Hace 40 años Dallas era el gran fenómeno televisivo entre los españoles. Su protagonista era el personaje más odiado (tanto como admirado), cuando apenas había un puñado de ficciones (ninguna diaria) en la parrilla de TVE, con dos canales y muy pocas horas de emisión.

Ese personaje se llamaba John Ross Ewing junior, pero todo el planeta le llamaba J.R. Y cosas aún peores. El fallecido actor Larry Hagman en la vida real era titladado de muy buena persona pero incluso tenía que esquivar agresiones en las calles estadounidenses, cuando se le acercaba algún espectador que odiaba al malísimo de Dallas, serie producida por Lorimar (Con ocho basta) para una de las grandes del mando analógico de EEUU, la CBS. En el Rancho Southfork. J.R., el crápula tejano, era el  meollo del primer serial de lujo, género que inundaría los años 80 junto a  sus primos culebrones latinoamericanos.

A Dallas le acompañarían  Dinastía o Falcon Crest, todas ellas envejecidas a ritmo de mayonesa puesta al sol.  Cuando nadie hubiera imaginado la existencia de las plataformas en streaming series como la de J.R. llegaron a emitirse en más de 100 países, todo un logro por entonces, y doblada a 70 idiomas (incluido el gallego, el catalán y el vasco porque Dallas fue el primer gran éxito de las cadenas autonómicas a mediados de los 80 ya que fue el primer filón que perdió TVE, acostumbrada hasta entonces a su cómodo monopolio). Dallas  incluso traspasó el Telón de Acero y fue una de las palancas que se cargó el régimen del dictador rumano Ceaucescu en 1989. En plena crisis de abastecimiento los dirigentes rumanos creían que al programar Dallas en su parrilla de tres horas el estilo americano horrorizaría a sus paisanos. Y se produjo justo el efecto contrario.

Dallas se estrenó en Estados Unidos en 1978, éxito que llegó al mercado internacional de inmediato aunque los directivos de Prado del Rey no tuvieron olfato en principio con los Ewing- Dallas se programó los martes por la noche, en 1979 en la arrinconada Segunda Cadena, cuando era llamada como el  UHF, por su frecuencia de emisión, La primera temporada pasó sin llamar la atención, hasta que en el verano del 80, Dallas y la fanfarria de su cabecera, apareció en el horario estelar de la primera cadena, de La 1. La repercusión fue fulgurante y se calcula que cerca de veinte millones de españoles seguían cada capítulo de J.R., su viperina mujer, Sue Ellen (Linda Gray), recuperada de su alcoholismo; su hermano, el bueno de Bobby (Patrick Duffy); y la esposa de este, Pamela (Victoria Principal), hermana del enemigo de J.R., Barnes. La matriarca (Barbara Bel Geddes), asistía compungida a los navajeos, mientras cuidaba de que no se terminara de descarriar su nieta Lucy (Charlene Tilton). El patriarca John Ross senior, árbitro del cotarro, apenas apareció durante los primeros capítulos al fallecer el actor Jim Davis.

La originaria Dallas (356 capítulos que finalizan con un incógnito disparo a J.R.), aguantó mal el tiempo y la serie es más recordada por la canción de Pepe Da Rosa y por las parodias cinematográficas que el propio humorista sevillano encabezó en los años del destape ochentero. El serial norteamericano, decayendo, se extendió hasta 1991 y sus actores protagonistas, encasillados, no volvieron a saborear el éxito que manó de los pozos petrolíferos. Su secuela en 2012, con tres temporadas, fue de lo más prescindible. En esas se murió de verdad J.R., Harry Lagman fallecía en Dallas en 2012 a los 81 años.

Larry Hagman, J.R., en el rodaje de la serie andaluza 'Somos cómplices' que no llegó ni a la semana de emisión en Antena 3

Al veterano actor le dio tiempo tres años antes a participar en la factoría de Arrayán, Linze TV, en Coín. Participó en una serie en pleno éxito del serial de Canal Sur producido por Eduardo Galdo y era el padre del protagonista de Somos cómplices, serie diaria para Antena 3.  Hagman aparecía brevemente en aquella serie y sus escenas se grabaron en un yate atracado en Puerto Banús. El septuagenario actor estadounidense estuvo encantado con aquel rodaje andaluz ya que había visitado como turista la Costa del Sol.

En septiembre de 2009 se estrenaba Somos cómplices en la sobremesa de Antena 3 y no entusiasmó en principio a la audiencia y al tercer capítulo (con un 6,3% de cuota) se tiraron al desván el casi centenar de episodios grabados. Decisiones de entonces. La historia protagonizada por Cristina Peña y el neerlandés Martijn Kuiper no llamó la atención. Y ni la presencia de Hagman permitió que atrajera la atención sobre esta historia. Kuiper encarnaba a un joven yanqui, Harvey Slater, a quien su padre le desvelaba poco antes de morir que su auténtica familia biológica está en España. Al llegar a oídos la historia a una pandilla de timadores intentan pasarse por la familia del despistado estadounidense.