Provincia de Cádiz

Valcárcel cerrado a cal y canto

  • Unos 40 agentes policiales hicieron ayer efectiva la orden de desalojo del edificio sin que se produjeran incidentes al encontrarse vacío · Numerosos activistas se acercaron al lugar y protestaron por la intervención

En unos minutos se puso ayer fin a casi siete meses de ocupación del edificio Valcárcel por parte de los activistas del movimiento 15-M. 

 

Ante la notificación de desalojo emitida por el Juzgado de Instrucción número 1 de Cádiz, unos cuarenta agentes de la UIP (antidisturbios), procedentes de Sevilla, y miembros de la UPR de la comisaría provincial llegaron pasadas las nueve de la mañana al antiguo hospicio. Les acompañaban la secretaria judicial y un representante de la empresa Zaragoza Urbana, propietaria última del inmueble. Se intentó abrir la puerta con unas llaves, pero resultó imposible. La cerradura había sido cambiada, por lo que la apertura se realizó a la fuerza, con ayuda de una maza que rompió la puerta. 

 

Algunas personas fueron testigos de esta actuación policial, y en cuestión de minutos decenas de curiosos y sobre todo de activistas que en estos últimos meses le han dado un uso cultural al Valcárcel se acercaron al lugar. Las redes sociales jugaron un papel importante en la inmediata difusión de la noticia. 

 

No obstante, nadie pudo acceder al edificio. Mientras la Policía Local controlaba el tráfico en la zona, una veintena de agentes nacionales se posicionó junto a la puerta de acceso al patio del equipamiento e inmediaciones, y solo permitió la entrada a los propietarios de los vehículos estacionados en el patio.  

 

Ante tal despliegue policial, una voz se alzó sobre los murmullos de las personas congregadas en la acera de enfrente del inmueble para gritar: "¡No somos terroristas, somos pueblo!". Y a esa exclamación, le sucedieron otras: "¡Cultura gratuita para todo el mundo es lo que hay en Valcárcel!"; "¡Valcárcel para el pueblo!"; "¡Recuperado mejor que abandonado!"; "¡Menos policías y más educación!".  

 

Pero también hubo personas que levantaron la voz para increpar e insultar a los agentes, imperturbables en todo momento. "¡Mendigo antes que madero!"; "Buscad a Urdangarín en vez de estar aquí parados, carajo!"; "¡Quitaos los chalecos que aquí no hay francotiradores ni na!"; "¡Esto que hacéis tiene un nombre, fascismo!"; "¿Ésta es la democracia que defendéis?". 

 

Los insultos se fueron incrementando por parte de algunos ciudadanos, pero alguien consiguió aplacar los ánimos con un "señores, podemos protestar pero sin faltar el respeto". Eso sí, fueron varias las personas que reprocharon a los agentes no llevar en un lugar visible su placa identificativa. El activista Jorge Saez se acercó a uno de los policías y le pidió, "por favor", que le mostrara su placa, pero éste le hizo caso omiso. Las placas quedaron al descubierto minutos después, cuando los agentes prescindieron del chaleco antitrauma que les cubría el pecho y la espalda. 

 

Mientras tanto, un camión con material de construcción accedió al patio y varios operarios comenzaron a trabajar en el interior del equipamiento tapiando algunos de los accesos de la planta baja y afianzando los cierres de las ventanas del primer piso. 

 

"Éste es el primer acto del Bicentenario, que se entere todo el mundo. Nos echan de un edificio al que se le está dando un uso cultural y en beneficio del pueblo. Pero yo me he llevado 19 años estudiando aquí, y por mucho que tapien sus accesos principales conozco otros sitios por los que entrar", compartió un joven, Daniel.  

El matrimonio formado por Inmaculada Guillén, de 57 años, y Pedro Láinez, de 64, también se manifestó: "Nosotros hemos colaborado con los miembros del colectivo de Valcárcel Recuperado. Hemos ayudado a limpiar y a arreglar cosas... El proyecto Valcárcel Recuperado ha merecido la pena, porque aquí se han realizado muchas actividades gratuitas para el pueblo de Cádiz. En verano, por ejemplo, varios profesores dieron clases particulares a niños y sin cobrar un euro; y nada de lo que se ha hecho ahí dentro ha sido en detrimento del edificio, sino todo lo contrario". 

 

En unas octavillas que repartieron ayer algunos de los activistas especifican que el inmueble "no está en ruina y no amenaza la seguridad de las personas, es más, en todo este tiempo el colectivo ha trabajado en su arreglo, mantenimiento y mejora, respetando el patrimonio". Asimismo, indican que "no se ha usurpado una propiedad porque el edificio no tiene propietario, y de tener uno es el pueblo de Cádiz, y es el pueblo quien lo ha recuperado y lo utiliza a diario". Y finalizan la nota recordando que el proyecto Valcárcel Recuperado alberga más de 10 talleres (teatro, danza, deportes de contacto, masaje, guitarra flamenca...), seis grupos de contenido (universidad libre, educación, biblioteca, oficina de ocupación, museo del carnaval...) y locales de ensayo para agrupaciones carnavalescas, además de dar cabida a numerosas actividades, como presentaciones de libros, recitales de poesía, música en directo, comedores populares... "todo totalmente gratuito". 

 

"Se sabía que más tarde o más temprano esto iba a pasar, pero deberían haber avisado a los miembros del colectivo para que sacaran las cosas, pues ahí dentro hay de todo: ordenadores, libros, juguetes, instrumentos musicales... Es una pena que vuelvan a cerrar este edificio que no es de nadie", lamentó la cantaora Leo Power. 

Pasada la una del mediodía, un agente se acercó a los activistas para informarles de que debían acudir al Juzgado de Instrucción número 1 para solicitar un permiso de acceso al inmueble y recuperar así los objetos y enseres. "¿Y por qué ese Juzgado no da la orden para detener a Urdangarín?, interrumpió una señora al policía, que no pudo contener la risa. 

 

Junto al Balneario se desplegó una pancarta con el lema: 'Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir", y en varios ocasiones los ciudadanos allí reunidos lanzaron proclamas a favor de una nueva acción: "Ante un desalojo, nueva ocupación". 

 

No obstante, algunos miembros del colectivo aseguraron al mediodía a este periódico no haber decidido aún ninguna actuación: "Nos reuniremos y ya veremos qué se hace, pero sería una pena que esto acabase aquí y así". Horas después anunciaron las convocatorias de una asamblea para las 17 horas y de una concentración a las 20 que se convirtió en manifestación y que recorrió varias calles del centro. 

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