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Verano

Historia en forma de cuplé

  • Cientos de personas interesadas en conocer cómo era Cádiz en los años cercanos a la redacción de 'La Pepa' se unen a 'La Ruta de la Libertad' todos los martes

Como no podía ser de otra forma en Cádiz, la historia de la Constitución de 1812 se cuenta entre cuplés, tanguillos y sobre todo risas, muchas risas. De la mano de los Pimpis de Cái, en La Ruta de la Libertad es posible conocer a fondo los lugares más significativos de la ciudad a principios del XIX y además, divertirse.

En la plaza de España, frente al Palacio de la Diputación, el que será uno de nuestros guías, el pimpi Jesús Gómez, explica el origen de su apodo: un personaje surgido en Cádiz que se ponía a disposición de todo aquel que atracase en nuestra ciudad.

Mientras busca la complicidad del público que se congrega a su alrededor (cerca de un centenar de personas), Iván Sibila y Manolo Ojeda terminan de formar el grupo de actores que narrarán parte de la vida de Cádiz en uno de sus episodios más destacados. Juntos, animan al público a cantar una breve estrofa sobre la ruta cada vez que deban cambiar de localización.

Frente al monumento a las Cortes de Cádiz nos presentan a la Pepi (representada por Isa Páez), la versión contemporánea de La Pepa de 1812, que se arranca a cantar por alegrías, mientras que los pimpis se animan a entonar un tanguillo.

Todo este ambiente festivo y carnavalero no impide que adultos y niños permanezcan atentos a la descripción del monumento y toda su historia.

Ya en la plaza de Mina, estos singulares guías narran el pasado en la plaza de Argüelles, recuerdan la importancia de las murallas de San Carlos en la defensa de la ciudad y recrean la procesión que recorrió la Alameda desde la iglesia del Carmen el mismo día que se promulgó la constitución a la vez que se entonaba el Te Deum. De nuevo reclaman colaboración, y piden a cuantos les escuchan rememorar la escena emulando el sonido de bombas, tambores y tarareando el Te Deum: "Napoleón, ¡que te deum!", gritan todos al final de la escena.

La ruta, a la que cada vez se le une más público, ocupa el centro de la plaza de San Antonio. Allí, el resto de los componentes de los pimpis, Juan Vargas y Juan Luis Soto, sacan guitarra y todo su arte para entonar unos cuplés, siempre animados por gaditanos y visitantes llamados por la curiosidad. La calle Ancha y el Mentidero son otros de los lugares históricos que ocupan el repertorio de Los Pimpis de Cái.

El final del camino llega junto al simbólico oratorio de San Felipe Neri, donde hace su aparición el único francés que se quedó en Cádiz. Se acerca la despedida, que en ningún caso puede ser triste cuando la Pepi canta tanguillos y baila ante el jolgorio de los espectadores.

Esta iniciativa, respaldada por la Diputación de Cádiz dentro de las actividades conmemorativas del bicentenario Cádiz 2012, surgió de la mano del gaditano Juan Luis Soto Velázquez. Tras él se encuentra un grupo de personas que trabaja en la documentación histórica de los hechos que tuvieron lugar alrededor de 1812 y los ingeniosos guiones que los enmarcan.

El año pasado este grupo se dio a conocer entre los turistas por organizar otras visitas guiadas a los rincones más bellos de la capital gaditana.

El éxito que está teniendo la Ruta de la Libertad se puede palpar todos los martes a las 20.00 horas. El único requisito: estar abierto a la risa.

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