Cuarteto

Este disfraz tiene delito

Localidad: Alcalá de Guadaira (Sevilla)

Letra: Jorge Gil García y Víctor Manuel Palacios Garrido

Música: Álvaro Palacios Garrido y Álvaro Doblas Mancera

Dirección: Víctor Manuel Palacios Garrido

el tipo. Un robo en la consulta de un vidente.

las coplas. Gatillazo del jurado que se veía venir de lejos. Agrupación de relleno en los cuartos de final. La culpa no es de ellos, sino de quien les hace repetir actuación por cubrir un hueco. La acción de este cuarteto alcalareño se traslada a una celda, en la que el murciégalo (el Panarra) y el cochino (el Chacina) son reclamados por un preso negro, que se quemó la piel en una cabina de rayos UVA, para escapar de la cárcel. Cuelan escasos golpes en una parodia que queda desangelada por las pruebas que el preso que  propone la fuga les pone para ganarse su confianza. El público, tan frío como si fuera de Soria. Esta vez, no cae ante los saltos y la interpretación de un repertorio pobrísimo.  Lo intentan con los chistes visuales con otro preso que llega embalado porque está envuelto en un plástico de burbujas. Pero ni por esas. Le dan a los cuplés, malos, con la compra de entradas para el Falla para que al final alguien se quedes  roncando en la butaca y la habilidad para puntear -y dar puntazos- del nuevo guitarra de la chirigota del Cascana. Arrancan más risas con  los porrazos que le dan a un policía que con sus parodias. 

 

EN PRELIMINARES

las coplas. Más interpretación que repertorio. Los nuevos tiempos.  La gente se ríe con esto. Y es el camino que se sigue trazando. El cuarteto alcalareño, que el año pasado dio la sopresa con el Perrichi al entrar en cuartos, repite la fórmula de hace un año. Les funciona porque el público se entrega con ellos. Dos ladrones, uno disfrazado de murciélago y otro de cerdo, entran en la consulta de un vidente para atracarle y, al final, lo sustituyen mientras que empiezan a llegar clientes. A partir de ahí, se disponen a echarle las cartas a un cartero, uno de varios chistes como el del cochino que se mete en todos los charcos. El respetable las celebra. Resulta más acertada alguna gracia como la del cerdo que se va a escapar a Marruecos, ya que allí "no corro peligro". Después, leen el futuro con gambas  -los langostinos serían más eficaces- a un comisario que busca la banda del disfraz. Se corta el sainete con dos cuplés flojos -¡el chiste de pedirle a una colombiana que se traiga un alijo y se trae al hijo!-.  Entre gitanos canasteros -¡otro chiste!- y monta de un pollo, el momento de cuando el murciélago es apuntado por un láser destaca sobre el resto. El público les despide gritando "¡cuarteto, cuarteto!" 

 

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