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Dos imágenes diferentes de Cádiz en un mismo paseo. Por un lado la histórica Alameda, datada del siglo XVII pero reformada por última vez en 1987, y por otro el paseo de Santa Bárbara, abierto desde hace menos de un año al público. La modernidad de las farolas, las plantas y las numerosas zonas infantiles del actual paseo de Santa Bárbara contrasta fuertemente para el paseante con el tono andaluz de la Alameda, en el que la gente busca cobijo entre sus parques y fuentes. Y es que esta, nuestra Alameda, situada frente a la Bahía, es uno de los paseos más característicos y antiguos de la ciudad. El aspecto en el que la encontramos ahora es obra del arquitecto Juan Talavera que, en 1926 y siguiendo el gusto por el regionalismo, realizó un paseo en el que se intercalan los salones decorados con cerámicas de estilo sevillano y elementos de herrería.
Por las mañanas, el paseo Alameda-Santa Bárbara se encuentra desolado. Las únicas personas que podemos encontrar en el camino son los operarios de limpieza que arreglan los jardines y algún que otro pescador que aprovecha la mañana ''para ver si alguno cuela''. Este verano también podemos encontrar obras de la balaustrada y de algunas de las farolas.
Todo lo contrario ocurre al llegar la tarde, los bares se encuentran abiertos y tienen montadas sus terrazas, hay más vida. Es en este momento cuando nos topamos con familias, ciclistas, corredores y pescadores que disfrutan de las vistas y la compañía.
Desde la Alameda, durante el paseo, se pueden contemplar diferentes piezas escultóricas de grandes figuras iberoamericanas y protagonistas del Doce como la del filipino José Rizal, que defendió la autonomía de Filipinas como provincia de España, o el fundador de la República Dominicana, Juan Pablo Duarte, entre otros muchos que se han ido añadiendo poco a poco al paseo. Pero el que más destaca entre todos los monumentos que allí se encuentran es el dedicado a la figura de don Claudio López, Marqués de Comillas, según nos comenta un paseante de la zona: ''Tenía hasta una biblioteca en su interior. Ahora está vallada porque antiguamente los jóvenes se subían y la pintaban. De todas maneras eso siempre lo pueden hacer pero la valla lo impide más''. Ante este visible deterioro, el Ayuntamiento va a proceder a su reforma próximamente.
Muchos de los paseantes de la zona recuerdan con melancolía el cambio que ha sufrido la Alameda. ''Ahora este es un sitio solitario, aunque haya gente. La Alameda era un lugar de jóvenes, un sitio pasar el rato con los amigos. El ambiente ha cambiado totalmente'', comenta Soledad, una paseante.
Una vez que se sale de la frescura de los jardines el paseo se denota distinto, es la zona ocupada por la Iglesia del Carmen y el Baluarte de la Candelaria. La fortificación, construida en 1672, se ha convertido en todo un espacio cultural que acoge actualmente eventos como el Festival Cinematográfico Alcances o el South 32.36N. A partir de ese momento todo el recorrido hasta Santa Bárbara se convierte en un paseo cultural. Pasamos por el Reina Sofía, el aulario La Bomba y el nuevo espacio de creación de arte contemporáneo (ECCO).
Manteniendo la senda del paseo se puede divisar desde lejos Santa Bárbara, sus altas farolas contrastan con las esbeltas e imponentes de la Alameda y con sus escaragüitas, garitas que sobresalen de la muralla y que, aunque en buen estado, se encuentran sucias.
Todo cambia al llegar al actual paseo de Santa Bárbara. Inaugurado en septiembre del año pasado con un coste de 22 millones de euros, este gran mirador, de arquitectura moderna, es el nuevo tramo disponible para los visitantes y los gaditanos. Este recorrido se abre hasta el Hotel Atlántico, también restaurado junto al paseo. Esto supone una vista inédita al mar Atlántico que se alarga para el visitante y una conexión con el borde marítimo de la ciudad.
Lo que fue en su momento el aparcamiento del parque Genovés, se ha convertido ahora en una zona de juegos y de jardines, aunque todavía le queda un fuerte lavado de cara por delante, el teatro Pemán, la fachada del Parque Genovés y la pérgola mirador son algunas de las obras que todavía están por terminar. De todas maneras, ya se ve algo de vida en este paseo tan joven, por las tardes se organizan clases de patinaje para niños y sus zonas infantiles suelen ser la delicia de estos al salir del parque Genovés.
Un viaje, un contraste que llama la atención para todo aquel que lo visita, pero una cosa clara para el paseante: las vistas son inmejorables y el sonido de las olas chocando contra la zapata único, una sensación que sólo se consigue en Cádiz.
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