejar ectoparásitos, parásitos internos, porcentaje de población afectada y conclusiones; así como pruebas analíticas de enfermedad de Newcastle, Influenza aviar, Salmonella enteritidis y Salmonella typhimurium”.

El pliego también recoge un “programa sanitario diseñado para ejemplares reubicados en palomares de la ciudad”, situados en la Plaza Santa Ana y en el Parque Celestino Mutis, que conllevan procedimientos de desparasitación interna y externa de los animales.

La empresa también estará obligada a la retirada de nidos localizados en edificios públicos o privados siempre que no se encuentren a una altura superior a dos metros a un piso firme.

Además, el pliego contempla “estrategias a abordar para modificación de conductas en alimentadores” de palomas. Así, se contempla la presencia del “mediador ambiental”, que estará integrado por “personal adscrito a asociaciones ornitológicas y colectivos ecologistas colaboradores”. Su función será “informar a los alimentadores de las repercusiones de sus actuaciones y orientar a los mismos hacia espacios habilitados para la alimentación de palomas”, concretamente a los palomares municipales de la Plaza de Santa Ana y del Parque Celestino Mutis. “Redirigidos los ejemplares de palomas a estos puntos se obtiene que adquieran querencia hacia los palomares, y de este modo el poder hacer efectivo el control de la reproducción mediante la retirada de huevos”, dicen en el pliego.

En junio de 2019 la población de palomas de Cádiz superaría los 10.000 ejemplares, teniendo en cuenta los datos que proporcionaron en febrero de ese año desde la Concejalía de Medio Ambiente y que las colonias crecen a una media de medio centenar de aves a la semana.

Entonces el Ayuntamiento ya se planteó reducir la población de palomas en un 60% mediante la dispensación de pienso anticonceptivo, la instalación de palomares ecológicos y “capturas puntuales” de aves para su sacrificio con el uso de redes lanzadera, una práctica que generó muchas críticas.

Sólo tres meses antes, el entonces concejal de Medio Ambiente en funciones, Álvaro de la Fuente, confirmaba a este periódico que había fracasado el plan de capturar y enviar a “un paraje natural” del Levante español nada menos que a unas 5.000 palomas. Las empresas que debían llevarlo a cabo no pudieron documentar ni el lugar a donde serían trasladadas ni las condiciones de transporte de los animales.

Ese fallido plan, que tuvo un eco mediático espectacular –lo publicó la BBC, la CNN y hasta The New York Times–, se anunció a finales de noviembre de 2018. Pese a la insistencia de este periódico en conocer detalles de cómo se pretendía poner en marcha, no fue hasta principios de marzo de 2019 cuando el entonces concejal de Medio Ambiente reconoció que era absolutamente inviable.

La proliferación de palomas en la ciudad ha generado numerosas quejas entre algunos hosteleros, como los de la plaza de La Catedral, ya que las aves no dudan en picotear todo lo que encuentran en las mesas. En el interior de algunos bares todavía se puede ver un cartel en el que se pide a los clientes que, por favor, no las alimenten.

Desde el punto de vista contrario, las medidas de control municipales también han generado protestas, denuncias y pintadas por parte de colectivos animalistas.

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