La víctima de la captación era trabajadora sexual en el camí Caminàs de Castellón, donde conoció al hombre que posteriormente la secuestró.

En un primer momento, él contrató sus servicios sexuales, tras lo cual le pidió a la chica que lo acompañara, a lo que ésta se negó. Sin aceptar un no por respuesta, el hombre la agarró por la fuerza y contra su voluntad y la introdujo en su coche mientras le asestaba puñetazos.

Al parecer, le ató las manos y se la llevó fuera de Castellón, donde la encerró en una vivienda. En esa casa la víctima sufrió diversas agresiones físicas y amenazas de muerte, así como varias agresiones sexuales, según ha relatado.

El hombre le quitó el teléfono para que no pudiera pedir ayuda, le dijo que la mataría si intentaba huir de la casa y la trató de desestabilizar insistiéndole en que nadie la buscaría por el hecho de ser una mujer que ejercía la prostitución.

Después de más de 48 horas de retención ilegal y en un descuido del presunto secuestrado, la mujer consiguió escapar de la vivienda en la que había sido encerrada y pedir auxilio.  Fueron varias personas las que acudieron en su ayuda después de haber sufrido golpes y violaciones.

Al darse cuenta de que la chica no estaba, el captor se montó en su coche y se fue a buscarla a la zona en la que la había secuestrado. Al verla se bajó del vehículo y le dio una paliza.

Por suerte, varios vehículos fueron testigos de la agresión y pararon sus coches para socorrer a la mujer, dando también aviso a las autoridades de lo sucedido.

El agresor, de 38 años, fue arrestado por efectivos municipales y trasladado a los calabozos de la comisaría de la Policía Nacional, que se hizo cargo de la investigación del caso. Actualmente se encuentra en la comisaría a espera de pasar a disposición judicial.

Todo parece indicar que será hoy, día 24 de marzo, cuando lo haga, agotando las 72 horas que tienen de margen los investigadores para ello.

Aunque será la autoridad judicial quien deba determinar los delitos de los que se le acusa al detenido, podría enfrentarse a una condena por retener a una persona contra su voluntad, agredirla sexualmente y proferirle lesiones y amenazas.