Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Sociedad

El fin del mundo puede esperar

  • El éxito del acelerador del CERN ha acallado las teorías apocalípticas sobre el experimento.

El CERN no sólo ha batido este martes todos los récords de energía en choques de partículas, sino que además ha hecho saltar por los aires los augurios de quienes profetizaban que el acelerador LHC provocaría un desastre de proporciones apocalípticas. Pero, para la Física, el fin del mundo puede esperar.

Al filo de la una de la tarde, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) conseguía generar en Ginebra (Suiza), a 100 metros bajo el suelo, las condiciones más parecidas a los instantes iniciales del Big Bang que la ciencia haya logrado hasta ahora, tras hacer que chocaran casi a la velocidad de la luz dos protones cargados con 7 teraelectronvoltios (TeV).

"Empezad a celebradlo, no sea que nos pille el agujero negro", brindaba, con sorna, en Santander una de las personas que ha seguido el experimento desde el Instituto de Física de Cantabria (IFCA).

Parte de los investigadores del IFCA llevan 15 años dedicados al los preparativos del LHC y han acumulado tanta experiencia en la materia, que el CERN les ha asignado la coordinación para España de la siguiente generación de aceleradores de partículas, el ILC.

Profecías incumplidas

Hoy, mientras seguían vía internet el experimento, pocos podían evitar acordarse de las profecías que se han vertido en los últimos años sobre el LHC con más o menos envoltura científica. Incluso el astrofísico Xavier Barcóns, todo un experto en agujeros negros, bromeaba con el tema con un vicerrector y un par de periodistas.

Pero el agujero negro que presuntamente iba a engullir a la Tierra no se formó, ni por supuesto las partículas de materia extraña (strangelets) que amenazaban con cambiar toda la materia conocida en el planeta en una reacción en cadena imparable, ni tampoco las temidas partículas de un solo polo magnético.

"Es lo que pasa a veces cuando uno mezcla cuatro ideas científicas reales con otras cosas que no lo son. Es fácil crear miedo, pero todo se basaba en nada", resume el director del IFCA, Francisco Matorras, que "ha leído de todo" en los últimos años sobre el acelerador LHC, como su colega en Ginebra Teresa Rodrigo.

Los tres supuestos citados -con sus consecuencias catastróficas- figuraban en la demanda que el español Luis Sancho y el estadounidense Walter Wagner presentaron hace dos años en un tribunal de Hawai (EEUU) para pedir que prohibiera al CERN arrancar el LHC, convencidos que suponía una amenaza para la Humanidad.

El CERN está acostumbrado a lidiar con todo tipo de augurios pseudocientíficos y fantasías literarias, como cuando Dan Brown hizo que medio mundo se fijara en su trabajo con la novela -y película-Ángeles y demonios, en la que sus científicos producen una bomba de antimateria utilizada para destruir el Vaticano.

En aquella ocasión, también personal del IFCA se ocupó de aclarar en España que Dan Brown hablaba de algo real, la antimateria, pero patinaba en los cálculos al manejar una cantidad tal -un cuarto de gramo-, que para producirla hubiera sido necesario que el CERN llevara 125 millones de años trabajando en ello.

Experimento transparente

Para el estreno del LHC, el CERN ha practicado una política de puertas abiertas y todo el mundo ha podido seguir hoy el experimento en directo en una emisión de televisión por internet.

Antes, ya había presentado un informe de seguridad en el que rebatía los augurios de Sancho y Walters y también otros muchos supuestos desastrosos, como el peligro que, para algunos, suponían los rayos cósmicos que iba a generar el LHC o la hipótesis de que podía formarse una burbuja de vacío. Y, por si alguien quedaba sin convencer por los razonamientos, aportaba el argumento de autoridad de varios premios Nobel y de eminencias como Steven Hawking.

Sin embargo, también desde la propia ciencia llegaron algunas teorías curiosas, como las que formularon hace seis meses Holger Bech Nielsen, del Instituto Niels Bohr de Copenhague, y Masao Ninomiya, del Instituto Yukawa de Física Teórica de Kyoto (Japón).

En una hipótesis de la que se hicieron eco varios medios internacionales de prestigio, como The Times, Nielsen y Ninomiya planteaban que si el LHC había tenido un expediente tan accidentado hasta esa fecha (varios fallos, una avería, incluso la detención de uno de sus científicos por supuestas relaciones con Al Qaeda) no era sólo por mala suerte, sino porque producía consecuencias "aborrecibles para la naturaleza".

Y, cargados de matemáticas, teorizaban que el éxito del LHC provocaba tales paradojas en el futuro, que la secuencia de acontecimientos se restauraba y el acelerador fallaba. De la misma manera, decían, que uno no podría viajar al pasado para matar a su abuelo, porque eso implicaría que no habría nacido para hacerlo.

"Era muy curioso, decían que había una especie de lazo temporal que hacía que del futuro viniera algo que impedía que funcionase. Parece ser que ya hemos demostrado que eso tampoco es correcto", apuntaba hoy Francisco Matorras.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios