Visto y Oído

Octubre

Lo que ha sucedido en este octubre y lo que se vaya a producir de aquí al menos a enero pasará con letras gordas a todas las wikipedias y a los análisis de los historiadores para explicar qué fue del siglo XXI de España, a la altura de esos conflictos que pusieron a nuestro país en los cruces del destino. Para la posteridad, y por ahora para la propaganda y los sesgos interesados, quedan miles de imágenes que cuentan (o interpretan) los hechos con una abundancia de documentación impensable en otros tiempos decisivos. Por contar, hasta tenemos las reacciones personales en las nubes de millones de ciudadanos.

De todo el ruido potente de estas semanas la audiencia se ha decantado con interés por La Sexta, que ha terminando este octubre para la historia de todos con un 9%. Una cifra que aunque no suene a nada revela el acierto de la cuadrilla de Ferreras por encima de la cadena pública que de haber hecho los deberes antes y mejor no habría cedido tanto sitio.

Partidismos, retintines y contertulios grimosos aparte, el público ha respaldado la cobertura de La Sexta por extensión y por intensidad. Se cuenta mucho y también se cuenta bien, con reporteros situados en los meollos y una tertulia de análisis espectadora guiada por Ferreras, extrovertido en las transiciones y agudo lector de lo que pasa. Si a eso le añade dramatismos (músicas, pausas) el periodismo que pregona se rellena de efectismo.

Muchos de los que sintonizan con La Sexta en estos días no comulgan a pies juntillas con las ideas y los modos, pero optan por la cadena que más y tal vez también mejor está contando el berenjenal catalán. Los abogados, por ejemplo, lo saben. A La 1 le habrá faltado dedicación, pero también necesitaría de un hilo conductor, un líder de su discurso informativo que lleve de la mano a los espectadores por todos estos acontecimientos que nos desasosiegan entre la preocupación, la indignación y la responsabilidad.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios