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Bicentenario

De Guadalajara a Cádiz

  • La ilusión y las buenas intenciones del principio, la polémica eterna en torno a Cuba, el "¿por qué no te callas?" y la espantada de Asunción en 21 años de Cumbres Iberoamericanas

Andrés Rodríguez (Paraguay), Alberto Fujimori (Perú), Carlos Salinas de Gortari (México), César Gaviria (Colombia), Fernando Collor de Mello (Brasil), Guillermo Endara (Panamá), Joaquín Balaguer (República Dominicana), el Rey de España, Mario Soares (Portugal), Rafael Calderón (Costa Rica), Rodrigo Borja (Ecuador), Alfredo Cristiani (El Salvador), Carlos Andrés Pérez (Venezuela), Carlos Ménem (Argentina), Felipe González (España), Fidel Castro (Cuba), Jaime Paz Zamora (Bolivia), Jorge Serrano (Guatemala), Luis Alberto Lacalle (Uruguay), Patricio Aylwin (Chile), Rafael Elías (Honduras) y Violeta Chamorro (Nicaragua). Estos jefes de Estado pusieron el primer ladrillo en 1991 en la mexicana Guadalajara de las Cumbres. Entonces había 525 millones de personas en esta comunidad iberoamericana, 75 menos de los que hay en la actualidad. También en 1991 había 21 estados y posteriormente se incorporó a Andorra en 2005.

Las cumbres iberoamericanas nacieron con el espíritu de unidad y el propósito de dar continuidad a un foro donde todas las naciones unidas por una herencia cultural de cinco siglos pudieran discutir y acordar sobre toda clase de temas.

En 1991 nadie podía imaginarse que Argentina, Brasil y México serían potencias emergentes en el actual año 2012 y socios de los países desarrollados en el G-20, que concentra el 90% del PIB mundial y el 80% del comercio.

En Guadalajara España y Portugal podían mirar por encima del hombro desde el punto de vista económico a la comunidad americana. Entonces los países del otro lado del Atlántico tenía una grave crisis de endeudamiento frente al boom que vivía los dos estados de la Península Ibérica. Hoy España y Portugal necesitan más que nunca a sus socios latinoamericanos para salir de la crisis.

En aquella primera cumbre mexicana se acordó entre otras cuestiones la creación de un fondo iberoamericano para el desarrollo de los pueblos indígenas. Como ese, después ha habido muchísimos a lo largo de las 21 cumbres que se han celebrado hasta ahora.

Una de las más importantes fue la que se celebró en Madrid en el fastuoso año de 1992 y con la celebración del V Centenario del descubrimiento de América como telón de fondo. Allí reinaba el optimismo por el fin de la guerra fría, los acuerdos de paz en El Salvador y la firma del Tratado de Maastrich para la creación de un mercado único en la Unión Europea y una unión política y monetaria.

En esa reunión se acordó una concertación política, una integración y cooperación en el ámbito económico. También fue la de la anécdota que protagonizó el entonces presidente, Fidel Castro, cuando en la cena oficial alzó su copa y brindó por el Rey de España, aunque declaró que él no es realista, "soy juancarlista".

Las cumbres iberoamericanas han sido testigo de la evolución, los logros, las preocupaciones y los problemas de los miembros de esta comunidad, de sus consensos y sus disenciones, de encendidas discusiones y reconciliaciones.

Pero de todas ellas la que se llevó la palma y tuvo una repercusión mundial fue la famosa frase del "¿Por qué no te callas?" que espetó el Rey de España, en presencia de Rodríguez Zapatero, al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, cuando éste no paraba de criticar al que ya era expresidente José María Aznar. Allí, en Santiago de Chile Cádiz fue elegida sede de la XXII Cumbre, pero los titulares se los llevó ese día la trifulca entre los dos mandatarios. Hay gente que dice que si la capital gaditana tiene suerte de vivir alguna anécdota como esa, multiplicaría exponencialmente el impacto de la Cumbre y pasaría a la historia, mucho más que por la declaración oficial que la cierra. Eso sí, en aquella cita de 2007 no hubo foto de familia.

Cuba ha estado casi siempre en el seno del debate en las Cumbres, aunque desde que Raúl Castro, hermano de Fidel, recibiera el poder hace cuatro años, no se le ha visto el pelo por este tipo de encuentros. En la V Cumbre en San Carlos de Bariloche en Argentina, los gobernantes iberoamericanos rechazaron de forma más o menos explícita el embargo de Estados Unidos contra Cuba, pero un año más tarde en Viña del Mar (Chile), defendieron en una declaración el modelo democrático frente al autoritarismo, en una referencia clara al régimen cubano.

Y es que los avatares políticos en la región siempre han tenido una gran incidencia en estas citas, y si no que se lo digan a la de Cádiz con la ausencia de la presidenta argentina, Cristina Fernández. Otro ejemplo se dio en Oporto en 1998 por la detención en Londres del dictador Augusto Pinochet por un solicitud de extradición emitida por España por cargos de tortura y genocidio.

En La Habana se aprobó la creación de la Secretaría de Cooperación Iberoamericana y los líderes de la región se comprometieron a fortalecer el funcionamiento de las instituciones democráticas y el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Tras los atentados del 11-S en Estados Unidos, en la XI Cumbre de Lima se acordó unir esfuerzos contra el terrorismo y se pidieron cambios en el sistema financiero internacional para ayudar a las naciones menos desarrolladas.

Sin embargo, la mayor crisis interna que afectó a la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno tuvo lugar el año pasado en Asunción (Paraguay), donde se ausentaron la mitad de los que estaban convocados. Esto ha hecho que se replantee la fórmula que se creó en 1991. La del año que viene en Panamá posiblemente será la última anual y a partir de ahí se harán cada dos años.

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