Con la Venia

Cuestión de pelotas. Por Fernando Santiago

CUESTIÓN DE PELOTAS. Se ha hecho ya célebre la frase pronunciada por Guillermo Francela en “El secreto de sus ojos”: “se puede cambiar de cara, de casa, de familia, de religión. Se puede cambiar de todo, pero no se puede cambiar de pasión” .La gente cambia hasta de opinión, ya lo dijo Keynes “si el mundo cambia, yo cambio de opinión ¿usted no?” , lo que ocurre es que nadie cambia de equipo de fútbol. Es algo que nos acompaña toda la vida con mayor o menor intensidad. El fútbol, ya se sabe, es lo segundo más importante de la vida o, lo más importante de las cosas poco importantes. Me pasó toda mi vida como a Eduardo Galeano “Era el mejor de todos, pero sólo de noche mientras dormía. Durante el día he sido el peor pata de palo que se ha visto en los campos de mi país". Yo soy del Atleti desde antes de nacer, es algo que no puedo remediar. Comprendo que ser de otro equipo te puede dar más satisfacciones, pero mi padre me hizo del Atleti así que lo llevo conmigo como seña de identidad de mi familia. Ya se sabe que la gente se hace del equipo de su padre o del equipo de su ciudad, son los dos motivos fundamentales para hacerse seguidor de un club. Un reconocido jurista gaditano, cuyo nombre voy a omitir para evitarle problemas, me dijo una vez que se hacían del Real Madrid los pobres diablos que no eran nada en la vida porque así se sentían ganadores en algún momento de sus tristes vidas. A mí siempre me llamó la atención que en Cádiz la gente pueda ser de dos equipos, del Cádiz y de un grande. Yo solo tengo uno, no sé cómo se pueden tener dos. Comprendo que ser cadista es muy sacrificado, quizás sea el motivo por el cual hay gente cadista y del Barça o del Madrid, porque así sacan pecho cuando pierde el Cádiz pero gana su otro equipo. No ocurre en ningún lugar del mundo, la gente suele ser de un equipo, salvo aquí que son de dos. Cadista, cadista, solo del Cádiz ,tan solo conozco a una persona, puede que haya más. Otra cosa es el fanatismo de los neocadistas, los que se hacen del Cádiz cuando está en primera. De hecho de los 18.500 socios que tiene el Cádiz, solo 8.000 lo eran en Segunda B, aunque nadie lo reconoce. Ahora todo el mundo dice que fueron cadistas de toda la vida, que iban con su padre a ver jugar al equipo contra el Mármoles Macael, que vieron a Machicha, a Mágico, a Villalba, Quino y Mané. Hay tantos cadistas de toda la vida como gente que corrían delante de los grises contra Franco, aunque el Dictador se murió en la cama. Nadie reconoce que cuando el equipo estaba en el pozo, se borraron. Ahora tienen la fe del converso, solo que muchos son de afición frágil, que dura lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks, que canta Sabina. Esperemos que el Cádiz se salve, aunque sea en el último partido. Fernando Santiago.

Con la Venia

Lawfare

En España hay 5.500 jueces que han pasado unas oposiciones muy exigentes y luego un curso. Puede haberse colado alguno que otro carente de capacidad o inteligencia emocional, como aquel Ferrán Calamita que quiso empapelar a unas chicas en Chiclana porque estaban dándose un beso en La Barrosa. Otro célebre está ahora en un juzgado de lo social. Por regla general el 99% son gente capaz, sensata que actúan bajo el imperio de la ley. El juez de Madrid que aceptó la demanda interpuesta por Manos Limpias contra Begoña Gómez basada en unos recortes de periódicos no estuvo muy acertado, debió tener días mejores. Pero un asunto así se resuelve en los tribunales, como hacemos todos. El abogado de Begoña Gómez tenía que haber interpuesto el recurso correspondiente y haber defendido a su clienta como a cualquier otro ciudadano, independiente de su relación de pareja. Es obvio que suena a lawfare, esa palabreja puesta de moda para definir las denuncias falsas. La usan mucho los de Podemos, que ponen cara de víctimas cuando ellos empezaron todo este proceso hace ahora 10 años, acusando a todo el mundo, haciendo escraches, rodeando el Congreso y cosas así. Cuando el proceso se volvió en su contra, se rasgan las vestiduras, al final lo que han hecho es tomar de su propia medicina.