Fernando / Mósig

Los orígenes nobles de Lazaga

El origen del inmueble se relaciona con el linaje de los Sánchez de Ulloa

1. Introducción

La casa de los Lazaga -uno de los edificios más atractivos, espléndidos y representativos del patrimonio histórico-artístico isleño- ha vuelto a ocupar recientemente el interés informativo local con motivo de haberse acordado por el Ayuntamiento instalar en ella el Museo de Camarón de la Isla.

Ya en 2001, cuando el inmueble pasó a ser propiedad municipal, publicamos en este mismo medio una aproximación histórica sobre el mismo así como unos sucintos datos genealógicos sobre las familias propietarias. Ahora ampliamos aquellos datos con la publicación de este trabajo, que no tiene más intención que servir de utilidad a los isleños interesados en el mejor conocimiento del patrimonio histórico-artístico de nuestra ciudad.

Este artículo -que dividiremos en varias entregas- forma parte de un trabajo de mayor envergadura sobre varias familias y casas isleñas que estamos ultimando. Aquí trataremos de darle un sesgo ameno y divulgativo y, además, suprimiremos las notas a pie de página y referencias bibliográficas que contiene el original.

La casa se alza en medio de la sufrida calle Real, como pétreo y mudo testigo de la historia isleña. En realidad fue edificada inicialmente por los Pardo Sánchez de Ulloa, y a ellos perteneció durante los primeros 120 años de su historia (1764-1886). Desde 1886 fue propiedad de la familia Lazaga y a esta perteneció durante 115 años más (1886-2001).

Por lo tanto, para saber más sobre la historia del edificio, debemos estudiar necesariamente los datos de esos dos linajes. Los primeros fueron nobles hidalgos gallegos, afincados en Cádiz en el siglo XVIII, que ostentaron el título de Marqués de San Juan de Carballo. Los segundos, hidalgos vascos vinculados desde principios del siglo XIX a la Armada española, a su historia y a la de la ciudad de San Fernando.

Desde un punto de vista genealógico, ambas familias no tuvieron nada que ver entre sí. Pero desde un punto de vista histórico, les une -ya para siempre- la sucesión en la propiedad de la misma casa.

2. El mayorazgo y marquesado de Carballo.

Nuestra exposición se centra inicialmente en la figura de Antonio Sánchez de Ulloa y Taibo, vástago de un antiguo y noble linaje gallego, hidalgos notorios, con armas y casa solariega.

Nació en la parroquia de San Ciprián de Bribes, arzobispado de Santiago (hoy, municipio de Cambre, provincia de La Coruña) en 1714. Otras fuentes lo hacen natural del "Lugar del Pasaje, feligresía de Santa María de Oza, extramuros de la ciudad de La Coruña". Era hijo de Gregorio Sánchez de Taibo y de Lucía González de Castro. Él siempre se hizo llamar y usó como apellido "Sánchez de Ulloa Taibo", y no "Sánchez de Taibo y González de Castro", como sería según las reglas arbitradas posteriormente por la legislación civil del siglo XIX hoy vigentes.

El hidalgo coruñés dejó muy joven su tierra natal y se estableció hacia 1731, contando 17 años, en la entonces próspera ciudad de Cádiz, sede de la Casa de Contratación y del comercio con las Indias. Fue a vivir a casa de su pariente Francisco Antonio Pardo de Gago, vecino de la capital atlántica, con vistas sin duda a situarse en la vida bajo su protección. Los primeros datos que hemos hallado sobre él son ya tardíos y nos lo muestran empleado como maestre de naves. De hecho, consta en los primeros años de la década de 1750 como maestre de la fragata San Rosendo, alias "La Ninfa", con la que navegó a Honduras y a Cartagena en los primeros años de esa década.

Luego aparece ya como comerciante matriculado en el Consulado de Cádiz en 1751, es decir como miembro de la oligarquía mercantil gaditana. Efectivamente, nuestro Sánchez de Ulloa se hizo cargo de la firma mercantil "Pardo y Compañía", fundada por su referido pariente y establecida en el comercio gaditano con un capital de 50.000 pesos de a ocho reales de plata. Los detalles sobre la constitución y naturaleza de la compañía "Pardo" así como sobre la historia de su tráfico y negocios no nos incumben aquí. Y tan sólo señalamos su existencia porque es evidente que el noble hidalgo coruñés hizo fortuna en Cádiz y porque esa compañía fue indudablemente una de las fuentes económicas sobre las que se fundamentó su poder social.

El otro manantial del que brotaba su poderío socioeconómico fue el señorío y mayorazgo de San Juan de Carballo. Un mayorazgo, como es sabido, era un patrimonio constituido por un conjunto de bienes inalienables y reservados perpetuamente a favor de determinadas personas conforme a un orden sucesorio establecido por el fundador. Este mayorazgo en concreto había sido fundado en 1724 por su pariente Antonio Pardo de Figueroa, miembro también de un muy noble linaje gallego, señor y dueño de la feligresía y jurisdicción de dicho San Juan de Carballo, una parroquia eminentemente rural, agrícola y ganadera, en el norte de la actual provincia de La Coruña y comarca de Bergantiños.

El mayorazgo estaba dotado con una crecida hacienda (y sus tributos correspondientes), compuesta por fincas rústicas y urbanas en la parroquia y villa de San Juan de Carballo así como en otras parroquias y localidades de esa comarca gallega. A todo ello se fueron agregando otras propiedades en Cádiz, Isla de León y Chiclana.

La titularidad del mismo implicaba la posesión también de una serie de regalías entre las cuales se encontraban el nombramiento de jueces y capellanes en esa jurisdicción gallega, el patronato de ciertas obras pías, el derecho de sepultura en la iglesia de Nuestra Señora de Pastoriza y en la de San Cristóbal de las Viñas -inmediata a La Coruña- con su inscripción y lápida, así como el referido nombramiento de socios de la referida compañía mercantil "Pardo", que también formaba parte del mayorazgo.

En 1754 recayó en Antonio Sánchez de Ulloa la posesión de este vínculo con todos sus bienes, derechos y regalías. Por ello, él acostumbró desde entonces a anteponer a sus apellidos el de Pardo, no sólo en honor del fundador y para justificar su titularidad, sino por ser precisamente una de las obligaciones del mayorazgo. Así pues, a partir de entonces, se hizo llamar -y así figura en los documentos- Pardo Sánchez de Ulloa (o Pardo Sánchez de Taibo).

No acabó aquí el ascenso social de don Antonio "el Mayorazgo". Por Real Decreto de 11 de diciembre de 1765 se le concedió, además, el título nobiliario de Marqués de San Juan de Carballo, con vizcondado previo de San Juan. De este modo, en los documentos posteriores figura siempre como "Señor de la feligresía, jurisdicción, coto y vasallaje de San Juan de Carballo, en el Reino de Galicia, y Marqués del propio título". Este título fue usado por el interesado y sus sucesores como "San Juan de Carballo", aunque parece que su denominación oficial fue sólo "de Carballo", mientras que "San Juan" fue la denominación del vizcondado que se otorgaba previamente según las normas del derecho nobiliario entonces vigente.

Ostentando ya este título, sabemos que desempeñó igualmente el empleo de procurador mayor (1768-1769) en el gobierno local de la ciudad de Cádiz. Pero para entonces ya había puesto sus miras en la vecina y floreciente Real Isla de León -que se había segregado de la capital gaditana en 1766- y sobre la que proyectaba sus intereses. (continuará)

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