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El agro y los huertos solares

Pueblos de la Sierra piden tener voz en las energías renovables

  • Ayuntamientos reclaman una regulación para las plantas en cuanto a ubicación y potencia que aminore impactos. Dicen que no pueden maniobrar porque los proyectos llegan aprobados

Un huerto solar en un municipio de la Sierra, junto a un campo de cereales de la zona.

Un huerto solar en un municipio de la Sierra, junto a un campo de cereales de la zona. / D.C.

La Sierra comienza a despuntar como potencial zona para la producción de energías renovables, sobre todo, las relacionadas con el sol. Y pequeñas y grandes compañías se fijan en fincas agrícolas como destino para montar sus sistemas. Uno de los últimos proyectos es el de la alemana Viridi, que está tramitando una planta de hidrogeno verde, a partir de un huerto mixto de placas fotovoltaicas y sistema eólico, para la producción de este combustible en una finca de más de un centenar de hectáreas, en Arcos. O la misma Iberdrola, que levantará también una planta fotovoltaica para autoconsumo en las inmediaciones de la central de ciclo combinado que tiene en Arcos.

Hay, además, otras iniciativas como los huertos solares, que está abriendo un debate sobre su regulación, en el que algunos Ayuntamientos de la Sierra quieren tener voz. Los llamados huertos fotovolatico solares, que no superan una potencia de 10 megavatios (Mw), siembran ya algunas fincas de la comarca, que han visto un recurso en este negocio verde. Así algunos terrenos agrícolas están cambiando su fisonomía del cultivo tradicional al de las placas o incluso, en algunos casos, conviven ambas actividades. Algunos Ayuntamientos serranos admiten esta tendencia, pero advierten que es necesario una regulación exhaustiva de estos llamados huertos solares en todos sus sentidos, en potencia, en ubicación e impacto ambiental porque, a día de hoy, a estas instituciones municipales llegan los proyectos promovidos por empresas prácticamente tramitados y aprobados por la Junta de Andalucía, a falta de los permisos de construcción y puesta en funcionamiento.

Y es que a distintos municipios de la Sierra están llegando proyectos de huertos fotovoltaicos si estos núcleos urbanos cuentan con una subestación eléctrica que tenga capacidad de descarga de megavatios. Eso es fundamental y por eso las empresas que promueven estas pequeñas plantas demandan terrenos en los entornos cercanos a estas subestaciones para aminorar costes.

“Queremos energías renovables, pero no energías que terminen cambiando la realidad paisajística de los pueblos. No nos gustaría que las generaciones futuras vean placas donde antes había olivos porque eso no da empleos y no va en consonancia con el desarrollo que buscamos”, reflexiona un responsable público de Algodonales. Por eso, algunos Ayuntamientos de la comarca quieren realizar modificaciones puntuales en sus planeamientos como el de Algodonales para especificar dónde se han de poner este tipo de plantas o el de Villamartín que ha aprobado en pleno un acuerdo para que se regule más la actividad y los Ayuntamientos puedan decidir y tener peso sobre ellas. “Las de menos de 10 megavatios son llevadera en comparación con las macroplantas de hasta 200 Mw, pero demandamos que haya una normativa para estos huertos que regule sitios, usos, potencia... Mañana cualquier empresa puede montar un huerto solar en una finca que compre porque es legal. Lo tramita con la Junta de Andalucía, ésta lo autoriza y cuando llega a nosotros estamos obligados a dar licencias porque ha cumplido todos los trámites. Los Ayuntamientos no tenemos herramientas en este campo”, explica el alcalde de Villamartín, Juan Luis Morales, poniendo voz al sentir de otros regidores de la comarca serrana.

Hasta el Ayuntamiento de Algodonales ha llegado, por ejemplo, un proyecto madrileño para levantar una planta de entre 5 y 7 megavatios, en una superficie de siete hectáreas, cerca de la zona de Madriguera. Y desde hace diez años, hay un huerto solar de 17.000 metros, en la cubierta de una nave propiedad de la cooperativa local, donde antes estaba la antigua orujera, con 2,3 megavatios de potencia con punto de evacuación en el centro de transformación local.

El huerto solar que entrará en breve en funcionamiento en Villamartín. El huerto solar que entrará en breve en funcionamiento en Villamartín.

El huerto solar que entrará en breve en funcionamiento en Villamartín.

En Villamartín, cerca de la subestación eléctrica del pueblo y de uno de los accesos de entrada, se levanta una planta fotovoltaica de 9 megavatios de potencia que, tras cuatro años de tramitación, se pondrá en breve en servicio. La superficie de módulos es de aproximadamente 69.120 metros cuadrados. Hay, al menos varios huertos más diseminados por este término municipal de la Sierra. Estos proyectos serranos están lejos de lo que supone, por ejemplo, las plantas fotovoltaicas de Jerez como Las Quinientas, de 90,7 Mw o la Cartuja de 46,8 Mw. O las dos de Puerto Real, una de 133,57Mw y otra de 49,9 Mw.

Así que el tímido despunte de plantas fotovoltaicas en la comarca abre un debate sobre los impactos que podría tener. El regidor villamartinense muestra, por ejemplo, su postura: “La energía verde fotovoltaica tiene que partir de la clave del autoconsumo y no del negocio. Creo que el Gobierno central y la Junta de Andalucía no han enfocado esto puesto que hay que promocionar el autoconsumo. Tiene que haber placas solares, pero yo tengo que tener las mías en mi casa, tú las tuyas en tu vivienda, y el que construya una nave en la suya. Esto hay que regularlo correctamente y que los códigos técnicos de construcción tengan que recoger el autoconsumo de forma obligatoria. Si esto se regulara así estaríamos los particulares montando placas solares que nos ayudarían a tener una factura doméstica más barata”, expresa el andalucista Juan Luis Morales.

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