Sigue la bronca en el Club Náutico
EL ATAQUE DE SOBERBIA DE LA JUNTA DIRECTIVA Y SU INDIFERENCIA POR EL INTERES
GENERAL DEL CLUB.
Nos desayunamos esta mañana con la noticia de que la Junta Directiva ha
decidido echar al hostelero que lleva el bar del Club.
Según se dice en acta enviada, se ha celebrado una "junta directiva
universal" en la que se toma por
mayoría (no dice de cuántos a favor y cuántos en contra), el acuerdo
resolver el contrato concertado con La Gamberra.
El motivo reflejado en el acta para justificar la toma de ese acuerdo es "el
chantaje del hostelero a la Junta Directiva" que se concreta en la decisión
que tomó el hostelero en el mes de julio de cerrar el restaurante.
No se relatan en el acta los hechos acontecidos en su totalidad y a lo mejor
es interesante conocerlos para poder valorar si la decisión de la Junta
Directiva está o no justificada.
Ahí va el relato completo:
Recordemos que, en los últimos partidos de la Eurocopa de fútbol, el
Presidente del Club y su (sedicente) asesor (el del pelo anillado, para no
confundirlo) estuvieron vendiendo botellines de cerveza a los socios que se
acercaron al Club a ver los encuentros.
Esa actuación contraviene frontalmente la estipulación OCTAVA del contrato
que el Club tiene firmado con el hostelero, en la que se establece que el
Club se reserva el derecho de utilización de los locales cedidos al
hostelero, si bien las consumiciones y el servicio serán realizados por el
hostelero con preferencia si cumple las condiciones que se establezcan en
cada momento.
El hostelero, que no había sido avisado ni consultado por los dos vendedores
de botellines, se enfadó, lógicamente, porque miembros de la propia Junt,
firmante del contrato, estuvieran incumpliendo descaradamente sus
estipulaciones y solicitó a la Junta una reunión para aclarar las cosas.
La Junta ignoró la petición del hostelero, le dio largas, lo ninguneó. Y el
hostelero ante tal actitud entendió que si el propio Club no estaba
dispuesto a cumplir el contrato, lo mejor sería cerrar y desistir. Y así lo
hizo: cerró con la intención de marcharse.
Pero la Junta (sorprendida?) reaccionó comprendiendo que dejar al Club
desprovisto de hostelería en el mes de julio era un disparate, y convocó al
hostelero a una reunión para arreglar las cosas y pedirle que no se fuera.
El hostelero accedió a tener esa reunión con los miembros de la Junta
Directiva pero rechazó que a la misma acudiera el (sedicente) asesor (del
pelo anillado) que al parecer quedó muy contrariado por tal circunstancia.
La reunión se mantuvo y el hostelero, aclaradas las cosas, consintió en
continuar prestando el servicio y así lo ha hecho, más o menos
satisfactoriamente, con buena aceptación por parte de los socios, hasta
ahora.
Y ahora, terminada ya la temporada de verano, el Presidente (y su asesor,
que es en realidad el que manda), consideran que ha llegado el momento de
vengarse del hostelero por lo que denominan "chantaje", y echarlo del Club,
aunque no tengan substituto que ofrecer.
¿Estamos asistiendo a un ATAQUE DE SOBERBIA del Presidente, su (sedicente)
asesor y el resto de la Junta Directiva que lo secunda, con total DESPRECIO
E INDIFERENCIA RESPECTO DE LOS INTERESES DEL CLUB Y DE SUS SOCIOS?
Yo diría que sí, puesto que no se aprecia ninguna razón objetiva que
aconseje prescindir de un hostelero que está dando respuesta a las
necesidades del Club y de sus socios.
Fdo. Observador atónito.
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