La APC rinde homenaje a Manu Leguineche, un reportero legendario
El periodista que cubrió desde la guerra de Vietnam a la del Líbano recibe el premio Agustín Merello a su trayectoria
En uno de sus últimos viajes de trabajo, el legendario reportero español Manu Leguineche (Arrazua, 1941) acudió a Pristina para observar los acontecimientos de Kosovo. Había tres mil periodistas. El enjambre de periodistas tiende a concentrarse en un único lugar "porque los medios ya no intentan contar el mundo, sino competir entre ellos", que dijo Kapuszinski, otra leyenda del reporterismo. "Eso ya no me divierte", confesó Leguineche en una entrevista. Y se retiró a La Alcarria, a ver sus abejas zumbar.
Ayer, la Asociación de la Prensa de Cádiz, en la 18 edición del premio Agustín Merello, reconoció la trayectoria del hombre que ha recorrido todo el mundo en conflicto, desde la explosión argelina a princpios a los 60 hasta Vietnam, Afganistán, Yugoslavia, el Líbano... No estaba él, no estaba Manu, cuya precaria salud le impide moverse de su casa de Guadalajara. El presidente de la APC, Fernando Santiago, que glosó la figura de uno de los más grandes nombres del periodismo patrio, narró la espera y los intentos para habérselo entregado en persona. Fue imposible. Aún así, ahí está el premio como reconocimiento a uno de esos profesionales que "en los años del plomo, cuando el ejercicio del periodismo era difícil, nos trajo la actualidad de lugares recónditos de los que ni siquiera habíamos oído hablar".
Recogió el premio, de manos de Kitty Pastor, la viuda de Agustín Merello, el secretario general de la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas Españoles), Javier Arenas. Arenas coincidió, cuando era un pipiolo, con un Leguineche ya curtido y de él aprendió "la honestidad en su trabajo y el rigor en lo que transmitía. Se le presenta como un reportero de guerra, pero era reportero de guerra y de paz. Es un profesional de la información humanizada. representa la esencia del periodismo que fue y tiene que seguir siendo o, sencillamente, no habrá periodismo".
Y como es inevitable que cada vez que se juntan más de tres periodistas se entone un miserere, Arenas centró su intervención en el ocaso de un oficio. Tras un año de destrucción de empleo y cierre de cabeceras en la profesión, Arenas citó a Enric González -otro grande, ayer se mentaron los nombres de muchos grandes de lo que nos queda de periodismo-: "Hay cien millones de blogs en el mundo. Corremos el riesgo de que millones de voces inconexas hablen a millones de oídos inconexos". El secretario general de la FAPE está convencido de que "ninguna sociedad moderna puede subsistir sin periodistas, pero si los periodistas no hacemos bien nuestro trabajo, no entendemos nuetro objetivo en esta sociedad, seremos irrelevantes y la sociedad nos suprimirá".
En toda reunión de periodistas, no sé por qué, acabas yéndote deprimido a casa.
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