Cádiz

Adiós a la primera tienda de peces y acuarios que tuvo Cádiz

  • Aquarium-floristería Gadir, en la calle San José, cerrará el 30 de abril después de 52 años por la jubilación de sus propietarios

Manuel Carrera en su tienda Gadir, de la calle San José.

Manuel Carrera en su tienda Gadir, de la calle San José. / Lourdes de Vicente

¡Cuántos niños de Cádiz se habrán parado ante el escaparate de Aquarium Gadir para ver los peces! Incontables. En la calle San José, entre las esquinas de Junquera y Cervantes. Y desde hace seis años, por problemas estructurales del edificio, un poco más adelante, cerca de Santa Inés. Ahora, esta tienda más que cincuentenaria, que unos años después de empezar como tienda de acuarios y peces añadió plantas y flores, cerrará sus puertas por la jubilación de Manuel Carrera y su esposa, Ana María Jiménez. El 30 de abril dirá adiós otro comercio tradicional.

Cuenta Manuel Carrera que se vino a vivir a Cádiz con tres años. Su familia, asidonense, se instaló en la calle San José. Corría el año 1971 cuando entró a trabajar en el acuario. “Yo tenía entonces 15 años. La tienda se había abierto dos años antes, el 28 de diciembre de 1969”, explica. Fue la primera tienda de acuarios que hubo en Cádiz. “En 1992 abrió mi mujer la floristería más arriba, que es donde hemos acabado con todo el negocio reunido. En el otro local no había sitio ya para peces, roedores, artículos para mascotas...”, relata. También desde 1992 trabaja con ellos Fran, un empleado que ha estado al pie del cañón hasta el último momento.

Manuel cogió las riendas del negocio, traspasado por los dos socios que la abrieron, antes de irse a la mili. Un negocio especializado en acuarios y peces llamaba la atención. Solo el gran Crespo, en la Plaza, vendía algunos, “pero nos enviaba a clientes que demandaban algo de más nivel”. Señala Carrera que en la época de Reyes Magos llegaba a vender entre 40 y 50 acuarios. Al tiempo se sumaron aves, tortugas y roedores. ¿Los peces y los periquitos traen ruina? Gran pregunta gaditana. Manuel, alejado de las supersticiones, lo niega. “No creo en esas cosas. Entre tantos clientes, algunos tuvieron más suerte que otros, como es lógico. A uno incluso le tocó la Bonoloto”, apunta entre risas.

“Nos vamos sobre todo porque estamos cansados, aunque la pandemia, que se ha comido muchos ahorros, nos hizo pensar en la jubilación"

Dice que los acuarios no han pasado de moda, aunque admite que es “un artículo de lujo” por el mantenimiento que requieren. Recuerda una especie cara, de agua salada, el Pterois Volitans, pez león colorado, venenoso, que antes del euro costaba 20.000 pesetas. “Era complicado traer algunos peces, de importación, pero había tanta afición que hacíamos el esfuerzo. En la Base de Rota teníamos a muchos americanos que compraban aquí, locos por la acuariofilia”, expone Carrera.

Muestra una bolsa de la tienda “que puede tener 35 años”. Con el logotipo de la empresa, diseñado en la imprenta San Rafael. Así echa la vista atrás a 50 años de trabajo en los que ha conseguido “una buena cartera de clientes” merced a “la formalidad y el compromiso con ellos”. Por algo “dos generaciones, y rondando la tercera, me han encargado flores y ramos de novias”.

La respuesta de la gente ante el cierre “está siendo impresionante” y Carrera no tiene más que palabras de agradecimiento a quienes han confiado en sus servicios. Pero es hora de vivir la vida de otra manera. “Nos vamos sobre todo porque estamos cansados, aunque la pandemia, que se ha comido muchos ahorros, nos hizo pensar en la jubilación. Se daban la circunstancias favorables para irnos y vamos a aprovechar”, reconoce.

No será posible la continuidad del negocio, pues sus dos hijas han seguido otro camino profesional. “Una es profesora en San Felipe Neri y otra trabaja en el Museo del Ferrocarril de Madrid”, dice Manuel con orgullo.

Ya no quedan peces, vendidos en esta liquidación final. Hay flor cortada, artículos para mascotas y algún encargo floral de peso, como uno para la Universidad de Cádiz, uno de sus grandes clientes. Será el último gran servicio de Gadir, otro negocio de siempre que pierde la ciudad.

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