El invento viral en un bar de San Fernando para frenar el viento
La peculiar técnica fue compartida por un usuario en redes sociales, llamando la atención de muchos seguidores
Ratas en este parque de Cádiz cercano a un pabellón donde juegan menores

Un camarero de un bar de San Fernando se inventó una manera de frenar el viento. Un cliente que allí estaba le agradeció el gesto y destacó el ingenio del hombre. Ese comentario, con foto incluida, en forma de tuit que no tenía ninguna pretensión acabó viralizándose. Un ejemplo más de que en redes lo esporádico, original y peculiar tiene repercusión.
El usuario en cuestión no dudó en tuitear cómo el camarero de un bar de San Fernando le "salvó" el almuerzo. Cuando el pasado Sábado Santo arreciaba el viento de oeste, algo frío, con rachas 48 kilómetros por hora, comer en un sitio a la sombra podría no haber sido una gran idea. Por suerte para este cliente, había soluciones. "Estoy en un bar y un camarero ha puesto así la sombrilla para frenar el viento que viene de ahí. Quiero dejarle una reseña pero es que cinco estrellas son insuficientes", escribió en un tuit.
El establecimiento en cuestión es el bar El Paquetera, tal como el mismo cliente dijo en redes sociales. En este caso, se trataba de una gran sombrilla de hostelería aguantada por otro soporte que hizo las veces de pantalla para minimizar los efectos del viento. El alcance que ha tenido esta publicación no era esperada por el autor, de ahí que este visiblemente perplejo ante la difusión obtenida. Asimismo, también destacó que en la calle la dificultad para andar era también causada por el efecto de la cera de las cofradías, que se había incrustado en el acerado.
En uno de los comentarios, se apunta a la posibilidad de que el invento estuviera excediendo los límites de espacio de una terraza. Algo que descartó el cliente de este bar. "La policía local apareció al rato, estuvieron midiendo y se fueron sin decir nada, supongo que porque estaba todo en orden y el establecimiento tampoco sobrepasó los límites estipulados ni los contratados por el negocio en sí", explicó. La mayoría de interacciones estaban destinados a quejarse sobre cómo esta sombrilla podía dificultar el paso de los peatones. Por lo que en repetidas ocasiones concretó que no había problemas para transcurrir por esa calle: "La perspectiva igual no ayuda, pero doy fe de que la gente tenía espacio de sobra para pasar".
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