Perversiones gastronómicas

Soñar Vejer

  • La Judería en un restaurante gastronómico panorámico único en Vejer

  • Se percibe en Vejer una vocación por cambiar, por innovar, por explorar nuevos proyectos

Mario de la Juana, en su establecimiento.

Mario de la Juana, en su establecimiento. / DC

Taberna Restaurante La Judería de Vejer

Calle Judería 3A, Vejer de la Frontera

Vejer, quisiera llevarte en la palma de la mano. (Antonio Otero Seco, 1933)

Uno de los pueblos con más encanto de España, fachadas encaladas y calles laberínticas seenfrenta, sin complejos, a su propio futuro como destino turístico internacional. La convivenciapacífica entre vejeriegos de la Janda y centroeuropeos demuestra que es posible un turismosostenible sin pérdida de identidad. Hay que aprender de esta localidad jandeña, capaz detransformar su actividad económica. De ser un pueblo agrícola y ganadero a convertirse en unlugar disfrutado por todos.

Vejer reivindica su pasado, su patrimonio y sus costumbres estrechando lazos con su entorno.Ha trazado una estrategia que permite visualizarse como un enclave amable donde convivenlas clases creadoras con las productoras. Lo mismo te encuentras con alojamientos deensueño, que con una noche de las velas o un fantástico Festival de Jazz. Vejer es un pueblocon clase que es, según Manuel Vicent, una secreta seducción que emiten algunos individuos através de su forma natural de ser y de estar, sin que puedan hacer nada por evitarlo.

Gastronómicamente, siempre ha estado marcado por los excesos del cerdo y el lomo enmanteca como estandarte pero una vez superados los estereotipos, una generación de nuevoshosteleros y creadores han ido migrando hacia otra oferta más sutil y diversificada.Se percibe en Vejer una vocación por cambiar, por innovar, por explorar nuevos proyectos.Esta determinación es la que movió hace tres años a Mario de la Juana a emprender su caminoen la Taberna-Restaurante La Judería.

Entrada a la Judería. Entrada a la Judería.

Entrada a la Judería. / DC

El establecimiento está situado en uno de los callejones más hermosos del pueblo. En uncostado de la iglesia conventual renacentista de las monjas concepcionistas. El terremoto deLisboa de 1755 hizo peligrar la estabilidad del convento y hubo que construir unoscontrafuertes apoyados en el edificio vecino. Se realizó con una sucesión de arcos de mediopunto enladrillados que crean un punto de fuga a modo de túnel y una impresionante vista delpueblo al fondo con las estructuras cúbicas desordenadas de las casas blancas como montonesde sal cristalizada.

Realmente, este fotografiado callejón de la judería es el vestíbulo del establecimiento. Mariono ha emprendido un negocio hostelero sino que, verdaderamente, ha venido a retirarse aesta “costa de los náufragos”. Este joven utrerano de ojos azules y mirada tranquila viene alpueblo a compartir una vida creadora. Músico, percusionista, profesor, sumiller, poeta yviajero del mundo se asoma a uno de los balcones más inspiradores de Vejer.

Después de haber trabajado como jefe de Catering de un conocido Club de Polo decidiócambiar de vida y abrir, hace tres años, La Judería de Vejer. El establecimiento no tienepretensiones y no se ha dejado llevar por el exceso de sofisticación de ningún decorador demoda. Esto hace de la Judería un local amable pero con estilo. Al final del callejón y antes de entrar en la taberna aparecen en la pared pequeñas mesas tocineras de color blanco rotoideales para una copa de aperitivo.

Decorado con piezas de anticuario del Ángel Tinoco, el mayor coleccionista de radios antiguasdel país, tiene entre sus paredes varias láminas de Miguel Mateos, el Dr. Lápiz, otro utreranoque recrea ilustraciones del cine fantástico y de terror en localizaciones vejeriegas con unestilo pop art de la mejor tradición cinematográfica.

Vistas desde la terraza. Vistas desde la terraza.

Vistas desde la terraza. / DC

Aunque tiene varias estancias, todo lo que se cuente es poco para describir la terraza superiorque corona el local y convierte a la Judería en un restaurante gastronómico panorámico únicoen Vejer. Ahí arriba ya se respira un estilo bistró de regusto siciliano con impresionantes vistasque recuerda una cena en el Valle de los Templos de Agrigento.

Mario de la Juana está claramente enamorado de los vinos de Jerez y por eso también tieneuna tienda de vinos en su interior. Está asalvajado con Sanlúcar aunque también sabe apreciarla tradición vinícola de Vejer y en su carta hay buenos caldos de la cercana Bodegas Gallardo.Su oferta gastronómica es fresca, innovadora y original y tiene un precio medio de 35-40 eurospor persona abriendo todo el año.

Destacan el carpaccio de solomillo de retinto con lascas de queso Payoyo, reducción devermut, vinagreta de naranja y canónigos; los alcauciles salteados con langostinos al fino ypara terminar los entrantes, el queso fresco de cabra de Bolonia al carbón con mermelada deMoscatel, canela y naranja confitada.

La pata de pulpo con parmentier trufada ahumada con la combustión de madera de olivo es unacertado mar y montaña. Extraordinario el solomillo de Retinto acompañado de champiñonessalteados al ajo verde y patatas fritas. Termina la carta con postres asequibles como la PannaCotta de chocolate con licor de naranja.

Hay que regresar a Vejer para volverse a enamorar y no separarse de esta villa incrustada en lamontaña. Como sostiene Dostoievski, es al separarse cuando se siente y se comprende lafuerza con la que se aman pueblos de ensueño como Vejer.

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