Diario de una gran hazaña | Capítulo 20 (22 de junio de 1520)

Primera muerte por enfermedad en la flota de Magallanes

  • Un tonelero sevillano pierde la vida durante el confinamiento en la Patagonia debido al intenso frío que la expedición está soportando

Cartel existente en Puerto San Julián, en la Patagonia argentina, en el que se recuerda la llegada de la flota de Magallanes hace ahora cinco siglos.

Cartel existente en Puerto San Julián, en la Patagonia argentina, en el que se recuerda la llegada de la flota de Magallanes hace ahora cinco siglos. / Juan Clavero

Hace cuatro días, el 18 de junio de 1520, la flota de Magallanes que sigue confinada en la Bahía de San Julián, en el cono sur de América, ha sufrido una baja más. Es la décima que suma la expedición desde que partiera de Sanlúcar de Barrameda hace ahora nueve meses, pero la novedad es que ésta ha sido la primera víctima mortal que se produce debido a una enfermedad.

El fallecido ha sido un tonelero sevillano que formaba parte de la tripulación de la nao Concepción, que se encuentra sin capitán desde que Gaspar de Quesada fuera ajusticiado en el motín que Magallanes logró sofocar el pasado 1 de abril en este mismo enclave de la Patagonia.

Todo apunta a que el fallecimiento de este tonelero está motivada por el intenso frío que viene soportando la expedición y que obligó a buscar refugio en esta bahía hace ya casi tres meses. No se puede decir que los hombres que conforman la flota de las especias hayan pasado hambre desde que zarparan de Sanlúcar. Es verdad que no ha habido muchos dispendios gastronómicos y que han tenido que adaptarse a algunas restricciones que ha habido durante la navegación, pero las estancias en tierra (primero en Canarias, luego en Río de Janeiro y ahora en la Bahía de San Julián) han permitido ir llenando las despensas.

Este hecho invita a pensar que es el frío el causante de esta última baja, y el propio Magallanes es consciente de que en las próximas semanas pueden ir cayendo algunos hombres más que presentan los primeros síntomas de debilidad. Con temperaturas muchas veces bajo cero y con una humedad que acrecienta la sensación de frío, la flota sigue haciendo frente como puede al invierno austral. Además, la climatología actual no invita a pensar que a este confinamiento le quede poco tiempo.

Mientras tanto la expedición sigue dividida porque aún no ha regresado a este refugio improvisado ni la tripulación de la nao Santiago que se hundió un poco más al sur, cerca de la bahía de Santa Cruz, hace exactamente un mes, ni el destacamento que Magallanes ordenó que fuera a pie para auxiliar a los supervivientes del naufragio.

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