Cádiz

El vigía Tavira nunca tuvo silla de ruedas

  • La gerente de la cámara oscura espera desde 2005 la autorización para instalar un ascensor ante la imposibilidad de que personas con discapacidad física puedan subir a la torre

Los emprendedores y la burocracia no suelen tener buenas relaciones. A Belén González le ocurre con su cámara oscura de la Torre Tavira, que lleva el apellido del primer vigía que tuvo. Uno de los mayores atractivos turísticos de Cádiz se topa con un impedimento impropio del siglo XXI: la inaccesibilidad para personas con discapacidades físicas. La empresaria lleva luchando cinco años para que la torre vigía del antigua palacio de los marqueses de Recaño tenga un ascensor. No hay más que ver a los cruceristas que llegan a la ciudad para entender que un destacado porcentaje de las personas que visitan este enclave son mayores con los achaques propios de sus avanzadas edades.

Belén González sabe que la Torre no es un edificio cualquiera. Es un BIC (Bien de Interés Turístico) y, como tal, requiere de muchos trámites para sufrir cualquier transformación. "Hemos ido a la Consejería de Cultura, a la Comisión de Patrimonio, para solicitar el permiso. Allí nos dicen que necesitan el permiso del dueño del edificio, el Ayuntamiento. Y el Ayuntamiento nos dice que para dar el permiso necesita contar con la aprobación de la Comisión de Patrimonio. Pero, claro, la Comisión de Patrimonio necesita la autorización del Ayuntamiento... Es la pescadilla que se muerde la cola. Y así andamos desde el año 2005... como en un partido de Roland Garros", dice González. Admite la empresaria que el proyecto "es complicado y suscita opiniones encontradas, pero tenemos claro que la Torre Tavira debe ser un monumento accesible".

La emprendedora que trajo a Cádiz la cámara oscura hace algo más de 15 años defiende la importancia de "luchar por una ciudad accesible en todos los sentidos porque hay un sector creciente de la tercera edad que no podemos ignorar, al igual que el colectivo con discapacidad física". Muchos turistas no pueden subir a lo alto de la torre. Le ocurrió el sábado a Yohanna y Marty, matrimonio californiano que formaba parte del pasaje del 'Queen Elizabeth'' y protagonistas de un reportaje publicado en 'Diario de Cádiz' el domingo. "Cuando vienen preguntando por el ascensor da un poco de vergüenza, pero aceptamos los comentarios y críticas porque llevan razón", explica González. Mas la empresaria no ceja en su empeño "de dialogar y buscar una solución". Y pone como ejemplo otros monumentos BIC españoles que tienen ascensor, como "las mismísimas murallas de Ávila".

Esperando que acabe el partido de tenis entre Ayuntamiento y Junta, Belén González cuenta que aún no se ha hablado de la financiación del proyecto. "Eso será el segundo caballo de batalla. Por nuestra parte, no habrá ningún problema en colaborar, dentro de la medida de nuestras posibilidades, con la financiación. Es un proyecto para la ciudad, que perdurará más allá de la concesión administrativa que tenemos, pero entendemos que nosotros debemos colaborar, ya que en parte nos beneficiaremos de ello mientras tengamos la gestión de la Torre", reconoce. Si hay algo que caracteriza a Belén González es su tenacidad. Por eso asegura estar "convencida" de que algún día "alguien se dará cuenta de la gran importancia que tiene para Cádiz que la Torre Tavira tenga un ascensor. Y ese ascensor será un referente para todos, un referente del que todos nos sentiremos orgullosos. De cómo los sueños se pueden alcanzar y cómo una persona en silla de ruedas puede llegar a subir a la cota más alta del casco antiguo". La fe mueve montañas... y puede conseguir que incluso éstas sean accesibles.

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