Diario de una gran hazaña | Epílogo
Así acabó una gesta que hizo cambiar el concepto del mundo
Diario de una gran hazaña | Capítulo 66 (10 de enero de 1522)
La primera, en la frente. Apenas 19 días después de que la nao Victoria partiera de Tidore al mando de Juan Sebastián ElcanoVictoria , la única nave que queda operativa de la flota de las especias se ha visto obligada a fondear de nuevo. Un fortísimo temporal que se ha prolongado durante 12 interminables días no sólo ha frenado la navegación en busca del océano Índico sino que además ha causado daños de diversa consideración en ambos costados de la embarcación, lo que obliga a una reparación de urgencia.
Fue ayer, 9 de enero, cuando Elcano ordenó fondear en la pequeña isla de Mallúa, que está ubicada apenas a un par de jornadas de navegación de Timor, la última población de cierto renombre antes de que la nave de la Armada Española llegue al fin a mar abierto y pueda comenzar a cruzar el Índico con rumbo oeste.
Fue el pasado 21 de diciembre de 1521 cuando la Victoria zarpó de Tidore, la ciudad más importante del archipiélago de las Molucas. A bordo lleva casi una treintena de toneladas de especias, 47 españoles y 13 indígenas que están ayudando a pilotar la nave a través de tantas islas y tantos arrecifes como se están encontrando a su paso. Detrás en Tidore se ha quedado otro medio centenar de españoles pendientes de reparar los graves desperfectos que presenta la Trinidad para luego reemprender igualmente el camino de vuelta a casa pero en dirección distinta, volviendo por el océano Pacífico para intentar alcanzar Panamá.
Los daños en la Trinidad muy poco tienen que ver con los de la Victoria. No obstante, el embate de las olas y algunos golpes con los arrecifes, producidos durante su travesía por el llamado Mar de Banda han llevado a un precavido Elcano a tomar la decisión de fondear. Durante algunos días, y gracias a la mucha cera que han encontrado en esta isla de Mallúa, podrán calafatear la madera del casco de la nave y dejarla en condiciones para lo que se presume que será una dura travesía por el Índico. Y todo eso, además, en una nave que está ya muy castigada en su estructura tras casi dos años y medio en la mar.
En Mallúa los españoles han sido recibidos inicialmente con hostilidad, aunque la aclaración de que su presencia va a durar poco tiempo parece haber tranquilizado a la población indígena. Mallúa se ha presentado ante los españoles como una isla con mucha comida porque hay gallinas, cabras, cocos y pescados. Pero hay un peligro: algunos indicios apuntan que los nativos pueden ser caníbales, por lo que Elcano ha ordenado a la tripulación que extreme sus medidas de seguridad mientras estén en este enclave de Indonesia.
Si la flota de las especias vivió la Navidad de 1519 y la llegada del nuevo año costeando el continente americano en aguas del Atlántico, un año después estaba cruzando el Océano Pacífico y ahora, la Navidad de 1521 y la llegada de 1522, le ha cogido buscando otro Océano, el Índico, y en medio de un fuerte temporal.
La tempestad que han sufrido ha sido de tal envergadura que durante la misma la tripulación le hizo una promesa a la Virgen de la Victoria que se venera en la iglesia del mismo nombre en el barrio sevillano de Triana. Si salían vivos de ese trance y lograban regresar a España, toda la tripulación iría en procesión y portando cirios para postrarse ante la Virgen que dio nombre a esta nave en señal de agradecimiento.
Ahora en Mallúa los supervivientes de la flota de las especias esperan poder cumplir esa promesa. Sería la señal, además, de que se habrían convertido en los primeros hombres en completar la primera vuelta al mundo.
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